¿Traición a la libertad de prensa o “chilling
effect”? Cualquiera pensaría que lo que trascendió anoche es ambas cosas: una
estocada el periodismo y un aviso para que los demás se cuiden. Por eso es que
el carpeteo sin precedente que le hizo la administración de Obama a la agencia
de noticias Prensa Asociada (AP) ha dejado en profundo estado de shock a la
inmensa mayoría de la prensa americana.
Durante dos meses el Departamento de Justicia
encabezado por Eric Holder, interceptó y recopiló en secreto los registros
telefónicos de todos los periodistas y editores de las oficinas de Prensa
Asociada en distintas ciudades, lo que el presidente de la AP, Gary Pruitt, catalogó
como una “intrusión masiva sin precedentes”.
El objetivo del gobierno con las grabaciones
telefónicas era descubrir al “chota”, o al que filtra información a los
periodistas sobre temas que el propio gobierno cataloga como de seguridad
nacional relacionada a una investigación que publicó la AP. La investigación
periodística era sobre una operación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA)
en Yemen que frustró un atentado en mayo de 2012.
Esta situación va a la raíz de lo que es la relación entre los periodistas y sus fuentes confidenciales, así como lo que es el libre flujo de información y la libertad de prensa. Por un lado, el periodista necesita sus fuentes anónimas para informar al público, por otro el público tiene derecho a conocer o a estar informado, y por otro, el gobierno a velar por la seguridad nacional. El problema está en que el gobierno no puede abusar de su poder limitando el acceso de la prensa, que es uno de los pilares de la democracia americana. Ahí es que radica la controversia, pero va más allá. Va al tema de que el gobierno de Obama está haciendo lo mismo que le criticó a su antecesor, la administración de George Bush.
Sectores de la prensa que siempre respaldaron a
Obama, por eso anoche lucían sorprendidos y hasta dolidos. El tema fue el eje
de todos los medios noticiosos. Anoche los noticiarios de todos las cadenas
televisivas - CNN, ABC, NBC, CBS, Fox - y en prácticamente todos los medios
impresos y online el tema era denunciado como un peligroso atentado a la
libertad de prensa y de expresión, pilares fundamentales de la Constitución de
los Estados Unidos.
Además de revelar todas las comunicaciones que
tuvieron más de 100 periodistas de AP con sus fuentes confidenciales, la
interceptación masiva que hizo la administración Obama, dio a conocer el
protocolo de funcionamiento de la agencia noticiosa. En total, los agentes
federales recolectaron los registros de más de 20 líneas, incluyendo números de
teléfono personales y teléfonos de AP en Nueva York, Hartford, Connecticut, y
Washington.
Este no es el único incidente del gobierno de
Obama contra la prensa. Justicia federal ha abierto seis casos contra miembros del Gobierno que revelaron
información a periodistas, llevando a la cárcel por primera vez en la historia
a un ex agente de la CIA, Johm Kiriakou.
Si esto le ocurrió a la poderosa agencia de
noticias AP, ¿qué entonces podrían esperar los medios más pequeños sin los
recursos para defenderse? El tema
incluso también hace pensar sobre la calidad del periodismo que se practica en
los Estados Unidos. Quizás por eso hay más noticias de las hermanas Kardashian
que de cómo los americanos se deben proteger de sus enemigos domésticos o
externos. La prensa, para evitarse problemas, recurre a lo fácil. Noticias
rápidas, que no requieran tiempo de investigar. El problema es que al limitar
el libre flujo de información, se afectan todos.
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