“The media’s the most powerful entity on earth. They have the power to make the innocent guilty and to make the guilty innocent, and that’s power, because they control the minds of the masses.” Malcolm X.
En Puerto Rico convulsa el Cuarto Poder. Las noticias de estos días así lo demuestran. Entre decidir si importa si Topy Mamery está en un trio o cuarteto sexual o que ‘Chemo’ Soto esté en el negocio de las pirámides multiniveles, lo que de verdad yace entrelíneas en una competencia feroz por determinar quién es verdadero magnate, quién es el capo, el Padrino, el que controla ese Cuarto Poder que es la prensa.
El que domine el Cuarto Poder no quiere ceder ni un ápice ese poderío para que otros medios lo releguen a un segundo plano. Todos quieren ser actores principales sin importar la ética, el periodismo ni mucho menos, la pertinencia de la información que se difunde. Cuando el país se cae en cantos es el momento en que menos se fiscaliza a los otros poderes porque la información se desvía hacia temas morbosos, que sí entretienen porque el sexo vende y el chisme importa, pero que poco afectan ni aportan a mejorar la vida de los individuos.
Esa vieja metáfora atribuida a Edmund Burke de que la prensa – o la información – es el Cuarto Poder que se alinea y suma a los otros tres poderes del Estado, o sea, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, es peligrosa. Es un peligro porque la prensa no necesariamente sirve de balance a los otros tres poderes ni refleja la opinión pública sino que la crea. La inventa. La ordena. Lo que determine el ‘mainstream’ o ‘el interés común’ es lo que se convierte en noticia, pero verdaderamente ese interés común lo forman, lo crean, lo inventan y lo ordenan los dueños de los medios. Es en realidad, el interés del dueño del medio que se transforma, se maquilla y se presenta al público como si fuera el interés común.
En el caso del alcalde de Canóvanas no se fiscaliza su gestión, sus contratos ni su obra. Solo se menciona en la prensa someramente que porque no devenga un salario, se metió en el negocio de los multiniveles. Tampoco se publica sobre los escándalos y esquemas que abundan en esa industria. El tema se queda en el aire. Mientras que en el de Mamery el escándalo de su supuesta actividad sexual pretende opacar sus comentarios públicos contra el gobierno y otros poderes.
Aunque hace un año conozco bien a Topy y lo considero amigo, la verdad es que el escándalo que provocó esa noticia me dejó pensando más en quién lo originó, quién está detrás del tema y el por qué lo hizo, que en el tema en sí. ¿Sería por una competencia mediática por el control de quién determina lo que debe ser o no noticia o cómo debe moverse la opinión pública? ¿Será un intento de mordaza?