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(NOTA: Esta columna fue publicada en NotiCel el 27 de enero de 2016 - http://www.noticel.com/blog/185908/agoniza-el-cuarto-poder.html )
La agonía que viven la prensa y los medios de
comunicación en Puerto Rico se ha hecho más que palpable en estos días. Fenecen ante el morbo, la falta de
profundidad, las especulaciones, las agendas ocultas y la incompetencia. Mueren
cuando ganar un rating, tener un titular o una imagen exclusiva valen más que
el respeto, la seriedad y la dignidad humana.
Y ante todo esto, el país observa y adjudica.
Evalúa. Suplanta. Se goza del morbo con el éxtasis momentáneo que produce la
curiosidad, pero después lo descarta. Por eso la credibilidad de los medios y
de grandes sectores de la prensa del país está comprometida. Han cambiado de
norte. Ya no se informa sino que sólo se busca ser el primero.
Esto es lo que explica situaciones tan
absurdamente asqueantes como dos de las principales noticias de los últimos
días. Por un lado, un vídeo y por el otro, unos insultos radiales. Los insultos
los lanzó la comentarista Inés Quiles contra los padres y niños de educación
especial, frente al silencio cómplice del Secretario Auxiliar de Educación,
demostrando así cuál era la agenda y a quién ella responde en su foro. Ante la
falta de audiencia, ella necesita la controversia para tratar de validarse. Las
audiencias ofendidas no importan. Sólo importa la permanencia en su horario.
A los pocos días de ese evento el país entero
se estremeció con el vídeo de la fiscal Francelis Ortiz Pagán moribunda, con su
niñita, en pijamas, siendo cargada por un policía. La competencia por difundir
las imágenes que fueron capturadas en una cámara de seguridad en una
gasolinera, y la posterior cobertura en la que unos protegían al viudo y otros
lanzaban dudas, fueron el tema por casi cuatro días corridos. Algunos lo protegían
porque el Lic. Fermín Arraiza es amigo de muchos en el gremio de la prensa,
pero otros con agendas distintas, lanzaban especulaciones y hasta acusaciones
solapadas. Por eso le preguntaban si perdonaba a los asesinos y parecía que lo
querían ver llorando en cámara. De hecho, casii lo obligaron a hablar de su
“princesa” asesinada en su castillo.
El problema aquí es más o menos el mismo: se
usa el dolor ajeno para generar audiencias, para pautarse”. Y eso está mal.
Demuestra que el respeto a la dignidad humana ya no importa en los medios de
comunicación.