“La mayoría de estos abogados mediáticos son criminalistas, y todos,
en mayor o menor grado, son famosos”
Uno los ve y los conoce. Son expertos, sabelotodo. Hablan de cualquier tema. Algunos son ‘personalities’, y muchos hacen lo indecible por serlo. Hablan con palabras rebuscadas y términos legales que confunden a muchos pero a otros les encanta porque piensan que suenan inteligentes. Son el nuevo fenómeno casi infalible ante los medios de comunicación: los abogados que litigan sus casos en la prensa.
Son los Mayra López Mulero de la vida. Los Antonio Sagardía. Los Manny Suárez, Pablo Colón, Ernie Cabán, Edwin Prado, Jorge Gordon, Harry Padilla, Michael Corona, Eliezer Aldarondo, Marcos Rivera, Pedro Ortiz Álvarez, Roberto Iglesias, Harry Anduze, Marc Anthony Bimbela y muchos otros.
Es que son muchos. Algunos, son mis amigos bien queridos, otros, conocidos. Algunos son excelentes, sencillamente geniales, inteligentes y astutos que gozan de un prestigio indiscutible tanto en los tribunales como ante el público. Otros, gozan de prestigio mediático pero casi no ganan en corte. Unos cuantos son ineptos, pero aparentan lo contrario.
Lo cierto es que la prensa les cree, los sigue y los legitima, aunque digan disparates. De hecho, la misma prensa ha creado estos fenómenos otorgándole un ‘standing’ a veces cuestionable en temas en los que deberían usar para comentar a expertos de otros campos como la psicología, la consejería, la sociología o el trabajo social. ¿Por qué convierten en autoridades a los abogados y no a los maestros, o a los trabajadores sociales, especialmente en casos de alto interés público? ¿Cambiaría el enfoque noticioso?