(NOTA: Este ensayo es el resumen de mi ponencia ante la Convención de Relacionistas y se publico en Noticel el 31 de enero de 2018 - http://www.noticel.com/opiniones/blogs/en-blanco-y-negro-con-sandra/introspeccin-de-pesquera/693290745 )
El viernes pasado el Secretario de Seguridad
Pública Héctor Pesquera, dijo una verdad irrefutable ante una audiencia de más
de 300 personas en el hotel Marriott del Condado. Reconoció que el gobierno de
Ricardo Rosselló tiene que hacer una introspección para evaluar lo bueno y lo
malo que hicieron en las comunicaciones durante el paso del huracán María y
hacer cambios en todo. Yo estoy de acuerdo con él. Sólo siendo honestos podrán
confirmar que fracasaron en la comunicación pública. No fue por culpa de
Rosselló, ni suya, sino por la mediocridad de los responsables en la maquinaria
de la comunicación oficial.
El problema grave que enfrentaron era que
mientras Rosselló trabajaba, sus asesores se enfocaban en hacer propaganda
política para resaltar su imagen como si fuera un concurso de belleza, en vez
de educar y preparar a la gente para la emergencia que venía. Eso creó una
barrera en la forma en que el público recibía la información. La gente se
desconectó, no le daba credibilidad a lo que decía el Gobernador, y no le
hacían caso.
En esencia, ese fue el saldo de la discusión
ante uno de los foros de la convención anual de la Asociación de Relacionistas
Profesionales de Puerto Rico (ARPPR) del viernes pasado, en la que los ponentes
eran Pesquera; el coronel Marcelo Rolón, gerente de Seguridad de US Coast Guard;
y esta servidora. El panel fue moderado por la relacionista Idia Martínez y el
tema era cómo debe ser el protocolo en la comunicación al público durante una
emergencia.
Rolón se enfocó en el rol crucial del relacionista
como intermediario entre las autoridades y las comunidades durante una
emergencia. Pesquera presentó fotos y estadísticas de la destrucción y de la
recuperación. Dijo además que él veía al público demasiado confiado de que el
huracán no vendría, y sin prepararse. Su mayor preocupación, una vez pasó el
fenómeno, fue la incomunicación.
En mi presentación titulada “A.M y D.M. La
comunicación oficial antes y de después de María” (ver imágenes) expliqué que imperó la propaganda y no las relaciones
públicas, y que hay una diferencia fundamental entre los conceptos. La propaganda es la estrategia del condicionamiento y lo que comunica no necesariamente
es verdad, ni ético, ya que lo que pretende es mover las emociones. Las relaciones públicas, por el contrario, son un ejercicio que busca la comprensión mutua a
través del diálogo y, por lo tanto, se basa en criterios de ética, respeto y de
verdad.