NOTA: Respuesta al reto intelectual lanzado por Aléxis Zárraga en su
columna “Buscando amor en los tiempos de la chatarra” http://elvocero.com/buscando-amor-en-los-tiempos-de-la-chatarra/. Le respondí, como me retó, en el mismo periódico. Mi respuesta fue publicada en El Vocero, el 2-18-14 http://elvocero.com/flow-de-victima-de-un-misogino/
A Macetaminofen y
otros de su especie:
Febrero sí es lascivo y rojo. Mes de amantes,
peligros y retos. De sexo por galones para los que se lo gozan sin complejos ni
miedos. Y para los que se dejan seducir por lo que dicta el capitalismo,
también es un mes de glotonería, en el que muchos se embuten de chocolates o
les da alergia si reciben los peluchitos esos que vienen pegados a las flores
que venden en los semáforos. Pero este año febrero sí llegó soso porque la
economía está mala y el gobierno en quiebra.
Buscar amor en los tiempos de la chatarra no es
más difícil ni más fácil que en cualquier otro momento del año. Es igual. Siempre
hay que poner empeño en las artes amatorias y de conquista. Lo que no se puede
hacer es sacar de contexto el tema del crédito del gobierno o el valor de los
bonos de Puerto Rico para representar un aspecto muy enraizado en nuestra
cultura, que es el machismo. No es cuestión de echarle culpa a la economía
porque no se tenga pareja el día de San Valentín, ni se puede personalizar o señalar
a la crisis fiscal si de lo que se trata es de las inseguridades o de complejos
de cada individuo.
O sea, que si Bodine Koehler y Miguel Ferrer ya
no están juntos, o si Ricky Martin y Papucho se dejaron, no es culpa del
chatarrazo. Son muchos los factores y cada relación tiene su fórmula. Eso sí,
los que se quejaron de estar solos en febrero demuestran otras cosas. Es un flow, que sinceramente, luce misógeno.
Alexis Zárraga, Macetaminofen |
En una lista de adjetivos en los que sacó los
complejos a pasear, plantea el espinoso autor Macetaminofen que si el hombre es
pobre, feíto, del montón, fracasado, negro, pelao’, o si tiene la barriaga fofa
gracias a la dieta que obliga el cheque a cheque, no tiene “break” en el amor. Dice
que para que un “plebeyo común” tenga éxito amatorio debe mentir o exagerar,
jamás ser él mismo. Que las mujeres lo
que quieren es un papisongo “olvidando
que en esta isla enana y malapaga está el narizón, cafre y amorfo que hace
orilla. Hay que hacer un paradigma de un espigado príncipe porque Walt Disney
no murió en vano”.
Entra en un juego de
proyección psicológica y llama a las mujeres tragaldabas, insaciables desde
Eva, divas, que lo complican todo, ariscas, que culpan al hombre de todo y cavernícolas.
Las juzga diciendo que caen en las categorías de renegadas amargadas, críticas
y narcisistas; y que por no aceptar hombres buenos pobres se quedan solas borrachas,
cantando en kareokes a la soledad.
Llama a las mujeres
cobardes, pero el verdadero cobarde es el que tiene que fingir lo que no es
para ser aceptado. Culpa a las mujeres por estar solo pero no se mira ante un
espejo de sus complejos y prejuicios. ¿Acaso no son los hombres los primeros
que juzgan?
Cada día son más las
mujeres que se aceptan como son y que desafían convencionalismos. Sea de carnes
voluptuosas que las zandunguean sin complejos o de piernas flacas que usan
minifaldas. Todo está en tener seguridad y amor propio.
Si el autor conociera
a las mujeres reales se daría cuenta de que a muchas les da igual comer en
Piñones que ir a un restaurante fino a comer sushi. Lo más importante es la
conversación. Y más que eso aún, es que sepan besar. Un buen beso es la prueba
de fuego en la que muchos, la mayoría de los hombres, fracasan.
Macetaminofen, deja
de expresar tus complejos. Por lo que escribes siempre das a entender que estás
solo o que no tienes éxito porque usas la misma receta para hacerle el
“approach” a las mujeres. Por eso siempre atraes a las mismas “gold diggers” o
“bimbos”. La materia gris no se compra
con dinero. Tipos que piensan así tienen unos estándares irreales de la mujer
porque son víctimas de la publicidad que te mete por todos los sentidos que las
mujeres somos objetos. El lavado de cerebro que producen las imágenes de
prensa, radio y televisión sobre lo que es una mujer, unido al incesante
mercadeo, fabrica unas falsas expectativas. Quizás por eso pierdes la fe.
Estamos en la época
de mujeres seguras y libres. Tu flow
misógeno está pasado de moda. Despierta a la realidad. No vivas a la defensiva.
No odies a las mujeres. Brega con eso. Ah, y el año que viene, no crelebres San
Valentín.