Periodista independiente en Puerto Rico

Friday, August 10, 2012

El futuro del periodismo es ahora


La situación actual del periodismo y de los medios de comunicación en el país es algo que se podía prever desde hace años. Los cambios en los medios, las reducciones de plantillas, el enfoque noticioso y los nuevos estilos de cómo se ejerce el periodismo son algunos de los temas con los que llevo años trabajando.

Esta mañana, mientras revisaba los cientos de ensayos y artículos que he escrito del tema del periodismo, me topé con uno que redacté en el 2009 como “nota” en mi antigua página de Facebook, sí la misma página que convertí a Fan Page y con eso borré todos sus escritos hace como unas semanas. Al leer lo que escribí entonces, me percato que sigue tan vigente hoy al 2012 como lo estuvo hace tres años. La comparto aquí con ustedes:

 

Se nos va la televisión local… y los periódicos, y la radio…. Se nos va Puerto Rico


El viernes llegué a casa a mediodía, un momentito, y prendí el televisor justo en el momento en que mi respetado amigo y colega, Luis Francisco Ojeda, estaba en la sección de su de La Descarga de Ojeda. Un televidente lo llamó desde Orlando a felicitarlo por tener “pantalones” y en ese momento Ojeda, con su franqueza característica, comenzó a explicar sus razones, y en acto de dignidad, de pura solidaridad con los cientos de compañeros que vienen a ser de todos los medios, no sólo de Wapa, renunció.

Sentí deseos de aplaudir. Lo llamé e intenté dejarle un mensaje en su buzón, pero no pude. Sí logré hablar con otros de los compañeros del programa y me sentí orgullosa de saber que todavía hay gente con “pantalones” y sin miedo a decir la verdad.

- “Renuncio antes de que me bote un extranjero”, dijo Ojeda.


No se trata de ser un xenofóbico, pero la realidad irrefutable es que los medios de comunicación en el país están controlados por extranjeros.

Con excepción de los canales religiosos y de, todos los demás son de dueños foráneos. Con la radio se dio una dinámica parecida en la segunda mitad de la década de los 90 con las consolidaciones de las cadenas… Y en la prensa, pues, en teoría son propiedades de dueños locales, pero no necesariamente responden a intereses locales y por lo menos en los diarios de mayor circulación, las directrices siempre las imparten extranjeros.

Yo no tengo nada en contra de los extranjeros. No me preocupan los extranjeros siempre y cuando sean compañeros, no dictadores. Por el contrario, estoy convencida de que nos ayudan a salir del insularismo típico nuestro y, especialmente a los periodistas que no han tenido la oportunidad de trabajar en el exterior, les enseñan cómo es el mambo en sus respetivos países o en los mercados hispanos. Eso es bien valioso para que sepan a qué atenerse.

Por eso nunca olvidaré lo que me pasó una vez cuando en El Nuevo Día me mandaron a entrevistar al que sería el director del nuevo periódico que lanzarían al mercado mis antiguos jefes, la familia Ferré Rangel, y que llamarían Primera Hora. Yo pregunté, como siempre hacía, que por qué no publicaban un comunicado de prensa, pero se me respondió que tenía que hacer una nota. Después de todo, ellos acababan de salir de una pugna de propiedad intelectual por el nombre “la Hora” y querían aclarar que se llamaría “Primera Hora”. Así fue que me dispuse a entrevistar al chileno Héctor Olave, quien estaba junto a uno de los ejecutivos, Carlos Nido, y al compañero periodista Nelson Gabriel Berríos.

La entrevista comenzó normal, pero en la medida en que empezaba una pregunta, Olave me respondía que el iba a lograr que el nuevo periódico reflejara “el verdadero Puerto Rico”. Cada vez que decía algo, yo miraba y Carlos sonreía mientras que Nelson bajaba la mirada. Yo seguía preguntando y Olave diciendo lo mismo. Lo decía a cada segundo hasta que en una me dijo, con un tono paternalista; “Mira, yo llevo tres semanas en Puerto Rico. Fui a comer lechón a Guavate. Fui a Piñones y al Condado, y te puedo decir que conozco mejor a Puerto Rico que tú”.

El último pelo kinky que tenía sin alisar se me estiró al escuchar eso. Se me prendió el diablo.

Yo bajé la libreta, respiré y apagué la grabadora. Le dije “Mira, Olave, como yo no soy una insolente, voy a obviar ese comentario. Sería una insolente si llego a Chile y en tres semanas pretendo decir que me conozco a ese país. Como no soy una insolente, no voy a escribir eso”. Olave sonrió, Nelson se sonrojó y Carlos Nido le dijo “eso no fue lo que ella quiso decir”. A lo que yo riposté “Eso fue lo que yo dije. Mira Olave, no soy insolente ni permito insolencias”.

“La boricua se molestó”, dijo Olave. Y le dije que si. Desde ese momento dejé de decirle usted y le dije tú. No había manera en que pudiera darle ese respeto. Luego comprendí que el Puerto Rico que el iba a reflejar en ese nuevo periódico iba de la mano con mujeres en bikinis en el Bombón de Así, pero también con un estilo periodístico distinto que ha sido copiado por casi todos los otros medios. Con el tiempo los compañeros en Primera Hora llegaron a apreciar mucho a Olave. En El Nuevo Día era otra historia. Desde que llegó no lo quisieron. Lo odiaron. Pero a mí él siempre me respetó porque nunca permití que me mirara hacia abajo ni me mandara historias de “mondongos”. Él sabía que yo no era insolente ni permitía insolencias. Sabía que tenía que respetarme.

El día que Olave se fue de la redacción de El Nuevo Día había un ambiente de fiesta. Yo lo miraba a través de los cristales de su oficina que parecía una pecera, y hasta pena me dio. Pensé que era un buen periodista, pero con la arrogancia características de sectores en la clase burguesa latinoamericana.

En fin, me di a respetar y el siempre me respetó. No le tuve miedo porque no había por qué tenerlo, aunque fuera el director y mi jefe. Quizás eso es lo que hace falta en los medios, que muchos compañeros se den a respetar. Sin miedo.

Narro esta anécdota porque lo que me pasó hace años, al igual que lo que hizo Luis Francisco Ojeda el viernes en la televisión, demuestran que cada vez más las personas que toman las decisiones en nuestros medios, no son puertorriqueños. Esto es peligroso para la defensa de nuestros intereses, la permanencia de nuestra identidad y la protección de nuestra cultura.

Mientras sigamos permitiendo que nos saquen, dejaremos de ser nosotros.

En los periódicos las noticias serán cada vez más superficiales, repetitivas y sin contexto. Los periodistas que no renuncien, serán botados en las “reestructuraciones” y el público criticando cada vez más a la prensa. Y gente como yo, frustrada y triste al ver lo que acontece.

Las revistas de moda seguirán enfocándose en las páginas sociales, exaltando la realidad de una mínima parte de la sociedad puertorriqueña como lo mejor y descartando el resto.

En la radio tendremos que escuchar menos a las Ednitas o a los Gilbertitos que comparten el “airtime” con los Guajolotes de Chiuahua o a los Tígres del Norte o a los Diablos de Durango. Cada vez menos Ismael Rivera, Lucesita o hasta Daddee Yankee y más tex mex.

Menos noticias y más abogados y políticos derrotados o retirados convertidos en analistas. Menos investigación y más comunicadores lanzando temas sin profundidad.

Y en la televisión las novelas serán sólo vídeos que se presentarán en programas del recuerdo durante la semana de la televisión. Con las comedias pasará casi lo mismo, e igualmente con otros formatos de programas.

Por cada día tengamos que ver a la Mónica Cevallos – quien les auguro que dentro de poco intentará convertirse en otra “Laura en América” usando a los puertorriqueños como conejillos de indias (leean a Alexis Sebastián Méndez sobre su estilo) – recordemos que por ella se sacó a un puertorriqueño.

Cada día que veamos a la Dra. Polo o la Corte de Familia o a Primer Impacto o Paparazzi o Esta Noche Tonight con Alexis Valdés o El rostro de Analía o ¿Quién tiene la razón? o La casita de Lulu, debemos recordar que un puertorriqueño perdió su espacio, y su voz.

Por cada Lulu falta un Remi o una Burbujita. Por cada Dra. Polo o Mónica, hay una menos Carmen Jovet o un menos Ojeda. Por cada Noticiero Univisión (el nacional) tendremos menos de Las Noticias. Por cada Don Francisco, tendremos menos Objetivo Fama o Sensacional. Por cada El Gordo y la Flaca, nos falta un Sunshine….

¿Nos quedaremos sin La Comay? Por ahora creo que no porque Antulio no se atrevió a poner el vídeo de Ojeda y le tiró con todo. Vaya solidaridad de compañeros del canal.

Recordemos que lo que pase en Wapa hoy, viene pasando hace tiempo. Telemundo botó como 80 empleados hace año y medio. Univisión hizo lo mismo, tras eliminar programación local. SBS sacó gente de la emisora, Radio Isla también tiene problemas económicos. El Nuevo Día ya anunció que si no recortan beneficios a los empleados unionados, sacarán 100 adicionales a los que ya han ido sacando. En Primera Hora pasa igualo y en El Vocero tienen serios problemas de flujo de efectivo.

Por eso es que tenemos que respaldar iniciativas como lo que han hecho algunos compañeros del desaparecido The San Juan Star con la cooperativa del Puerto Rico Daily Sun. Ojalá que puedan ponerlo en Internet que es el camino del futuro y el presente. Asimismo con el calahondo.blogspot, el Centro de Periodismo Investigativo y otros.

Estos compañeros nos ayudan a poner un poco de balance ante la “crisis” de los medios y el hecho que a nadie le gusta aceptar ni admitir, sobre todo en noticias, que cada día son más los medios que exigen pauta publicitaria para cubrir editorial. Sí, sé que estoy blasfemando en el argot periodístico y de la supuesta ética y objetividad, pero como periodista siempre dije la verdad de frente y ahora no me voy a callar. Esto siempre ha pasado, lo que en radio y TV se le conoce como la payola, ahora pasa mucho más en la prensa escrita.

¿Qué podemos hacer ante esto? No sé.

Creo que lo principal es respetarse a uno mismo como comunicador y mantener la ética desde la trinchera en que uno se encuentre. Tratar con respeto y exigir el respeto. Es preferible que no te quieran, pero que te respeten. Al final de todo, la dignidad es lo más importante.

Y luchar. Y crear. Y atreverse. Inventar. Competir. Sin miedo.

Tenemos que hacer más programas locales y crear empresas noticiosas y de medios. Presentar programas pilotos de comedias, y novelas. Y atreverse a publicar revistas o periódicos nuevos y en Internet. Crear agencias de publicidad y compañías de relaciones públicas locales que compitan contra las multinacionales. Inventar de todo lo que tenga que ver con las comunicaciones y competir. Exigir. No esperemos que vengan de afuera a crear empleos. Creámoslos nosotros mismos. Defendamos lo nuestro.

Ojalá que como pueblo podamos despertar esa dignidad y exigir el respeto que merecemos a los dueños de los medios. A la vez que nos adaptamos al cambio, exigir respeto y espacio. Que no desaparezca Puerto Rico de nuestros medios de comunicación.

A eso aspiro y a por eso lucho a diario.

Domingo, 17 de mayo de 2009


1 comment:

  1. Esto tiene una respuesta sencilla que no queremos confrontar: el día que Puerto Rico tenga la autoridad de reglamentar sus ondas radiales y televisivas, podremos decir qué contenido se transmite y cuál no. Así lo hacen todos los países soberanos del mundo.

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