Periodista independiente en Puerto Rico

Wednesday, June 5, 2013

Desafíos reporteriles




“Se devalúa y desprecia el trabajo del periodista, tanto el gráfico como el reportero de prensa, radio o televisión”

Desafíos reporteriles: Más allá de “no tengo comentarios” del entrevistado, o que se oculten documentos para que la gente no se entere de la corrupción, o que te tiren puertas en la cara, las cosas se complican cada vez más. Persiste el dominio de los temas ‘light’, la sustitución de lo importante por aquello que es meramente inmediato, la falta de profundidad en las coberturas, la baja sustancial en la publicidad paga, la incursión casi por hordas de gente que se denomina periodista sin tener ni un ápice de la ética que esto requiere y la mala dirección temática en la inmensa mayoría de la Prensa.
 
Sigue también el carpeteo. Hace poco, y en uno de los mayores escándalos de la administración de Barack Obama –que lastimosamente la Prensa local ni caso le hizo– el Gobierno intervino durante dos meses los teléfonos de más de 100 reporteros de la agencia Prensa Asociada en distintas ciudades para encontrar la fuente noticiosa que dio información sobre una operación que frustró un atentado contra americanos en Yemen. (Ver: http://enblancoynegromedia.blogspot.com/2013/05/obama-ataca-la-prensa.html)

Y como si eso fuera poco, ahora los periodistas se enfrentan a perder las cada vez más escasas plazas, no por otros periodistas, sino por celulares. La semana pasada The Chicago Sun-Times, uno de los diarios más reconocidos en Estados Unidos, despidió a toda su plantilla de fotoperiodistas –el departamento entero– y anunció que en adelante solo publicarán fotos tomadas por los reporteros en sus teléfonos Iphone o del público que las envíe por correo electrónico.
 
“Fue como si apretaran un botón y con eso borraron toda una cultura de fotoperiodismo”, dijo John White, quien ganó el Premio Pulitzer en Fotoperiodismo en el 1982 para ese periódico.

Sí a la libertad



“Oscar cumple hoy 32 años en cautiverio. Es el preso político de más antigüedad en Estados Unidos”

 
Hace 14 años conocí a Ricardo Jiménez. Fuimos a una lúgubre barra del Viejo San Juan con mi amigo Vitán y mi entonces marido William. Los tres hombres estaban ansiosos, con eso que ahora llaman ‘la perse’, mirando de lado a lado. Yo pensaba que los hombres son más nerviosos que nosotras. Me sentía como cuando estaba en Cuba entrevistando disidentes que veían a los agentes de la Seguridad del Estado o a los chivatos (chotas) en cada esquina, solo que acá se trataba del aparato represivo del imperio más poderoso del mundo. Pedí un whisky doble, como siempre, y empecé a conversar.
 
No era una entrevista, era una salida social y cerca de su casa. Quería conocerlo y él a mí, porque leía lo que yo escribía, pero me hizo difícil sacarle las palabras de la boca. Creo que era por su costumbre a estar callado, vigilante tras años de sufrimientos. Después de todo, él estuvo unos 18 años en la cárcel como prisionero político. Había salido unos meses antes cuando el presidente Bill Clinton indultó a una mayoría de los presos políticos puertorriqueños tras décadas de luchas y campañas por su liberación.
 
En ese momento y a lo largo de todos estos años he conocido a muchos de los otros exprisioneros y entablado amistad con algunos de ellos. Fueron acusados de conspiración sediciosa, un invento para representar que confabularon para derrocar por la fuerza la autoridad de Estados Unidos sobre Puerto Rico. A todos les dieron unas sentencias desproporcionadas al compararse a las impuestas a los delincuentes que han cometido los crímenes más horrendos.
 
En aquella primera conversación con Ricardo hablamos de la vida, la tristeza, la soledad del encierro, el deseo de ver, vivir, sentir la libertad, y también de otros que quedaban en prisión en aquel momento. De todos, el que quedó sin salir fue Oscar López. Y siguió encerrado, vejado y martirizado por un sistema que intenta cortar las alas de la libertad.
 
Hoy Oscar cumple precisamente 32 años en cautiverio. Es el preso político de más antigüedad en Estados Unidos.