Periodista independiente en Puerto Rico

Friday, September 30, 2016

Golpe de estado


El presidente de la Junta, José Carrión III, y los miembros Carlos García y Arthur González. (Foto de NotiCel)

Lo que pasó ayer fue un golpe de estado. Un golpe de estado del siglo 21. Sin sangre, ni tiros. No eran militares asumiendo la administración de justicia ni manteniendo el orden público mediante toques de queda o una ley marcial. No fue en Puerto Rico, sino en Nueva York, pero ocurrió.

En cuestión de media hora se consumó el golpe de estado moderno. Eso que escritor americano Gene Sharp llama “un golpe blando” o un “golpe suave” porque la naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado y se combate “con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas".

Eso fue lo que nos dieron, un golpe de estado propiciado por el gobierno de Barack Obama y en gran medida, buscado por nosotros mismos. Por nuestra irresponsabilidad. Por la blandenguería. Por vivir de rodillas, mendigando dádivas sin exigir respeto a la metrópoli. Por gastar de más y endeudarnos hasta las teleras para darle empleos a los que pasquinan en las campañas o a los amigos del alma de Perelló y García Padilla como los Anaudi de la vida, o los 40 ladrones de Rosselló, o los Bromon, y tantos otros.

Una gente que no fue electa por nadie se pararon a las 11 de la mañana en Nueva York a decirle a García Padilla y a todo el gobierno: “tú gobernador, me tienes que rendir un informe y tú agencia que ahora eres mía, me tienes que responder por el cash flow”. Escuchaba el audio y para mí era igualito a cuando sacaron a Zelaya en Honduras y otros golpes en América Latina, pero este fue sin la violencia ni los tiros. Aquí leyeron una lista de las cosas y dijeron las agencias del gobierno que ellos controlarán.

El sopetazo en las relaciones públicas


(NOTA: Esta columna se publicó originalmente en NotiCel el 28 de septiembre de 2016 - http://www.noticel.com/blog/195284/el-sopetazo-en-las-relaciones-publicas.html ) 

El miércoles pasado Puerto Rico vivió el peor sopetazo eléctrico en su historia, con el apagón que todavía afecta a la gente y a la economía. Pero el caos no se limitó al tema energético. El gobierno también apagó las relaciones públicas y encendió la propaganda. Y esto no es lo mismo ni se escribe igual. El manejo de la comunicación en medio de esta crisis evidenció que el gobierno insiste en implementar tácticas antiéticas de propaganda y manipulación masiva.

A pesar de que en La Fortaleza y en varias de las agencias del Ejecutivo hay profesionales altamente capacitados en las relaciones públicas, que son personas decentes y serias, a los políticos se les hace más fácil recurrir a la propaganda. O sea, hablar con medias verdades, mentir, ocultar información y desviar la atención a temas que no son importantes, para que no se hagan las preguntas pertinentes. Esto no sólo es una falta de respeto a los ciudadanos, sino que debe ser analizado y cuestionado por todos. Más que nada, debe ser tema de preocupación para los comunicadores precisamente en estos días, cuando se celebra la Semana de las Relaciones Públicas, del 29 de septiembre al 1ro de octubre.

Lo primero que demostró el manejo de la comunicación fue la total ausencia de control por el gobernador Alejandro García Padilla, el director ejecutivo de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), Javier Quintana, y las personas que se supone debían ser los responsables en informar. ¿Tenía la AEE un plan de manejo de comunicación en una crisis? Parece que no porque persisten las especulaciones. La gente jura que la luz se volverá a ir, y hasta el presidente del Senado, Eduardo Bhatia, aseguró a la prensa que es probable que el apagón se repita. ¿Será eso cierto? ¿Se volverá a caer el sistema? ¿Qué pasará si vuelve otro apagón el día de las elecciones?

Tavin: eslabón en la muerte de la TV boricua


Tavin Pumarejo (Foto de Primera Hora)
(NOTA: Esta columna se publicó originalmente en NotiCel el 21 de octubre de 2016 - http://www.noticel.com/blog/195002/tavin-eslabon-en-la-muerte-de-la-tv.html ) 

En la cadena de la vida, la muerte suele ser es el eslabón más impactante. Y en el caso de la televisión boricua, el más reciente eslabón en esa irremediable cadena, fue el deceso la semana pasada del comediante y cantante de música típica, Tavin Pumarejo. Ironías de la vida que su partida coincidió con la celebración de la Semana de la Televisión Puertorriqueña, evento que ha pasado sin pena ni gloria.

Se celebra una semana pero podría decirse que ya no hay televisión local. Hay repetición, poca innovación y miedo a perder lo poco que queda. El resultado: mantener los mismos formatos de los años 60. Justo cuando el mercado global tiene sed de contenidos para llenar espacios en plataformas digitales o cuando se exporta exitosamente desde cualquier esquina del mundo a YouTube o a cable TV, la televisión local está en el lado “safe”. Inmóvil. Las audiencias están desesperadas por consumir cosas de aquí, que sean buenas, y los representen en este momento histórico, pero eso no se da. Se programa para el “bottom line” de ventas, sin importar si en un mes ese mismo producto deja de ser rentable.

Quizás por eso la muerte de Tavin Pumarejo caló tan profundamente entre la gente. Porque Tavin nos recuerda a nivel colectivo esa época de la inocencia. Es nostalgia ochentosa de los que crecimos con el Show de las 12, el Barrio 4 Calles o Diana Carolina, épocas en que aquí se producían programas de comedia y telenovelas. Cuando Iris Chacón todavía era reina, los niños veían al Tío Nobel, y las madres a Pedro Zervigón. También impactó a los más viejos, quienes se acordaban de Machuchal y de José Miguel Agrelot, y todas las películas en blanco y negro, y programas en los que Tavin salió en los 60 y 70.

Pero la televisión puertorriqueña se quedó atrás. Optó por convertirse en una lata asimilada a lo hispano. Ese rol unificador que tuvo por años la televisión en Puerto Rico, ese poder de representar una época y unos retos colectivos, desapareció. Agonizó por la dejadez. Murió aplastado por la falta de compromiso y visión a largo plazo. Por eso  cuando el Secretario de Estado Víctor Suárez entregó la proclama que establece la Vigésimooctava Semana de la Televisión en Puerto Rico del 18 al 24 de septiembre, en realidad lo que parecía era un funeral.

Sunday, September 18, 2016

Culpable: ¿El malandro o la prensa?

Jaime Perelló y su esposa Rosa Vicente (Foto de Primera Hora)

(NOTA: Esta columna fue publicada originalmente en NotiCel el 14 de septiembre de 2016 -  http://www.noticel.com/blog/194821/culpable-el-malandro-o-la-prensa.html )

Hace poco Jaime Perelló hizo un media tour con su esposa para lavarse la cara mientras el testimonio de su amigo del alma y recaudador Anaudi Hernández en el Tribunal Federal lo acercaba al esquema de corrupción más reciente.  Y la semana pasada, un periodista radial leyó al aire un mensaje de texto donde alguien se quejaba de cómo la noticia de este escándalo y el comentario constante en los medios le hacía daño a los hijos. La pregunta es: ¿quién es culpable, el malandro o la prensa?

El problema inherente del expresidente de la Cámara y de su esposa es el mismo de todos los políticos vinculados a esquemas de corrupción: no acaban de aprender el impacto de esto en su núcleo cercano. Olvidan a sus hijos y a su familia cuando están en el traqueteo o cerca de los traqueteros, pero los recuerdan cuando el escándalo les explota en la cara. Y cuando revienta el lío, rápido culpa a la prensa y a los periodistas de su infortunio. Si no los culpan, les pide a la prensa que les tire un toallazo.

Como mecanismo para tratar de influenciar al público o para tocar la fibra humana del periodista, las familias suelen reclamar cómo la publicidad de un tema los afecta. Ellos son las víctimas colaterales de la corrupción. Son los hijos, madres, hermanos, cuñados, sobrinos,  tíos o esposas. Son la gente cercana al político involucrado en el esquema, que quizás no participó del problema directamente, pero sí tiene que recibir el escarnio cuando sale la verdad a flote.

A veces hay que ser crudo en los señalamientos, porque la gente necesita y quiere escuchar la verdad. Además, la gente sabe que como pasa con la llamada ola criminal, también hemos sido arropados por la ola de la corrupción. Puerto Rico lleva más de 20 años con políticos que venden influencias, que usan sus puestos para beneficiar a amigos y a ellos mismos, y como resultado tenemos a un gobierno en bancarrota, y con peores servicios a la ciudadanía.

Wednesday, September 7, 2016

AGP: Mono sabe palo que trepa



(NOTA: Esta columna fue publicada originalmente en NotiCel el 7 de octubre de 2016 - http://www.noticel.com/blog/194559/agp-mono-sabe-palo-que-trepa-audio.html )



En un desesperado intento de desviar la atención del país de los nexos con Anaudi Hernández y el esquema que lo tienen temblando, el Gobernador Alejandro García Padilla sacó del clóset una verdad. Tiró al medio a periodistas y jefes de redacción que le piden favores y empleos, y que hasta ʺse molestanʺ si no acomodan a sus parientes en el gobierno. Como en el refrán pueblerino, mono sabe palo que trepa. Soltó la bomba pero no dijo los malditos nombres de los implicados porque su motivo es ulterior. Quiere que le quiten el guante de la cara a él y a su gobierno.

Él no es bruto. Torpe, pero bruto no es. Tiró esa bomba que tiene a los periodistas serios en brote pero a los que no lo son y a casi todos los empresarios mediáticos, bien calladitos. Lo hizo a rajatabla, y parecería torpemente, pero fue a propósito porque su intención es ponerlos a todos en un mismo bote. Pretende decir que los políticos y la prensa son iguales de corruptos. Quiere dar a entender que todo el mundo es parte del traqueteo, que tanto en el gobierno como en los medios el ser “pana de Anaudi” o del mismo gobernador y pedir favores a cambio, es un modus operandi.

Validó así lo que publicamos en este mismo espacio la semana pasada en la columna titulada “Corrupción: una realidad mediática”. El tema por fin salió a la luz pública, pero se le fue la mano, porque aunque para algunos se vio como una advertencia o amenaza solapada, para otros, parecía un llanto de un niño que quiere que lo dejen quieto.

El problema es que el gobernador no fue honesto. No dijo los nombres de esos que le piden favores y mancha así a mucha gente honesta que labora en los medios.  Algo así como cuando se dice que todos los políticos son corruptos, pero eso tampoco es cierto ya que hay muchos que son gente decente.

El gobernador lo que quería era despejar el ambiente para que no siguieran indagando sobre los nexos de su hermano Gerry o de su mano derecha, el Director de Asuntos Públicos, Jesús Manuel Ortiz. Llevaba varios días bajo fuego, y no le gustó que la prensa publicara el álbum de fotos de una de las muchas fiestas en la mansión de Anaudi.

Es que el tema de la fiestecita en la lujosa mansión enterró todo lo demás. Estuvo en boca de cuanto comentarista radial existe en AM y FM, fue la noticia de la semana en televisión. Opacó las protestas contra la Junta de Control Fiscal y hasta el debate a la gobernación. Inundó las redes sociales que además se colmaron de memes de García Padilla y Anaudi, su hermano y Anaudi, Jesús Manuel y Anaudi, Mari Tere González y Anaudi, Bhatia y Anaudi.

En fin, el tema era todo lo que se vincule al escándalo del amigo de todos los políticos populares  y también del PNP, porque el Anaudi y Lutgardo Acevedo tenían comprados a unos cuantos en el bando azul. Así que el Gobernador empleó las tácticas de manipulación para intentar jamaquear a la prensa y crear un ¨Chilling effect¨, para que se congelen y lo dejen quieto.

García Padilla sabía que los periodistas se quedarían callados. En la conferencia de prensa no preguntaron. Hubo silencio sobre el tema.  Sé de al menos un reportero allí en La Fortaleza que quería preguntar, pero no lo hizo porque sabe que cuando llegara a su medio, el jefe de redacción lo iba cuestionar o quizás no sacaba la noticia.

Lo preocupante en todo esto es el silencio de las empresas y dueños de medios. Esta semana será el Radio Show y que yo sepa, la Asociación de Radiodifusores no ha dicho nada en defensa de los reporteros, locutores y medios de noticias radiales que ahora son corruptos según el gobernador.  Los canales de televisión tampoco han dicho nada. Se unen para el cóctel de la Semana de la Televisión, pero no para exigir respeto a los reporteros, periodistas gráficos y editores en los telediarios y otros programas informativos a los que García Padilla incluye en su comentario. Ningún periódico, que haya leído hasta ahora, ha hecho un editorial denunciando al gobernador. No lo hacen porque la mayoría de las gerencias mediáticas son parte del problema.

Estas situaciones ocurren porque hay una autocensura en los medios corporativos. Las campañas políticas no acaban de arrancar y por ende, no hay dinero proveniente de anuncios de la propaganda electoral. Si a eso se une la crisis económica que mantiene bajas en la publicidad mediática (como hemos analizado a la saciedad en este blog), se da el escenario actual.

Los medios corporativos, como negocios que son, hacen proyecciones de ventas anuales basadas en data y en  experiencias anteriores. La mayoría de las corporaciones mediáticas aquí esperaba ganar lo mismo o quizás un poco más que el año pasado para esta época. Pensaban que nivelarían sus ventas de anuncios con las elecciones, pero no están llegando a sus metas.  Al no haber dinero corriendo, los medios se tornan más cautelosos. Hay temas que no quieren cubrir y que no tocan para que evitar calentarse con potenciales clientes o con los políticos que llegarán al poder en dos meses.

A la vez, mantienen a los periodistas callados, y muchos reporteros, por miedo a perder sus empleos, a veces claudican en su misión de fiscalizar. Y digo a veces, porque no siempre pasa así. Hay excepciones y hay excelentes periodistas, el problema es que cada día son menos. Cada día tienen menos respaldo en estos medios corporativos. Todo ese silencio repercute en la gente, que no se entera de las cosas.

Si a todo eso se añaden los mingos, realmente se ve el cuadro pésimo que tiene el consumidor de medios ante sí. Un ejemplo de esta práctica de amiguismos es lo bien que la prensa ha tratado a la mano derecha del Gobernador. Jesús Manuel Ortiz la ha tenido fácil porque es amigo de la gente en la prensa y porque ya no hay fiscalización. Si hubiera sido Rafael Cerame, Pedro Rosario Urdaz o Cecille Blondet los que estuvieran en campaña para ser legisladores, y en medio de eso les sacaran sus nexos en fotos con un corrupto como Anaudi, seguro que la prensa tendría un “field day”.

Pero esta práctica no es nueva. Cuentan los que saben que en los 60 y 70 había periodistas que tenían amistad con políticos, pero siempre se guardaban distancias. Esto fue cambiando en los 80 y a mediados de los 90. Con el pretexto de las fiestas en la Semana de la Prensa, fueron muchos los alcaldes y legisladores que intentaban comprar conciencias de reporteros. Pensaban los políticos que con las fiestas o los regalos conseguían el silencio. Algunos lo lograron con esos periodistas que solían irse a bailar con Jorge Santini y con Edison Misla en el restaurante Johnny’s de Hato Rey, o se iban a La Placita y se topaban con Aníbal Acevedo Vilá. Pero no todos caían en ese relajo.

La situación entre prensa seria y prensa corrupta se confundió porque había ciertos agentes de propaganda con el título de oficiales de prensa o relacionistas de políticos, que solían comprar conciencias y creían que todos eran iguales. Les molestaba – y aún les molesta porque algunos siguen laborando – cuando se topan con los periodistas éticos que no se prestaban ni antes ni ahora para esos juegos. Ahí vienen los ataques a la prensa seria o el cerrarle accesos a información. Una cosa es ser amigos o tener contactos con políticos que todo periodista los necesita, y otra es convertirse en mingos. Hay una gran diferencia.

Hoy, la situación es distinta. Casi no quedan reporteros en muchos medios y la tecnología obliga a los que trabajan, a hacerlo en condiciones francamente inhumanas, publicando en múltiples plataformas múltiples, pero con peores salarios que antes, casi ningún tiempo para investigar y la siempre latente posibilidad de quedarse sin trabajo si el medio cierra. Pero ahora, a pesar de las barbaridades que circulan, de la abundancia de trolls políticos y fanáticos fundamentalistas, las redes sociales han venido a nivelar el ambiente.

Aunque parezca que los que decimos la verdad somos una especie en peligro de extinción, siempre hay espacio. Ser libre tiene su precio. La consecuencia en los medios masivos es el pretender ningunearnos para que el estruendoso ruido que provoca ese intento de silenciarnos, no cale en la gente. Pero eso no funciona. Ahora hay espacio en la web y en las redes sociales para decir la verdad sin miedo a que se censure.

Y una verdad irrefutable que se tiene que admitir es que existe corrupción en la prensa como en el estado, como dije una vez en un foro de periodistas y frente a varios políticos. La diferencia es que a un legislador o a un político que vende influencias lo meten preso si lo cogen en el acto, pero si un medio y empieza a publicar noticias que le favorecen a uno de los negocios aliados o que pertenecen al dueño, y gana dinero, no pasa nada. Eso es lo que se tiene que parar y denunciar, por aquello de la transparencia y la honestidad.

Así que para aclarar las cosas, le exijo al Gobernador que diga esos nombres de periodistas y jefes de redacción a los que implicó de corrupción.

Le exijo al Gobernador que diga nombre a esas personas que dicen llamarse periodistas o jefes de redacción y que no tengamos que esperar a que salgan como parte de una comparecencia ante un Gran Jurado federal, como está pasando ahora mismo con Anaudi.

Es hora de que se descorra ese velo de los amiguismos entre políticos y los que dicen llamarse periodistas pero en realidad no lo son.  Pero que no se crea el Gobernador y otros políticos que con esto amedrenta a la prensa verdadera. No lo hace. No lo logrará.

La Asociación de Periodistas (ASPPRO) ya sacó la cara por el gremio, pero es momento que el resto de la prensa y las empresas mediáticas hagan lo propio. Hay que comenzar a limpiar la casa porque no sólo mina la credibilidad de un pueblo hacia los reporteros que cubren la noticia, sino también la de los medios. Después que no se quejen si las audiencias abandonan los canales por Netflix, a la radio por Sirius, o la los periódicos por las redes sociales. Hay que exigirle al gobernador que diga quienes son esos que se hacen llamar periodistas pero usan el acceso que le da un trabajo o una credencial para agenciarse favores. Esos no son periodistas. Son buscones.

Para el público, esto debe ser un momento importante. El consumidor de noticias tiene que exigir una mejor calidad en el servicio que le ofrecen la prensa y los medios de comunicación. El pueblo también tiene que exigir quiénes son esos implicados.

Gobernador, la bola está en su cancha. Recuerde, que mono sabe, palo que trepa.

En la hora informativa, corrupción y medios

Entrevista que me realizaron en la Red Informativa, compuesta por varias emisoras de radio alrededor de la isla. Me entrevisó el periodista José Raúl Arriaga.


https://soundcloud.com/srcsandra/corrupcion-mediatica-red-informativa

11 de septiembre de 2001

La noticia que cambió la vida de tres periodistas boricuas

REPORTAJE EN CNN EN ESPAÑOL

 http://cnnespanol.cnn.com/video/cnnee-digital-rafy-rivera-periodista-11s/

 http://www.cnn.com/video/data/2.0/video/spanish/2016/09/06/cnnee-digital-rafy-rivera-periodista-11s.cnn.html

 Cada vez que se acerca la fecha de 11 de septiembre, me pongo triste y ansiosa. Es una fecha crucial en América Latina (recordemos a Salvador Allende) pero también por los ataques terroristas en los Estados Unidos. Me tocó cubrir esa fatídica noticia y junto a valientes amigos y compañeros de la prensa puertorriqueña, que como son tantos, no mencionaré aquí para que no se me quede ninguno.

La noticia, realmente me impactó y me cambió la manera de ver la vida. Yo no me vine a percatar sino hasta dos semanas despúes del evento, cuando me mandaron a cubrir en la República Dominicana las reacciones de familiares de otra gente que había muerto en un avión que viajaba desde Nueva York y había reventado en el aire. Se prensaba que era otro ataque terrorista. Fue allí en Dominicana, cuando la adrenalina de tantos días viendo, oliendo, sintiendo la muerte en Nueva York, me golpearon. Irónicamente, fue después del hecho. Siempre he sido así. Yo actúo y sigo trabajando, pero después del susto es que reacciono.

Esos dos eventos, ambos que trajeron tantas muertes y dolor, provocados también por aviones, me hicieron replantearme la vida y las prioridades. Sí, amo y amaba el periodismo, pero la vida es lo máximo. Es lo más importante. A partir de entonces, poco a poco fue cambiando en mi rumbo.

Sin embargo, todos los años, cada vez que se acerca la fecha del 11 de septiembre, entro en una especie de letargo emocional. Oro mucho por tantas almas perdidas allí. Oro también por las almas perdidas en las guerras que se han generado desde entonces.
Mi amigo Rafy Rivera me quiso entrevistar para este reportaje, junto a dos amados colegas - José Jiménez y Dennise Pérez - que también salen aquí.

Les comparto estas imágenes, y espero que todos recordemos que la vida es efímera. Sólo permanece el ahora, el presente. Por eso hay que reir, hay que disfrutar, hay que amar, por de eso se trata la vida. Es simplemente un soplo.

https://www.linkedin.com/pulse/11-de-septiembre-sandra-d-rodr%C3%ADguez-cotto?published=u

Monday, September 5, 2016

Corrupción: una realidad mediática

Imagen de pedripol

(Nota: Esta columna fue publicada en Noticel el 31 de agosto de 2016 - http://www.noticel.com/blog/194369/corrupcion-una-realidad-mediatica.html )


Si algo ha quedado claro esta semana es que la corruptela y los traqueteos que arropan al gobierno y a la política han percolado en los medios de comunicación. En los casi 20 años que llevo haciendo análisis crítico de los medios e identificando tendencias que señalaban lo que iba a suceder, nunca me hubiese imaginado lo que se ha vivido mediáticamente en Puerto Rico esta semana. El caso de Anaudi Hernández y la protesta frente a GRF validan que no estamos exentos a lo que pasa en otros países. La corrupción es ya una realidad mediática. Pero ?de qué tipo de corrupción se trata? Ese es otro cantar.

Veamos los hechos.  Un violento grupo de jóvenes, algunos socialistas, realizaron hace unos días una protesta contra la Junta de Control Fiscal y paralizaron las operaciones de GFR Media. Querían afectar así la distribución de los periódicos El Nuevo Día, Primera Hora e Índice, alegando que esos medios tienen una línea editorial vendida a favor de la Junta Fiscal, y en un hecho sin precedente en la historia de Puerto Rico, cerraron el paso a esa empresa sin importarles el derecho a la libertad de prensa.

Después, durante el explosivo testimonio Anaudi Hernández en la corte federal se dijo que el Comité de Finanzas del Partido Popular Democrático se reunió en Radio Isla, y entre los múltiples nombres que se dijeron, también se mencionó a Ferdinand Pérez, quien es analista en NotiUno y en el Canal 40 Sistema TV. Luego el senador penepé Thomas Rivera Schatz le increpó los contratos y vínculos del analista de WKAQ Univisión 580 y Wapa TV, Luis Pabón Roca, quien es socio en un bufete de abogados con Irvin Faccio, ex director de campaña del PPD, mencionado por Anaudi en un esquema piramidal para recaudar fondos.

Los  tres eventos – [el testimonio de Anaudi, la protesta frente a GFR y los comentarios de Rivera Schatz] – demuestran que los medios sufren un serio problema de imagen.  Auto-infligido, por cierto. Aquí se descorrió el velo y ya es evidente que la percepción general es negativa hacia los medios.