NOTA: Esta breve columna fue publicada, por
invitación, en la revista de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico que
publicó ayer domingo 11 de agosto de 2012 en su Gala Anual.
La escena es típica de una cobertura del momento, y ya no es exclusiva a televisión. Se repite entre reporteros de prensa escrita, de radio y de Internet: Una madre llora desconsolada porque le pegaron un tiro a su hijo. A un padre que está en Centro Médico le anuncian que le quitaron los tubos que mantenían con vida a su hija. Violaron a la hermana de otra. De pronto viene un periodista y pregunta a los familiares: ¿Cómo usted se siente?
Más que una pregunta, es como un golpe. La pregunta que en algunas escuelas
de periodismo en los Estados Unidos se le recomendaba hacer a los estudiantes
para que consiguieran el sound bite
necesario para montar su reportaje, se usó en exceso. Se gastó. Es ya uno de
los pecados del oficio reporteril que se siguen sumando, que provocan ataques
desde el Poder y minan la credibilidad a sectores de la prensa. Por eso en
tiempos de crisis social como el presente, hay que cambiar esquemas y
replantear las preguntas.
La prensa hace su labor publicando a diario las noticias de los crímenes
y la violencia que nos hunden. Describe esa realidad de la calle, con los
muertos, el ruido ensordecedor de los biombos de patrullas y ambulancias, las
sacadas del dedo del corazón ante las cámaras en medio de arrestos a presuntos
asesinos. Pero, ¿Y las otras víctimas? ¿Dónde quedan las madres, padres,
hermanos y demás familiares de esos muertos? ¿Dónde queda la comunidad en la
que vivía ese ser? Más que eso, cuando recuerdan casos notorios del pasado que
estremecieron al país, nadie publica que el dolor en esas familias sigue ahí.
Esa herida que causó la muerte de un ser querido sigue abierta y se desgarra
cada vez que la prensa lo repite, ignorando cómo es que de verdad se sienten a
esas víctimas colaterales con el paso del tiempo.
En estos momentos en que en Puerto Rico y el mundo se cuestionan las
instituciones, donde la economía ahoga los medios noticiosos y con ello
transmuta la libertad de prensa en lo light, en el énfasis en temas insulsos
que vendan, hay que apostar al periodismo verdadero y consciente de que la
verdad es compleja y tiene muchos ángulos. Hay que hacer un periodismo veraz,
pero con sensibilidad a las víctimas colaterales de la guerra criminal que se
vive en el país.
No son tiempos fáciles para el periodismo, pero el periodista debe
ponerse en el lugar del otro y tratar de imaginar cómo se sentiría si la
víctima fuera él.
Pero fíjate q esa pregunta de: cómo se siente? no es de ahora... ese ha sido el "trademark" de una veterana reportera de TV, durante toda su carrera. Siempre me pregunté por qué los jefes de Noticias no hacían nada por q cambiara su trillada y tan de mal gusto pregunta. Lo peor es q de los entrevistados nadie nunca le dijo... "cómo ca@#*!... cree q me siento.." tan "polite" la gente.
ReplyDeletePero fíjate q esa pregunta de: cómo se siente? no es de ahora... ese ha sido el "trademark" de una veterana reportera de TV, durante toda su carrera. Siempre me pregunté por qué los jefes de Noticias no hacían nada por q cambiara su trillada y tan de mal gusto pregunta. Lo peor es q de los entrevistados nadie nunca le dijo... "cómo ca@#*!... cree q me siento.." tan "polite" la gente.
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