“En Puerto Rico tiene que existir un ‘Patrón del Mal’ porque es demasiado dinero, demasiada tentación, demasiado poder"
Ok, lo confieso. Nunca he sido telenovelera. Las únicas que recuerdo son Xica Da Silva, Tainairí, o Betty la Fea y paro de contar, y de las americanas, ví a Sex & The City. Eso fue hasta ahora que llevo tres semanas pegada a la serie El Patrón del Mal que transmite Televicentro y que narra en ese fabuloso estilo colombiano que combina la mordacidad con el humor y las indirectas nacionalistas en todo el libreto, la historia de uno de los más grandes narcotraficantes en el mundo, Pablo Escobar Gaviria.
Siempre me ha fascinado ese tema. Quizás por las anécdotas que me contaba una de mis mejores amigas, quien tuvo que salir huyendo de Colombia en esa época por miedo a la violencia producida por los narcotraficantes o por el estado de terror impuesto por las guerrillas. También me interesa por los indiscutibles paralelismos que veo en el mundo del Patrón del Mal con lo que ocurre en Puerto Rico.
Un patrón es el jefe, dueño o amo, pero patrón también significa guía, norma, muestra, molde, modelo o ejemplo. De ese modelo del Patrón del Mal hemos copiado mucho: la compra y venta de influencias, la arrogancia y la impunidad del poder, el clasismo y el discrimen que señala con dedos acusadores a los pobres y no a los ricos, el miedo general ante la violencia, y por desgracia, los asesinatos de tantas víctimas inocentes y colaterales en esta guerra sin cuartel. Y yo me pregunto: ¿Quién será el ‘Patrón del Mal’ en Puerto Rico? ¿Quién es el equivalente boricua de Pablo Escobar Gaviria?
Tiene que haber alguien que no ha sido arrestado, ni siquiera detectado, alguien que era y aún es el patrón de Ángelo Millones. Tiene que existir ese jefe cuyo poder toca todas las esferas de la sociedad. Apuesto a que es alguien conocido, aunque nadie imagina que está en el narcotráfico. Es más, apuesto a que las autoridades federales desde hace más de una década tienen una idea de quién es, o por lo menos, han identificado la conexión con la región de la Isla que controla. Esto me lo confirmaron en mi época de reportera investigativa, pero de identificar a poder probar nexos, el camino es largo y tortuoso.
En Puerto Rico tiene que existir un ‘Patrón del Mal’ porque es demasiado dinero, demasiada tentación, demasiado poder. Casi 10 centavos de cada dólar que usamos provienen del narcotráfico. Economistas como José Alameda, Elías Gutiérrez y otros, coinciden en que la industria de las drogas se está fortaleciendo y que genera cerca de $6,000 millones al año o casi la mitad de la economía subterránea local estimada en $13,000 millones. Otros estiman a que el narcotráfico alcanza los $9,000 millones.
Tan conocido es el impacto del narcotráfico que desde hace una década Puerto Rico fue clasificada por las agencias de seguridad de Estados Unidos como un ‘High Intensity Drug Traffic Area’. Se sabe que los empleados de esta industria no están necesariamente en los puntos de droga, sino en estructuras legales, con logísticas empresariales aprendidas en universidades locales a las que asisten como estudiantes, y en cadenas de distribución que bien podrían ser la envidia de empresas legítimas.
Y como pasó con el que fundó el Cartel de Medellín, el poder de los narcos ha ido creciendo a paso lento, pero inexorable, hasta trascender el negocio y alcanzar otras esferas de la sociedad.
En la teleserie, que es una adaptación de la novela La parábola de Pablo, se describe cómo Escobar Gaviria entró en diversos negocios, pasando de la pobreza hasta llegar a amasar una fortuna estimada en $5,000 millones que lo convirtió en el séptimo hombre más rico del planeta, según la revista Forbes. También presenta cómo los tentáculos del narcotráfico se meten en el esquema gubernamental. Escobar Gaviria llegó a ser representante a la Cámara en el Congreso de Colombia en el 1982, a pesar de que se le vinculó a más de 10,000 muertes incluyendo la del candidato presidencial neoliberal Luis Carlos Galán.
Y yo pregunto: ¿Cuántos aquí son narcopolíticos? ¿Cuántos serán narcocandidatos? En el 2006 el exsuperintendente de la Policía Pedro Toledo fue el primero en denunciar la relación entre el entonces senador y hoy convicto Héctor Martínez y el narcotraficante José ‘Coquito’ López. Antes de eso, en el 1995, la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Zaida ‘Cucusa’ Hernández, señaló a cuatro legisladores presuntamente vinculados al narcotráfico. Su denuncia fue descartada por el entonces secretario de Justicia y hoy comisionado residente Pedro Pierluisi.
¿Cuántas personas pensaron en esto antes de emitir su voto el domingo en la elección para enmendar la Constitución? ¿Influyó eso en el voto? “Todo tiene su precio”, dijo el que fue el mayor exportador de cocaína en el mundo. Y yo pregunto: ¿Cuál será el precio para conocer quién es el ‘Patrón del Mal’ en Puerto Rico?
(Nota: Esta columna fue publicada en El Vocero, hoy 8-22-12 - http://www.vocero.com/el-patron-del-mal-opinion/)
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