Sobre Fidel y los cubanos...
Leyendo y mirando lo que dicen
tantos amigos pro Fidel Castro y tantos que vivieron penurias por su sistema
comunista a través de la vida, llevo horas, desde que anunciaron su muerte.
Pensé mucho. No paro de pensar, recordar y soñar.
El Comandante hizo mucho bien.
Educó a muchos, se paró de frente y no de rodillas como hacemos nosotros los
puertorriqueños ante los americanos, y por eso a ellos los respetan o les
temen. De nosotros se burlan. Fidel se defendió del embargo americano aunque si
se arrodilló ante los soviéticos que lo dejaron en la estocada. Y sí, él apoyó
movimientos políticos en todo el mundo entre tantas otras virtudes que hizo que
no se le reconocen por la derecha ni por el exilio. Sin embargo, también Fidel
hizo mucho mal. Torturó y asesinó a miles de inocentes, separó familias y a un
pueblo entero lo sumió por tantas décadas en un dolor y una miseria increíbles
que la izquierda ni los socialistas admiten. Es más, de forma asqueante, a
veces aplauden.
Yo he visto bien y conozco muy
bien a ambos bandos del pueblo cubano. En Puerto Rico. En Nueva York y New
Jersey. En España. En Miami. Más que nada, en Cuba, país que conozco de rabo a
cabo, y que he recorrido tantas incontables veces a través de mis estudios (ya
que uno de mis tres bachilleratos se concentró en esa historia de Cuba), por
medio de mi trabajo cuando era reportera, y en mi vida. Siempre digo que Cuba
es el país más hermoso que he visitado, incluso más que mi Puerto Rico. Lo feo
es el sistema y la opresión.
Sé del amor ciego y el
fanatismo de los militares cubanos y de los que se proclaman adoradores o
estudiosos del fidelismo. Se también del miedo y de las penurias que viven los
disidentes y ex presos políticos que conocí allá y acá. Y sé de tantas familias
separadas por el sistema. Nadie me lo ha contado porque las he visto de frente
y las conozco.
Son miles los cubanos que
conozco en el exilio y allá. Me hice periodista por un periodista cubano. Aprendí
de relaciones públicas por un cubano. Tuve una "mima" cubana de nena,
maestras cubanas, amigas cubanas, colegas cubanos, novios y amantes cubanos.
Pensaba que me casaría con uno. Tengo una ahijada en La Habana y decenas de
amigos sacerdotes y hasta varios obispos cubanos que adoro aquí y allá. Muchos
amigos músicos y pintores cubanos tengo. Hasta clientes cubanos.
Un médico cubano - Pepe Huerta - le salvó la vida
y trajo a mi hija al mundo. Un cubano me dio mi primer trabajo reporteril en
Nueva York y otro en Miami. Toda mi vida ha estado siempre ligada a esa isla.
Quizás por eso, la primera vez que fui allá con Laura Magruder caminaba sus
calles y no me perdía. Sentía que lo conocía. De hecho, nunca me perdí y así
siempre el difunto Ismaelito Fernández me decía. Agradecía que no íbamos nunca
a perdernos ni a perder el tiempo. Siento a Cuba en mí, y en mi entorno siempre
tengo fotos, piezas y obras de arte que me lo recuerdan.
Quizás por eso es que desde
horas de la madrugada leo y miro lo que dicen de la muerte de Fidel, y
comprendo. Comprendo la admiración y el resentimiento. El amor y el odio de los
cubanos hacia esa figura. La alegría y el dolor. Sé que hoy todos los cientos
de amigos cubanos que me ha dado la vida están pensando en la muerte del
Comandante. Unos lo celebran y otros lo lloran.
Me levanto ahora y me tomaré
un café, puertorriqueño no cubano. Y pienso en lo mucho que nos parecemos. Hoy
Cuba es esperanza y Puerto Rico crisis. Nuestras vidas y nuestras historias
siempre han sido hermanadas por la misma violencia y por el mismo amor. Somos,
parafraseando a la poetisa, de un pájaro las dos alas porque recibimos flores y
balas en un mismo corazón.
Mientras me tomo el café,
miraré a cada uno de las decenas de cuadros que adornan mi casa y que me
regalaron amigos pintores cubanos.
De todos, me fijaré en ese que
pintó T.P. en el 1998. Los viejos edificios de la Vieja Habana, con el
Capitolio atrás, le dan un aire de nostalgia y demuestran la decadencia física
de un país anquilosado por tanto tiempo. Los carros del 50 o del 70 también lo
señalan en esa imagen. Pero veo a hombre arrastrando un mueble por medio de la
calle, caminando... y pienso que así es y será ese pueblo que ahora está en
cambios, con un fuerte recuerdo del pasado, pero hacia adelante.
Siempre Cuba.
Sandra D. Rodríguez Cotto
Publicado originalmente en
Facebook el 26 de noviembre de 2016 a horas de la muerte de Fidel Castro.
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