Periodista independiente en Puerto Rico

Sunday, February 5, 2023

¿Y ahora qué vas a hacer con el chayoteo? (Opinión)

Estamos en récord denunciando hace más de 10 años esta crisis, luego se unieron otros hasta que el viernes sentenciaron a Sixto George, pero él era un peón minúsculo en el juego de la propaganda.

Sixto George en el Tribunal Federal antes de ser encontrado culpable
 (Foto por Dennis Jones)

NOTA: Esta fue la columna semanal que publicamos hoy en !Ey! Boricua https://eyboricua.com/opinion/y-ahora-que-vas-a-hacer-con-el-chayoteo/  . También fue publicada en Substack - https://sandrarodriguezcotto.substack.com/p/y-ahora-que-vas-a-hacer-con-el-chayoteo?sd=pf )

Yo te lo dije y ya no puedes negar que es verdad. Llevo más de 10 años denunciándolo y me ha costado trabajos, supuestos amigos, persecusión, burlas, rechazo, campañas de descrédito y racismo, inseguridad económica, aislamiento y hasta múltiples riesgos a mi integridad física que continúan hasta el día de hoy. Estamos en récord denunciándolo, pero ahora todo el mundo habla de la propaganda, de la payola política, la “plugola”. Yo le llamo como dicen en México, el “chayoteo”. Es el pagar a gente en los medios que vende su conciencia, para maquillar los temas y ocultar la verdad.

Ya todo Puerto Rico sabe que esa práctica de comprar gente que dice llamarse periodistas, o de ubicar a payoleros mediáticos que en realidad cabilderos para silenciar temas importantes, para hacer “damage control”, embaucar al pueblo, destruir vidas y reputaciones tiene un sólo objetivo: que la gente no se entere de la verdad. Si algo quedó en evidencia con el caso y la sentencia a Sixto George, fue que eso que vengo denunciando hace años es verdad. En ese sentido, me siento reivindicada, no lo niego. 

Sixto George momentos antes de ser hallado culpable

Pero irónicamente, me da mucha pena. No sólo con Sixto Díaz Pabón (alias “Sixto George”) como ser humano. Su prepotencia lo cegó, y terminó siendo un tonto útil y un chivo expiatorio para tantos otros corruptos que siguen ahí, desinformando. Imagino qué sentirá ahora en la cárcel. Pienso en su familia y lo que deben estar sufriendo. Esa es la parte más triste y no debe alegrar a nadie. Siempre la familia es la que sufre, y eso lo puedo decir yo, que gracias a Sixto George, a Kobbo Santarrosa, a Carlos Bermúdez, a Edwin Miranda, a Elías Sánchez, a Ramón Rosario, a Christian Sobrino, y los demás Brothers del chat de Telegram o de la agencia KOI llevan años intentando destruirme. No han podido, aunque sigan. No van a poder, porque les salí dura.

Muchas otras personas también han enfrentado el uso de los medios de comunicación para el descrédito. Las valerosas mujeres de la Colectiva Feminista, el exmonitor federal Arnaldo Claudio, la excandidata a la gobernación Alexandra Lúgaro y el exrepresentante Manuel Natal, el exjefe de Estadísticas Mario Marazzi, periodistas serios como Tatiana Pérez Ramos o como pasó el viernes con Melissa Correa, y muchos otros han sido objetos de ataques a su reputación y de esas campañas de descrédito que continúan.

Pero la hipocresía reina en este país y eso también hay que combatirlo. Ahora muchos de los que eran y todavía son parte de ese juego de la desinformación, los vemos cómo se rasgan las vestiduras y lo denuncian, sin admitir sus propios problemas. Mire la televisión, lea los periódicos, escuche la radio y piense ¿cuántos de esos son cabilderos o amigos del poder? ¿Cuántos esconden de verdad sus componendas, su corrupción y contubernios económicos y políticos?

El problema de fondo no sólo es la manipulación mediática, sino el abuso del poder. Todo esto se hace con fondos públicos. O sea, que la riqueza de un Sixto George, los $112 millones de KOI y Edwin Miranda que reveló el CPI o los contratos que tiene un personaje de dudoso pasado como Félix Plaud, como salió en el juicio, son dineros que no llegan al pueblo.

Millones que no están para atender a los niños maltratados aunque hay más de 10,500 querellas (cosa que le costó el puesto a la secretaria de la Familia Carmen González Magaz). El dinero que no aparece para evitar que haya más mujeres víctimas de violencia, o viejitos abandonados, carreteras rotas y hasta un puente como el Atirantado de Naranjito, relleno de cartón que fácilmente puede colapsar, como pasó una vez en un puente en Santa Isabel. El dinero que se gasta en la propaganda equivale a la corrupción.

Por eso este caso de Sixto George nos demuestra el peligro colectivo que enfrentamos todos – no sólo los periodistas- por la manipulación mediática.

Ya que lo sabes, ¿qué vas a hacer tú al respecto? ¿Qué va a hacer el Departamento de Justicia? ¿Harán un show para que no les cuestionen mucho a ellos mismos? Recordemos que es la misma gente. Hasta Cari Pierluisi trabajó en KOI. Por eso hay tres aspectos que no podemos dejar pasar. Será determinante lo que haga el gobierno estatal, el gobierno federal, los anunciantes, y por último y el pueblo.

El gobierno estatal tiene que investigar, como no hicieron después del verano del 19 cuando la entonces secretaria de Justicia y después exgobernadora Wanda Vázquez permitió la corrupción. Ella permitió que el exgobernante Ricky Rosselló destruyera la evidencia, como publicamos entonces. Esperemos que las expresiones de Domingo Emanuelli, actual secretario, no queden en palabras huecas. Eso hay que fiscalizarlo.

Las autoridades federales están investigando, y según fuentes, el caso de Sixto George es sólo el comienzo.  Con recordar lo que dijo Rosselló y Anthony Maceira, se sabe que hay incongruencias. Sólo hay que fiscalizar para que los federales continúen investigando y no encubran lo que pasó y sigue pasando. Ellos también tienen responsabilidad.

Por último, es hora de que se cuestione la responsabilidad social que tienen las empresas anunciantes con lo que patrocinan. ¿Son o no son parte del chayoteo y la propaganda? Las entidades comerciales que endosan a esos programas y medios que engañan tienen que responder si es que son presionadas o es que no les importa que lo que digan esos medios sea mentira.

Y el pueblo también tiene que empezar a aquilatar lo que consume de los medios para exigir transparencia y veracidad en los contenidos. No se puede patrocinar aquellos medios que intentan presentar la mentira como verdad, pero por eso hay que educarse para no dejarse engañar.

Hace tiempo que en lo personal combato esa desinformación politiquera porque sé que nos destruye como pueblo. Hace tres semanas salió un libro que publiqué sobre estos temas junto a los académicos de Texas y los Emiratos Árabes Federico Suberbi y Jairo Lugo Ocando. “Para entender los medios de comunicación en Puerto Rico: periodismo en entornos coloniales y en tiempos de crisis”, se titula. Esa investigación de más de seis años (que publicamos inicialmente en inglés en el 2020), otro libro anterior y más de 1,351 artículos y ensayos de este tema que he publicado consistemente desde el 2010 hasta el 2023 en mi blog En Blanco y Negro con Sandra demuestran cómo hemos combatido esta propaganda.

Sixto George duerme ahora tras las rejas, pero faltan muchos otros por llegar hasta allí y tenemos que seguir denunciándolos. El pueblo tiene que respaldar a los medios independientes, regionales, emergentes y a aquellos periodistas que hacen una labor seria, aún desde los medios tradicionales, porque también los hay.  Hay que separar el grano de la paja. Los principios no claudican.  Limpiar a Puerto Rico es cosa de todos.

 

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