(Nota: Esto salió origialmente publicado en NotiCel el 25 de mayo de 2016, http://www.noticel.com/blog/190681/independentistas-y-vela-giras.html )
En un partido de básquet siempre hay vela-güira.
Esos son los que buscan anotar, se pegan al canasto sin que nadie los ʺgardeeʺ, y pretenden encestar sin pasar
mucho trabajo. Son astutos, y puede que les funcione algunas veces, pero la
realidad es que son tiros de suerte. Por eso son inconsistentes, y a la larga,
inconsecuentes. Precisamente eso es lo que pasa con muchos independentistas en
Puerto Rico.
La independencia, que es una aspiración loable,
legítima y digna, como una vez me dijo hace muchos años el estadista don Luis
A. Ferré, pierde el respeto de las masas porque ven que sus líderes actuales no
son consistentes en la lucha. Pretenden alcanzar su ideal sin pasar mucho
trabajo y que les caiga por ʺdefaultʺ
cuando el americano se canse. Tristemente, eso es lo que está sucediendo ahora
mismo aquí.
Puerto Rico vive una de las importantes
coyunturas históricas ante la inminente
imposición de una Junta Fiscal, y los que deberían ser la voz de la razón y la
conciencia, están callados. Brillan por su ausencia en la discusión pública, o
lo que dicen pasa sin ton ni son. Las masas que los descartan.
¿Por qué sucede eso? Porque es evidente que ha habido un
debilitamiento ideológico en el independentismo. Se ha perdido la profundidad
del pensamiento ideológico, producto de las décadas de represión, las luchas
internas y el hecho indiscutible de que la izquierda no ha desarrollado un
proyecto específico ni tiene una meta concreta. Las actitudes de los
independentistas ante la crisis que vive Puerto Rico son la prueba más
elocuente de esta situación.
Esta crisis en el independentismo tiene
múltiples causas y manifestaciones. Desde el discurso anacrónico e inconexo a
las realidades de la gente, hasta el liderato fosilizado en prácticas y estilos
de antaño, que se alejan de las necesidades actuales. Como le pasa a los
populares y a los estadistas, el independentismo también está en su punto más
bajo. Lo que es peor, demuestran con sus acciones que el proyecto de
asimilación que impuso los Estados Unidos, funcionó. Funcionó bien en ellos.
El ejemplo más burdo de esa ilógica asimilación
fue el apoyo que sectores de la izquierda, estudiantes, ambientalistas e
independentistas el dieron al aspirante demócrata Bernie Sanders. Ese apoyo ha
sido una distracción, un absurdo, y un grave error.
No logro entender por qué en la prensa y en el
análisis público no se señala esa contradicción intelectual y diría que hasta
moral que presentan algunos independentistas o miembros de la izquierda
apoyando a Sanders. El será socialista y
tendrá un discurso excepcional en la política americana, pero representa al
imperio. Irónicamente muchos de los que lo apoyan critican a los estadistas y
populares que hacen campaña o la han hecho por otros candidatos americanos. Es una #DobleMoral
La Universidad de Puerto Rico, uno de los pocos
bastiones que por décadas había logrado mantener la izquierda política e
ideológica, se convirtió en un escenario de campaña para aplaudirle al
americano. Y los mismos que criticaban cuando otros candidatos vienen aquí a
hacer campaña, como Bush o como Clinton,
y muchos de los que sacaron a empujones a Norma Burgos del Recinto de Rio
Piedras o corrieron a otros estadistas, aplaudían embelesados a Sanders y le
hacen ahora campana. No solo eso, sino
que piden que independentistas se afilien al Partido Demócrata para votar por él
en las primarias.
Tan buena ha sido la movilización de los
jóvenes y de la izquierda pro Sanders, que hasta el equipo de Hillary Clinton
ha tenido que correr a mover sus fichas en términos de proyección y planes para
no quedarse atrás. Llevaron al ex presidente Clinton a chinchorrar por Guavate y contrataron al reconocido periodista y ahora relacionista Felipe Gómez, como
director de comunicaciones para la campaña de Hillary. Un análisis de las noticias difundidas en la
prensa en los últimos refleja cómo va esa pugna entre cuantos titulares logra
Clinton vs. Sanders en apoyo a temas relacionados a Puerto Rico. Hasta ahora,
Sanders va dos a uno, en términos de proyección y cantidad de noticias
difundidas en la prensa local.
El apoyo
a Sanders obedece a la dispersión y a la fragmentación en el independentismo
puertorriqueño que lleva a algunos a desesperarse y a buscar atajos hacia la
independencia. Es muestra de la falta de u mensaje coherente, de la ausencia de
líderes, y de cómo la cultura de los vela-güira está dominando al
independentismo.
El independentismo fue en un momento de nuestra historia, una fuerza política importante. Sobre 19% de los votos para el 1950, pero eso fue bajando por décadas de represión del Estado provocada por los pactos entre el gobierno federal y los gobiernos estatales populares y penepés. La persecución a independentistas, las luchas internas, los egos y protagonismos de algunos líderes, y las divisiones de pensamiento por peleas “chiquitas” abonan a que hoy, el independentismo no sea opción. Por eso ahora, ante la crisis que se vive aquí, hay que cuestionar cual es el rol del liderato independentista. ¿Qué hace ese liderato para contrarrestar lo que está pasando aquí?
El pueblo puertorriqueño abrumadoramente apoya
la imposición colonial de una Junta de Control Fiscal en gran medida, por la
frustración que tienen con los políticos que son incapaces de resolver los
problemas, y por eso entienden que es mejor que venga el americano a
resolverlos. Pero mientras todo esto sucede, la respuesta del independentismo
ha sido francamente pusilánime. No luchan. Además del debilitamiento ideológico
ha habido un relajamiento moral, y todo eso influye.
El liderato del Partido Independentista
Puertorriqueño denuncia la Junta como evidencia de lo que llaman “coloniaje al
desnudo” pero hasta así. No ha habido combatividad y eso lo abona a los que dicen que su
objetivo es sacar ese tres por ciento y quedar inscrito en las próximas
elecciones. Con 5,000 votos consiguen la inscripción como partido, algo que no
han logrado en las tres últimas elecciones.
Otros sectores de la izquierda, como por
ejemplo, el Partido Puertorriqueño de los Trabajadores, al que pertenecen
reconocidos líderes vinculados a la independencia, han escondido el tema de la
discusión pública. Y esto debería sorprender a la gente.
Y lo que más sorprende es que quienes están
hablando de independencia no son independentistas. Son en su mayoría estadistas
que dicen que preferirían la dignidad de la independencia, al yugo colonial de
gobiernos dictatoriales impuestos por la metrópolis.
Al menos en eso coinciden mensajes como el que
dijo el juez federal como Juan Torruellas pidiendo un boicot a los productos
americanos para meter presión, o cuando el comentarista político estadista Carlos
Díaz Olivo despotrica por la radio contra la pasividad con la que se acepta la
Junta Fiscal, o como igualmente hace por
Internet la ex legisladora como Miriam Ramírez de Ferrer, o mediante las
columnas que publica en la prensa estadounidenses uno de los ideólogos
estadistas, José Rodríguez Suárez.
El escenario pinta difícil y complejo para el
país, pero más que nada, contra los independentistas. La respuesta requiere de
la participación de todos sin estar velando güiras. Hay que trabajar.
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