Jorge Mario Bergoglio es la figura
internacional del momento. Adorado por las masas, controla, tuitea, se toma selfies, besa bebés, echa la bendición,
y cada cosa que dice genera miles de titulares, likes y shares. En estos
días el Papa Francisco estuvo en Cuba y ahora en los Estados Unidos, con su aura
de estrella de rock, amada y aclamada por multitudes, o criticada y temida por
los más conservadores y recalcitrantes opositores. Es la personalidad mediática por excelencia. Pero lo
que pocas veces se analiza es que más allá de sus mensajes religiosos o
políticos, de lo que se trata es del mercado.
Como cualquier empresa o producto que busca
aumentar sus ventas, en el caso de la Iglesia Católica el Papa tiene que
asegurarse que no pierde mercado. Por el contrario, tiene que allegarse más
seguidores y mantener su base ante la competencia que viene con el crecimiento
de seguidores en las confesiones cristianas protestantes o de otras religiones
como los musulmanes. Así que sus viajes sí tienen un alto componente de venta.
Por eso en un análisis de proyección y
estrategia, es fácil identificar que el Papa Francisco viene con las tres “R”
del mercadeo: recolectar, retener y recuperar. Tiene que recolectar más seguidores utilizando
métodos nuevos como el uso una mayor comunicación mediante medios digitales y
redes sociales. Tiene que retener a su base de católicos en los países con alta
concentración de seguidores o en aquellos en donde hay potencial de
crecimiento. Y tiene que recuperar el terreno perdido ante otras religiones.
En los Estados Unidos, por ejemplo, el papado
de su antecesor Benedicto XIV dejó un mal sabor porque coincidió con los casos
de pederastia entre el clero y eso hizo que bajara la cantidad de seguidores.
Sin embargo, y como bien señaló hace dos días el diario The Wall Street Journal, este viaje del Papa Francisco
ayuda a impulsar la Iglesia Católica. La religión católica crece en el sur y el
oeste de ese país, impulsada en gran parte por los inmigrantes de América
Latina, que son quienes llenan las iglesias en Atlanta, Houston y el sur de
California. Mientras tanto, la Iglesia se contrae el este y medio oeste, donde
históricos bastiones católicos como Boston, Detroit y Nueva York cierran
parroquias debido al menor número de fieles o de asistencia a misa.
Como estratega
de la Iglesia y de la política, el Papa Francisco sabe manejarse
con los medios de comunicación como nadie. De hecho selecciona sus interlocutores y es un hábil
constructor de mensajes en pocas palabras, al estilo de los 140 caracteres de
Twitter o en “sound bytes” que sirven
para noticieros de televisión o titulares de prensa.
Para contrarrestar la caída de seguidores en la
Iglesia, el Papa aprovecha al máximo su exposición y su persona pública, usando
la Internet como principal plataforma de promoción. Por eso le habla a los jóvenes de la
generación millenials con emojis y hashtags, y según la revista Fortune, en sólo cuatro
días, más de 30,000 personas bajaron el “Popemoji” y enviaron sobre 235,000 de
esos muñequitos por la web.
En enero
pasado dijo a Bloomberg que la Internet ofrece inmensas posibilidades para el encuentro y la solidaridad y lo
calificó de “un don de Dios". Pero
también alertó que la velocidad con la que se comunica la información supera
nuestra capacidad de reflexión y juicio, y esto impide formas más equilibradas
y adecuadas de expresión para evitar que abunden las interpretaciones subjetivas que responden a
intereses políticos o económicos, y que muchos sectores queden excluidos ante
la opinión pública.
Pero más allá de la Internet, el enfoque en la
proyección mediática ha sido clave para desarrollar su imagen, y de paso,
vender el mensaje. Es decir, si se tratara de un producto comercial, sería la
estrategia de publicidad y mercadeo. En este caso, es la estrategia de ubicar a
la Iglesia Católica como actor principal en la opinión pública mundial. Por eso
sus viajes en estos poco más de 30 meses de papado, han sido delineados de
manera táctica. El primer viaje internacional de Francisco fue a Brasil. Ha
viajado a Jordania, Palestina, Jerusalén, Albania, Corea del Sur, Turquía,
Francia, Sri Lanka, Filipinas, Bosnia y Herzegovina, Ecuador, Bolivia,
Paraguay, Cuba y ahora en los Estados Unidos.
Toda la exposición la ayudado a proyectar al
Vaticano en un proceso de modernización de los métodos, aunque en esencia, la
doctrina permanezca igual.
Ya al comienzo de su papado, Pew Research decía
que el Papa Francisco tenía más exposición mediática que el presidente americano Barack
Obama. Su cuenta en la red social de Twitter había alcanzado los 10 millones se de seguidores en todo el mundo en octubre de
2013. Por eso en revista Time lo convirtió en la Persona del Año después de un torbellino de actividad que
incluyó asumir posturas de reconciliación sobre la homosexualidad, promover el
cuidado de los pobres, criticar la ostentación en la iglesia y la
"idolatría del dinero”, hasta ahora que ha hablado a los divorciados
católicos, a las madres solteras o a suavizado las reglas para las anulaciones
de matrimonios, entre múltiples acciones.
El Papa ante el Congreso |
Una encuesta del Washington Post-ABC reciente encontró que el 92% de los
católicos estadounidenses tienen una impresión favorable de él, incluyendo 63%
que tiene una opinión "muy favorable". Del mismo modo, el 85% de los
católicos de Estados Unidos dice que aprueba la dirección en la que Francisco
es líder en la Iglesia Católica, incluyendo 54% que aprueba firmemente.
Sabe bien el Pontífice que no sólo necesita
restaurar la credibilidad del Vaticano - debilitado por esos escándalos
sexuales y la negativa durante décadas al progreso social – sino que también
tiene que verse en contra del anacronismo y la ostentación que por años permeó
entre algunos de los líderes católicos, como el mismo Benedicto XIV. De ahí sus
mensajes para atraer no sólo a los católicos, sino a los moderados, a los no
católicos y a los jóvenes.
Aunque no tiene aún el arraigo espiritual que
provocaba Juan Pablo II porque se trata de otra época, con diferentes enfoques,
y experiencias distintas, ambos comparten ese don de ser buenos comunicadores. Francisco en esta era domina la dialéctica y
el lenguaje publicitario, por eso como táctica de comunicación promueve las
audiencias públicas, o desde el Vaticano se difunden los temas que discute en
sus entrevistas, en las cartas públicas o las llamadas telefónicas que él hace
personalmente, y sus los tuits diarios.
Aprovecha toda oportunidad de comunicación para
evangelizar porque sabe que vive en la era de la información. Por eso sus mensajes enfatizan en la fe
cristiana, pero lleva esperanza a los sectores en la periferia, como los pobres
y marginados o los que sufren.
Bien lo
dijo la editora de la revista Time, Nancy Gibbs: “Rara vez un nuevo actor ha
capturado tan rápido tanta atención de jóvenes y viejos, de fieles y
descreídos, como el Papa Francisco”. Él bien sabe que entre enviar tuits y
tomarse selfies, mantendrá su mercado
de fieles y lo hará crecer.
NOTA: Esta columna fue publicada originalmente en NotiCel el 23-09-15 - http://www.noticel.com/blog/181169/el-papa-francisco-entre-tuits-y-market-share.html
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