(Nota: Esta es la segunda parte de la columna que publicó Noticel el 9 de septiembre de 2015 titulada “Portavoces de narcos”)
Todo el mundo sabe que frente al narcotráfico, la prensa tiene las de perder. Los
narcotraficantes en todo el mundo la han emprendido contra los periodistas. Los
amenazan, los presionan para publicar noticias que en realidad son mensajes
hacia sus rivales, los vejan, los golpean o los matan.
En Puerto Rico no hemos llegado aún a ese
extremo porque la prensa se cuida, y en parte, porque hay un deterioro en el
periodismo investigativo. Las pesquisas reporteriles se hacen en otros temas y
no tocan el narcotráfico. Habría que preguntarse por qué la renuencia de los
medios a investigar estos casos, si es por la seguridad de los reporteros, si
es porque el medio no tiene investigadores o si es, como sucede en otros
países, porque el narco ha invadido todas las esferas sociales y está en la
política, la judicatura e incluso en los propios medios de comunicación.
Lo que es un hecho incuestionable que la prensa
corre riesgos al informar sobre el negocio de las drogas. Del 1993 al 2013,
casi 700 periodistas han sido asesinados
en América Latina y el Caribe según el Informe Anual
de Impunidad 2013 “Rostros y Rastros de la Libertad de Expresión en
Latinoamérica y el Caribe”, publicó el diario U Chile. México
y Brasil fueron los países en donde se produjeron más agresiones. Mientras que
El Salvador, Honduras y Guatemala fueron señalados como
los de mayor riesgo para la profesión.
El informe elaborado por la alianza regional de
IFEX en América Latina y el Caribe (ALC) hace un análisis de la situación de
impunidad en 11 países de esta región para reflexionar sobre los hechos más recientes y del
contexto actual en material de impunidad, según reportó el Knight Center de la Universidad de
Texas
Tal es la preocupación por esos casos que en
los Estados Unidos en julio pasado el tema de las amenazas al ejercicio del
periodismo en México fue discutido ampliamente en una sesión especial del Comité de Asuntos
Exteriores del Congreso. En el mismo se reveló que en México cada 26 horas un periodistas es
atacado por narcotraficantes.
De hecho, México es uno de los países más
peligrosos del mundo para ejercer como reportero. Los narcotraficantes y
oficiales corruptos en el gobierno, si no pueden atacarlos, los hostigan, según
se reveló en esa sesión congresional. También se dijo allí que en los últimos
ocho años más de 120,000 personas han sido asesinadas o desaparecidas según
cifras oficiales, y muchas son periodistas.
Este deterioro se corroboró también en la
Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa que todos los años recopila la
organización Reporteros sin Fronteras (RSF) en 180 países. En más reciente
estudio publicado en el primer trimestre de este año (2015) se encontró que
había un deterioro global en la libertad de prensa en lo que concierne entre
otros al pluralismo y la independencia de los medios de comunicación, la
seguridad y el respeto a la libertad de los periodistas.
En países como México, por ejemplo, que es donde más periodistas están siendo amenazados, secuestrados y asesinados por criminales del narcotráfico, la prensa también enfrenta otras amenazas.
Además de eso, la libertad de prensa en México
también enfrenta el obstáculo de la impunidad a esos crímenes y la limitación de accesos a la información que
suponen los monopolios de empresas, según se reportó recientemente en una
investigación del diario británico The Guardian.
Aparte
de lo que ocurre en México, en otros países de Centroamérica existen alianzas entre pandillas,
policías, políticos y el sector privado, que lava el dinero del crimen
organizado. Todo
eso tiene repercusiones en las políticas públicas y hasta en campañas
electorales.
Entre las principales amenazas que impone
el negocio de los narcos al ejercicio del periodismo, y por ende, al derecho del pueblo
a estar informado, están:
1. Violencia criminal y asesinatos, que
siguen siendo la mayor amenaza.
2. Ataques al momento de cubrir
demostraciones y protestas.
3. Ataques directos a medios
noticiosos. A nivel mundial el ataque de fundamentalistas musulmanes a la
revista Charlie Hebdo en Francia acaparó la atención mediática, pero en América
Latina, específicamente en México, los ataques de narcos a medios noticiosos no
se detienen. En algunas regiones mexicanas los ataques a periódicos y emisoras
de radio han ido en aumento.
4.
Aumento en los niveles de autocensura. Los periodistas dejan de cubrir
noticias por miedo.
5. Amenazas y robo de documentos a los
periodistas.
6. Presiones de sectores del
narcotráfico para que periodistas y medios manipulen información. Esto sucede mucho en México, según el
reporte.
7. Interferencias en la creación de
medios que sean críticos o que fiscalicen las autoridades.
8. Amenazas a los anunciantes para que
dejen de pautar anuncios. Otra modalidad es que los anunciantes presiones a los
medios para influenciar el contenido noticioso, según reportó la Asociación
Mundial de Periódicos.
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