Jugando al esconder. El gobierno le dice la prensa que cuente hasta
diez. Y la prensa, pone el brazo contra la pared y empieza a contar.
“Uno, dos, tres, cuatro, cinco”, cuenta la prensa, mientras el gobierno
sale corriendo despavorido a esconderse, a ocultar las verdades, a
enterrarlas para que no las encuentren. “Seis, siete, ocho”, sigue la
prensa, mientras el gobierno se calla, guardando silencios elocuentes de
las verdades que deberían todos conocer. “Nueve, diez. ¡Por ahí voy!”,
grita la prensa, pero no pasa nada. En el juego pasa el cuatrienio y el
gobierno oculta mientras la prensa no encuentra la verdad. Vivimos del
cuento. Vivimos, como pueblo, jugando al esconder.
Como cuando éramos niños, parecería que el gobierno juega con la
prensa y no habla claro. Siempre pasa en todas las administraciones,
pero la actual ha llevado el juego a niveles insospechados. Inmorales.
Ahora es peor que nunca antes porque la prensa está tan vapuleada por la
crisis económica que en la inmensa mayoría de las veces calla ante el
proceso sistemático que impone el gobierno de ocultar la verdad al
público.
“Uno, dos”, cuenta la prensa mientras el gobierno
oculta lo que pasa en la Autoridad de Energía Eléctrica. Es harto
conocido que estamos a punto de un colapso en todo el sistema. Las
plantas generatrices no funcionan. En el área metropolitana, llevan días
en las que hacen apagones selectivos. Muchas personas pensaron que se
fue la luz por las lluvias de la tormenta Erika que realmente no pasó
por la isla como se anticipaba. Otros piensan que se fue la luz en su
urbanización o en su zona, producto de una avería. La realidad es que el
sistema no da por la falta de mantenimiento. La AEE nos tiene igualitos
que en la República Dominicana, sin luz, pero al consumidor que quiere
salirse del sistema, lo penalizan. Le hacen la vida imposible al que
quiere placas solares o al que compra plantas. ¿Será acaso que quieren
que colapse el sistema para empujar la privatización ante la
desesperación de los consumidores? ¿Es que empujan a esto para lograr la
venta, como denuncia la UTIER? ¿Por qué no se insiste en este asunto?
¿Dónde quedó aquella fiscalización de la prensa a esta corporación
pública y el por qué pagamos tanto? ¿Por qué el silencio ahora?
“Tres, cuatro”, sigue contando la prensa mientras que en la Autoridad
de Acueductos y Alcantarillados tienen a gran parte del país en medio
de un racionamiento en medio de lluvias. Primordialmente a las clases
trabajadoras, clase media. Si bien es cierto que hay una sequía, no es
menos cierto que esto se pudo hace previsto desde hace más de un año, e
ir educando al pueblo. Pero en algunos sectores siguen inmunes sin que
les falte el líquido. ¿Por qué a unos sí y a otros no? ¿Por qué la
cobertura noticiosa se basa más en reportar los niveles de los embalses
que en fiscalizar a la AAA? ¿Qué es lo que esconden en la AAA?
“Cinco, seis”, cuenta los medios informativos mientras que en la
Autoridad Carreteras y en el Departamento de Transportación y Obras
Públicas siguen con la práctica de ocultar la verdad. Como hicieron con
las fotomultas y el cobro ahora del sello de Auto Expreso, el pasado
cinco de agosto Carreteras y la Autoridad para las Alianzas Publico
Privadas (APP) firmaron un acuerdo interagencial para la privatización
de las restantes autopistas. Esto incluye la segunda fase de la PR-22 y
la PR-5, además de la PR-52 y la PR-20. Esto lo reveló en su página el
Doctor Shopper, quien indicó que eso aparece en el contrato 2016-000047
radicado ante la Oficina del Contralor. Si no tienen dinero para operar,
¿por qué no hablan claro y explican las razones de esas
privatizaciones?
“Siete, ocho”, siguen contando pero el gobierno
sigue desviando la atención. De hecho, hace un año se anunció que la
Junta de Directores en la Autoridad de Carreteras difundiría sus
reuniones por Internet. Eso no ha pasado. ¿Por qué la última reunión en
la que se acordó la privatización no está en You Tube? ¿Para qué es
buena entonces la Internet? Lo que hace también preguntarse, ¿por qué
eliminaron a una de las pocas oficinas que estaba funcionando en el
gobierno, que era la del manejo de Internet e Informática? ¿Fue para
ocultar la verdad en las agencias? Claro, para llevar información al
público por Internet es malo, pero para politiquear por las redes
sociales es bueno. El ciudadano se da cuenta de esta jugada.
“Nueve”, se cuenta, jugando al esconder, y siguen las bolas de humo.
Hace dos años se anunció con bombos y platillos, con la presencia de
políticos y varios jefes de agencia en una rueda de prensa celebrada en
Aguada el proyecto para la siembra de caña que requirió una inversión de
sobre $9 millones. ¿Qué pasó con eso? ¿Alguien del gobierno o de los
que estuvo en esa rueda de prensa ha salido a decir si el proyecto se
fracasó? El proyecto no funcionó, pero nadie dice nada.
“Diez”,
desinforman en todo. ASES, Educación, Salud, Agricultura y
prácticamente todos los sectores del país en donde toca el gobierno
están en crisis. Todos esos ejemplos previos demuestran sólo algunas de
las cosas que no se están fiscalizando adecuadamente. Llama la atención
que justo en momentos en que el gobierno enfrenta una de las peores
crisis fiscales en su historia, la cobertura se concentre en lo que se
informa en ruedas de prensa por los propios funcionarios y se investigue
tan poco.
Desde que el pasado 20 de julio el Gobernador
Alejandro García Padilla dijo a la prensa neoyorquina que la deuda de
$72,000 millones es impagable, la situación ha ido en picada. De hecho,
esta semana se supone que se dieran unos pagos, pero el grupo de
trabajo que coordina la reestructuración pidió una extensión de varios
días para presentar su informe. Y en el gobierno, mantienen el mismo
libreto y la información a cuentagotas. ¿Por qué no le hablan de frente
al país con la verdad? ¿Será acaso porque buscan que su gente se acomode
en lo que se brega con la deuda? No se puede seguir traqueteando con la
crisis.
Esconder la verdad es peor que el silencio. El gobierno
vive en un mundo de crear percepciones, pero la realidad es bien
distinta. Al mantenerse callados, se abona a la desconfianza general.
Esa es la realidad.
Mientras todo esto ocurre, ¿qué pasa con la
prensa? Son contadas las excepciones que se paran de frente y exigen el
derecho del pueblo a estar informado. De hecho, casi todos los medios
tradicionales están en un silencio cómplice con el gobierno.
Entre las excepciones honrosas hay que destacar al medio digital Sin
Comillas que radicó pleitos legales para que Hacienda revelara los
documentos públicos del estudio de la reforma contributiva conocido como
el informe KPMG, y para que la Oficina del Comisionado de Instituciones
Financieras divulgara sus acuerdos con UBS que debía pagar una multa de
$3.5 millones y restituir $1.7 millones a clientes por transacciones
con fondos mutuos. La Asociación de Periodistas de Puerto Rico se unió a
Sin Comillas en el pleito contra Hacienda. Los demás, en silencios
elocuentes.
Esto contrasta con las expresiones de los
reporteros en carácter individual. Por ejemplo, la semana pasada muchos
de los reporteros del patio expresaron en las redes sociales apoyo al
periodista de Univisión, Jorge Ramos, por exigirle a Donald Trump que
contestara las preguntas que son importantes para los hispanos en los
Estados Unidos. Aquí lo respaldaron pero muchos en la prensa americana
criticaron a Ramos por ser activista, a lo que él respondió que “como
reportero tienes que tomar un punto de vista cuando se trata de temas
como racismo, discriminación, corrupción, vida pública y derechos
humanos. La base del periodismo es cuando los reporteros toman un punto
de vista ante los que están en el poder. La responsabilidad social más
grande como reportero es evitar y denunciar el abuso de los que están en
el poder. Eso pasó con Watergate, lo hemos visto muchas veces”.
Partiendo de esas expresiones, ¿qué pasa que aquí que muchos
periodistas no cuestionan lo que está ocurriendo el país? ¿Por qué se
callan y aceptan lo que dicen los funcionarios como si fuera verdad?
Cuando algún funcionario dice una estupidez, caen en el engaño.
Confrontan poco. De hecho, pocos se atreven a abrir la boca o sólo
preguntan sobre lo que dice el comunicado. Son víctimas del juego de
esconder del gobierno incluso desde las conferencias de prensa cuando
los que fueron reporteros ahora laboran de asesores y otros colegas se
dedican a limitar el radio de acción de los periodistas. A veces no
necesariamente es el político, sino su asesor que no lo deja hablar, es
el que le dice a qué periodista debe contestarle y a cual no, o a qué
medio favorecerán con la información. Repito que esto no es nuevo y que
viene pasando desde otras administraciones y otros gobiernos, pero en
los últimos años ha aumentado esta práctica.
Todo esto pasa
porque el periodista es un ser humano que está sufriendo los embates de
la crisis actual y está amedrentado por la misma. Teme perder su empleo y
por eso calla. No quieren problemas.
Otra parte del problema es
que muchos en la prensa, particularmente muchos medios informativos, no
se prepararon para la crisis y no saben manejarla. No la anticiparon,
no la vieron venir. Los periodistas vivían en la falsa bonanza de sus
salarios y beneficios, pero cuando empezó la crisis a apretar a sus
medios, quedaron fuera. Los demás están con miedo.
Y mientras
tanto, los políticos se aprovechan. Los de la oposición, velando la
güira sin aceptar que son también culpables de la debacle. Y los que
están en el poder, aprovechan esperando que la prensa y todos se queden
contando contra la pared mientras ellos siguen jugando a esconder la
verdad. El pueblo tiene derecho a saber lo que de verdad ocurre. Ya
basta de seguir jugando al esconder.
NOTA: Esta columna fue publicada en NotiCel el 2-9-15 http://www.noticel.com/blog/180312/jugando-al-esconder.html
No comments:
Post a Comment