En una esquina el senador Eduardo Bhatia somete un jab a su oponente y le llama: “El Padrino de la Mafia y de la Corrupción”. En la otra, el Presidente del Senado le responde espetándole el mote de “El Gran Mariscal”. En el medio, como esquivando golpes, el árbitro Rubén Sánchez guarda los usuales silencios e invita a un debate que sólo acepta el líder popular más no el penepé. Y mientras tanto, el público – sean o no fanáticos – no tienen más remedio que escuchar sin despegarse de la radio.
Unos con placer, otros con rabia, pero al fin, todos conectados.
Sin lugar a dudas, en la garata que se suscitó esta mañana en WKAQ 580 AM entre los senadores del oficialista Partido Nuevo Progresista y el opositor Popular Democrático, ganó el rating. Y la misma es sólo un atisbo a la campaña que apenas comienza de cara a las elecciones.
La acalorada discusión ha sido tema de comentarios en todas partes compitiendo casi con la noticia principal del día que fue la convicción por corrupción del alcalde PNP de Vega Baja, Edgar Santana. Pero la misma plantea una seria de preguntas sobre cuál debe ser la labor del periodismo, si es que se trata de darle al público la mayor información posible para que tomen sus propias decisiones, si es un circo o si se trata de echar leña al fuego en las pugnas político-partidistas para asegurarse mayores audiencias (como se logró hoy).
Plantea también la oportunidad de analizar desde el punto de vista de la comunicación política-electoral, cuál es la proyección de ambos candidatos.
Aunque las peleas Rivera Schatz vs. Bhatia no son nuevas, la de hoy nos deja ver cuáles serán los temas de ambas campañas. El rojo le asociará con la corrupción por la defensa que Rivera Schatz ha tenido de allegados que han sido convictos o implicados en esquemas turbios tales como el ex senador Héctor Martínez, Evelyn Vázquez el mismo Santana. Y el azul le vuelve a traer a Bhatia las insinuaciones y epítetos sobre preferencias sexuales que inició hace años el actual Acalde de San Juan Jorge Santini sin que Bhatia le respondiera adecuadamente.
Bhatia, a quien todo el mundo reconoce como una persona inteligente, educado, de mucha capacidad, formación profesional y académica, siempre ha tenido la proyección de débil precisamente por lo mal que ha respondido en todos estos años a las insinuaciones del PNP. Incluso cuando el hoy ex senador del PNP Roberto Arango le decía “cua cua” y cuando éste salió en medio de un escándalo por fotos desnudas y el tema del homosexualismo, la respuesta de Bhatia fue débil. Bhatia ha dejado el flanco abierto elección tras elección y siempre se ve como una persona débil.
En cambio, Rivera Schatz siempre se ha proyectado fuerte, sagaz e inteligente. Un fiscal en todo el sentido de la palabra. Agresivo en el verbo, el presidente con el presidente del Senado no hay grises sino blanco y negro. O lo aman las huestes del PNP o lo detestan los demás por sus acciones tales como el cierre de las gradas en el hemiciclo, los ataques a periodistas y medios de comunicación, sus posturas ante la situación en la Universidad y los macanazos a estudiantes. Es una figura polarizante. Por eso sorprende a muchos cómo Rivera Schatz ha logrado cambiar su proyección hasta convertirse en mediador de conflictos obrero-patronales y gozar del respaldo de sindicatos, entre otros grupos.
Acéptenlo o no en su propio partido, quien manda en el país es Thomas Rivera Schatz. Aquí no hay ley que se apruebe, no hay nombramiento de jueces, fiscales o de funcionarios que no pase por sus manos. Y es precisamente por esa razón que la discusión de hoy fue tan dramática porque el débil – Bhatia – atacó al más fuerte, al que todos temen, incluso en el PNP. De todos los candidatos del PPD, fue Bhatia el único que se atrevió. Ni el presidente popular Alejandro García Padilla, ni Héctor Ferrer, ni José L. Dalmau. Fue Bhatia.
En términos de proyección política, la estrategia de “proteger” a García Padilla funcionó porque ahora se trata de una pelea entre senadores. También la estrategia de responder epítetos con epítetos nivela o neutraliza al oponente. Rivera Schatz, por más que interrumpía, lució mal porque nunca quiso aceptar debatir con Bhatia mientras que éste se proyectó como el único del PPD que saca la cara contra el “fuerte”.
Bhatia también se mantuvo sin desviarse en su mensaje, que es la máxima en comunicación. No perdió la calma a pesar del litigio en el que estaba, aunque ambos recurrieron a la consabida retórica política.
La discusión de hoy la asocio con la imagen del bully al que todos los niños le tienen miedo porque grita o agrede a los demás hasta que llega el más débil, le da un golpe y desde ese momento, sorprende al resto. En fin, Bhatia venció.
¿Cómo se traduce esa discusión en votos? Ciertamente aviva a las huestes de cada partido y posiciona la pugna por el liderato senatorial. Sin embargo, ¿Dónde queda la responsabilidad del periodista en todo esto? ¿Se educó al país o se informó o se le dejó llegar a sus propias conclusiones? ¿Se promovió la chabacanería y la falta de respeto al fomentar que los líderes den ese ejemplo de comportamiento al país? Son muchas de las preguntas sobre el tintero.
El significado que enseñan del periodismo es más o menos así: “La prensa tiene la responsabilidad y la función de informar, fiscalizar, educar y entretener”. Es cierto, pero la transformación en los medios noticiosos a nivel mundial se refleja en Puerto Rico no sólo con personajes como La Comay o el programa Dando Candela, sino en todos los medios de comunicación que deben ser supuestamente “formales”.
De todos es conocido que el periodismo investigativo está en vías de extinción en el País. En la radio, no existe. Punto.
En la radio abundan los abogados, ex políticos y analistas, así como las figuras que quizás en algún momento ejercieron el periodismo pero ahora son comentaristas. No hay nada malo con eso. Por el contrario, es una nueva tendencia en el periodismo que no es exclusiva a Puerto Rico. Lo objetable es proyectarse como periodistas sin necesariamente ser éticos, y en el caso de hoy con Rubén Sánchez, gústele a quien le guste, la realidad es que él usó su estilo al máximo y le sacó provecho al ganar audiencia.
Rubén olió sangre y dejó a los políticos caerse encima, como sucede a diario en todas las emisoras y seguirá sucediendo. Esto tampoco es nuevo. Quizás la escena inolvidable fue la que logró Luis Francisco Ojeda en su programa de televisión entre Carlos Romero Barceló y Miguel Hernández Agosto cuando uno le decía al otro “tú eres el corrupto”. Es la historia.
Las audiencias prefieren lo movido, al análisis sosegado, lo superficial y cómico, a lo profundo. ¿Que si se está embruteciendo al país o al público? Pues sí. Es lo mismo que ver a Kim Kardashian como la noticia principal en CNN o ver que al New York Times le tomó casi un mes “descubrir” las protestas de Occupy New York que ahora son noticia.
La realidad es que los debates entre políticos no van a acabar y los medios noticiosos se van a aprovechar para tener titulares y ratings, que a su vez, respaldan los anunciantes. Es un círculo vicioso que le quita tiempo a discusiones serias y no soluciona problemas verdaderos del país. Por el contrario, abonan a la violencia que nos arropa.
Y sin lugar a dudas, en eso, el que pierde es el pueblo.
(Este fue parte del análisis que brevemente di esta tarde en la sección En Blanco y Negro del Programa El Azote con Dávila Colón)
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