(NOTA: Esta columna fue publicada originalmente en NotiCel el 19 de abril de 2017 - http://www.noticel.com/blog/202086/crucificaron-al-hijo-del-mesias.html )
El pasado Jueves Santo crucificaron al hijo del
Mesías. ¡Perdóname, Señor! No me estoy refiriendo al Señor Jesucristo, sino al
honorable Gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, porque todos recordamos
que a su padre sus fanáticos le llaman El Mesías. Pues resulta que el jueves recibió vía una
carta de un supuesto Judas, más bien un burócrata del Departamento de Justicia federal,
la sentencia de crucifixión a sus
intenciones.
Parecía un fariseo o quizás un saduceo federal.
Un tal Dana Boente, que resultó ser subalterno del Secretario de Justicia,
envió un decreto a Rosselló en el que sentenció a la crucifixión sus intenciones
con el plebiscito. La carta, de forma inmediata, frustró los anhelos del
liderato del PNP de inventarse una fanfarria el 11 de junio sin tener permiso
del amo para dormir y entretener al pueblo con la política antes de los
cantazos económicos que ya están escritos. Se sabe que vendrán con la Junta y
el plan fiscal a partir de julio.
Y yo me pregunto: ¿Por qué no lo hizo el lunes
pasado? ¿O por qué no envió la carta hace dos días? ¿Por qué no lo hizo el
domingo como regalo junto con los conejos de Pascua? No. Escogió la fecha del
jueves santo y ese simbolismo no se puede obviar. Comunica mucho.
Según la tradición religiosa, fue la noche de
la reflexión, de la humildad con el lavatorio de los pies, la última cena y la
oración de en el huerto de Getsemaní. Fue la noche en la que Jesús de Nazaret
sabía que uno de sus discípulos lo traicionaría y lo iban a condenar a muerte
en la cruz. El que conoce la historia de
Puerto Rico y nuestra relación con los Estados Unidos, sabe que los americanos
no buscan las fechas al azar. Saben los porqués y los cuándos. Aquel que no
sabe la historia, no entiende ni entenderá nunca a lo que me refiero.
El PNP pensaba que ya se había crucificado a
los independentistas-soberanistas y a los populares, y resultó ser que los
americanos se los crucificaron a todos, incluyéndolos a ellos. El gobierno
americano se negó aceptar el plebiscito propuesto porque no incluyó al Estado
Libre Asociado territorial, tampoco aceptó la república asociada ni la
estadidad. O sea, los americanos quieren dejar las cosas como están, un
territorio no incorporado. En palabras sencillas, una colonia en la que ellos
mandan.
Además, a los americanos no se les puede coger
de lo que no son. Ellos leyeron bien las intenciones de Rosselló y le
dijeron “nonines”. Total, si alguien sabe manipular masas son ellos, que
escribieron el libro. Las intenciones de Rosselló con el plebiscito eran bien
claras. Primero quería tirar una cortina de humo para entretener a la gente con
el plebiscito en lo que empiezan los recortes grandes; Segundo, Rosselló quería
terminar de decapitar al Partido Popular; y tercero, Rosselló necesita
proyectar fortaleza, liderato y que tiene una mayoría absoluta que no ganó en
las urnas. Quería consolidar su poder político con este plebiscito. Hay que
recordar que Rosselló ganó con sólo el 41% de los votos en las elecciones.
Ahora, una cosa es lo que Rosselló quiere
proyectar y otra cosa lo que quieren hacer los americanos, y son varias las
lecturas que Estados Unidos nos comunica
con esa carta que viene de Justicia.
Lo primero es que a los americanos no les
interesa un plebiscito que afecte al PPD porque esa fuerza política les recauda
dinero a sus candidatos demócratas. Los populares colonialistas estuvieron
calladitos haciendo su trabajo para parar la intención de Rosselló y por eso
bajó la carta que sorprendió al PNP. En eso los populares llevan más de 60 años
de experiencia haciendo ese tipo de estrategia.
Segundo, a los americanos no les interesa que
Puerto Rico sea estado si tiene una deuda cercana a $70 billones. No quieren un
estado quebrado. Pero entonces, ¿por qué no nos sueltan? Esa es la pregunta.
A mí me parece que todos los planetas se están
alineando y hay que estar atentos. Las
aparentes locuras en el discurso público del presidente Trump señalan una
beligerante intención de mover a la nación americana hacia algún conflicto
armado, y ya él ha dicho que interesa aumentar el presupuesto en las áreas
militares mientras reduce en programas sociales, entre otros. Y ante todo esto,
no podemos olvidar que Puerto Rico siempre fue un bastión militar para los
Estados Unidos.
Lo que me lleva al tercer mensaje que nos
comunican los americanos. Que no nos tome por sorpresa que de pronto quieran
regresar a Roosevelt Roads o a algún lugar en esta zona. Ellos tienen bases en
el Pacífico, pero en el Caribe las fueron eliminando por motivos económicos y
ahora Trump aumenta esos presupuestos, así que hay que estar pendientes.
La realidad es que no somos el ombligo del
mundo aunque los políticos, analistas y los medios que viven de la política
pretenden que el público puertorriqueño se lo crea. Trump tiene otras
prioridades como Isis, o Kim Jong-un, o Putin. Para que Puerto Rico le importe,
tenemos que hacer que se convierta en prioridad. De hecho, no era esa la
intención prometida por Jennifer González y por el Gobernador Rosselló. ¿Dónde
está el Plan Tenesí? ¿No habían dicho que tan pronto entraran al poder iban a
enviar a siete representantes al Congreso? ¿O es que son los siete miembros de
la Junta de Control Fiscal?
A la hora de la verdad, todo se reduce a
dólares y centavos. Hasta que todos los sectores ideológicos no se unan en un
objetivo común de exigir la descolonización, nada va a cambiar. Al pueblo el
plebiscito realmente no le importa. Esta misma semana varios medios han hecho
sondeos y cuando le preguntan, la mayoría de los entrevistados dicen estar más
preocupados por su situación económica que por la política. El pueblo está
claro. Sabe que los que mandan los americanos y que los políticos viven de
mantener el status quo, las divisiones y gobernar la colonia.
Mientras tanto, a nosotros como pueblo, los
americanos y los políticos por igual, nos tienen cargando la corona de espinas.
Bueno, nuestro pueblo olvida que es una colonia, para que está y a quien beneficia. Obviamente, a la metrópoli, que juega con Puerto Rico como un gato con un ratón hasta que lo mata. No sueltan su mercado cautivo que a la vez les da a casi todos sus ingenieros, la mitad de sus médicos y la siempre útil carne de cañón. Debemos dejar el rol del ratón sumiso y conformista. Pensemos que somos mangostas y defendámonos.
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