Periodista independiente en Puerto Rico

Wednesday, April 26, 2017

Porque es pobre y negra



 
Alma Yarida Cruz, estudiante víctima de discrimen (Foto de El Nuevo Día)

(Esta columna salió originalmente en NotiCel el 26 de abril de 2017 - http://www.noticel.com/blog/202319/porque-es-pobre-y-negra.html )

La huelga, los arrestos, los encubiertos, el vandalismo, los recortes en beneficios y las peleas entre los populares han sido las noticias de estos días, pero los medios en general insisten en seguir dándole la espalda al mayor crimen que se comete en el país: la violencia del sistema hacia los niños. El ejemplo más contundente es el caso de una niña de 11 años en Carolina que arrestaron y espera juicio. No conforme con eso, ahora quieren silenciar al abogado y a todo el que alce la voz en su defensa. La represión está en brote y esto no se puede permitir. Y todo, porque es pobre y negra.

Se trata de la niña Alma Yarida Cruz, una estudiante pobre y de educación especial del sexto grado de la escuela elemental Modesto Rivera en Carolina, que se hartó de ser víctima de bullying durante dos largos años y cuando se defendió de sus dos presuntas agresoras, fue a ella a quien acusaron.

Este caso trascendió a principios de este mes y tiene que escandalizar a todo periodista, relacionista profesional, relacionista, comunicador, abogado y comentarista en los medios. Lo reveló primero El Nuevo Día y luego el comentarista Jay Fonseca en sus programas de radio y televisión. Entonces, el sistema que por dos años no defendió a esa menor ni a las menores involucradas, actuó. Se impuso una orden de mordaza para que nadie más hablara en la prensa e impedir que Fonseca los entrevistara.

No conforme con intentar limitar el derecho del pueblo a enterarse de lo que pasa y pretender coartar la libertad de prensa, los Procuradores de Menores Carlos Alonso Sánchez, Noemí Rivera De León, Mariana Pérez Cordero entonces radicaron una moción urgente pidiendo que se sancione al abogado Leo Aldridge, quien defiende a la niña. Vamos a los hechos.

Alma Yarida, quien es estudiante de educación especial, aguantó desde el cuarto grado que dos niñas le dijeran “mona”, “pelo de cahíllo” y otros epítetos, y que la molestaran. Se burlaban y la hostigaban sin que ningún maestro ni trabajador social hiciera algo o saliera en su defensa. Un día no aguantó más, y tuvo una discusión con esas dos compañeras.  Empujó a una de éstas, les dijo palaras soeces y amenazó con tirarlas por las escaleras. Alma Yarida niega los incidentes, pero fue arrestada y enfrenta cinco cargos en el Tribunal de Menores por agresión simple, amenaza y alteración a la paz.

Pero claro, los procuradores de menores actúan si es una nena de 11 años, de Carolina, pobre y negra. Esa sí es una amenaza. Como la mayoría que están en las cárceles e instituciones juveniles. ¿A que no hacen lo mismo si se trata de un blanquito en un colegio? A esos no los tocan.

Lcdo. Leo Aldridge
El segundo hecho contundente es que el abogado defensor, Leo Aldridge, además de letrado es periodista y lleva el caso pro bono. O sea, no devenga un centavo por defender a la niña negra de 11 años. Quienes conocemos a Leo damos fe de su estatura moral incuestionable y su verticalidad en todo cuanto hace en la vida. Es de esos seres raros que al momento de decidir entre oro y dignidad, no titubea y sabe que tiene que irse del lado de la dignidad, como todo el que ha sido periodista de vocación. Los que llevamos el periodismo en la sangre, aunque no trabajamos ya como reporteros y estemos en otros campos profesionales, sabemos distinguir bien los abusos. Esa formación y ética periodística siempre nos va a poner del lado del que sufre o del más vulnerable. Pasa algo en nuestro ser que nos impide tolerar las injusticias. Y lo que le pasa a esta niña, sin lugar a dudas, es una injusticia.

A los abogados se les puede imponer llevar casos probono, algo que por ejemplo, a nosotros los licenciados en relaciones públicas la ley no nos obliga hacer.  Sin embargo, los que hemos sido periodistas,  y muchos que de verdad llevamos esta profesión de relaciones públicas con dignidad, hacemos todo el tiempo porque hay que apoyar al que necesita. Se trabaja para vivir, claro está, pero hay una misión social y ética que debe ir mucho más allá.  Tiene que haber un compromiso social con este país. Y el derecho, como lo son las relaciones públicas y el periodismo, exigen esa ética.

Por eso es que esta imposición de medidas disciplinas es inmoral. Atenta no sólo contra la práctica de Aldridge como abogado, sino que es un menosprecio al ejercicio de la libre expresión de cualquier comunicador, analista o comentarista que quiera expresar o dar a conocer una injusticia que el mismo sistema esté cometiendo contra un ser vulnerable. Lacera también el trabajo de los periodistas que advienen en conocimiento de hechos.

Porque dejémonos de chiquitas. De lo que se trata aquí es del sistema protegiéndose. Ni a Justicia, ni a Educación, ni a los Tribunales les interesa que El Nuevo Día, Jay Fonseca o el resto de la prensa abra la caja de Pandora y dé a conocer que Alma Yarida es tan sólo una de los miles de casos de niños pobres en iguales condiciones en todas las cortes en el país.

Y yo pregunto ¿dónde estaban esos procuradores de menores protegiendo a esta niña? ¿Por qué es negra? A la Secretaria de Justicia que le encanta robar cámara y salir en los medios, ¿qué dice de este caso? ¿Por qué se calla? ¿Por qué es una niña pobre, de Carolina, hija de una madre soltera? Y las organizaciones que defienden a los negros, ¿dónde están que no salen en defensa de esta familia?

¿Dónde está el Procurador de Personas con Impedimentos que no ha dicho nada de este caso ni ha salido a dar la cara por esta niña? ¿Por su madre? ¿Dónde están esos abogados que se pasan demandando a los negocios para que cumplan con la Ley Federal ADA,  por qué no se unen en defensa de ese compañero abogado Leo Aldridge, que está siendo atacado ahora mismo por defender a una niña incapacitada? ¿O es que sólo se unen para demandar a comercios?

¿Dónde están los jueces? ¿Qué piensan los Jueces del Tribunal Apelativo donde sabemos que hay tantos que ven este tipo de acción con escepticismo? ¿Y los del Tribunal Supremo, pensarán que está bien que se ataque al que defiende a una niña que ha sido víctima del sistema por ser pobre y negra?

Sabemos que Puerto Rico está en una crisis profunda y que la atención mediática está en las noticias del día a día. El ambiente, sin duda, está tenso. El problema es que se aprovechan de la crisis para aplastar al pueblo como si fuéramos cucarachas y pasarse los derechos civiles de la gente más vulnerable por donde no les da el sol. Ver cómo el sistema no sólo aplasta a una niña, sino a una madre y ahora intenta hacerlo con su abogado, da asco. Además no podemos perder de perspectiva que Puerto Rico es un país de viejos. Los niños son la generación que queda. Yo los miro como si fueran lingotes de oro, porque son eso. Hay que cuidarlos porque son lo más preciado que puede tener toda sociedad.  

Yo me imagino a esa nena de 11 años, arrestada, esposada, llorando y sin entender lo que le pasaba. ¿Se la imaginan ustedes lectores? ¿Si fuera tu hija? ¿Y si las otras dos nenas del caso fueran tus hijas, qué harías? ¿Es ese el Puerto Rico que queremos? ¿Un Puerto Rico en el que todo se resuelve en los tribunales? ¿ Un Puerto Rico en el que se maltrata al negro, al pobre, y al que alza la voz en su defensa?  Yo no. Para mí, quien aplasta la dignidad de un niño, aplasta todo un pueblo.

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