A veces pienso
que el chisme farandulero está en peligro de extinción. Eso que fue la fuente
inagotable de noticias y que provocó por años la proliferación de revistas como
Vea, TVGuía, Estrellas y Estrellitas, y ahora TV y Novelas, ya no existe. El
chisme farandulero se transforma.
Por eso es que
en la televisión, el chisme o el rumor han tenido que evolucionar hacia el
entretenimiento y la información en programas híbridos como Lo Sé Todo (LST) y
Dando Candela (DC). Híbridos porque combinan chisme con el entretenimiento y
comedia, las noticias exclusivas con investigaciones y casos de interés humano,
así como la denuncia, la fiscalización y temas de interés general. Por eso
acaparan los ratings de la televisión local.
Como aquí ya
no se producen telenovelas, el teatro por desgracia no tiene la difusión que
debería y no hay una producción artística consistente como lo hubo en los años
70 y 80, ya casi no hay farándula. A decir verdad, no es que no existan los
artistas. Existen, y la inmensa mayoría de los actores son buenos. El problema
es que en Puerto Rico no se ve el espectáculo, las artes y el entretenimiento
como una industria que genera actividad económica, y es muy poco lo que se
fomenta para la creación de talleres locales nuevos.
Sin
producciones, no hay mucha noticia que cubrir. Entonces, los medios que solían
tener temas de farándula, han tenido que recurrir a rellenar con noticias del
exterior – como los Tigres del Norte y gente así – o a fabricar las
personalidades locales. Las Maripily de la vida.
Al no tener
chismes de actores, recurren al chisme del alcalde, al reggetonero apagado y sus hijos, al actor que hace 20 años no sale
en televisión o a críticas a situaciones políticas y sociales. Si uno mira
bien, el chisme no es como antes. Es decir, no son rumores sin confirmar. Son
informaciones corroboradas, quizás para evitar las demandas por libelo o
difamación. Por eso resulta interesante ver cómo han ido evolucionando los
programas de chismes.
Este proceso
del cambio lo inició Kobbo Santarrosa con su personaje de La Comay en
SuperXclusivo, tal y como he venido analizando en este mismo periódico hace
años. La columna con la que comencé a escribir en El Vocero titulada “La Comay
es Prensa” (1ro de agosto de 2012 – http://www.vocero.com/la-comay-es-prensa-opinion/ )
todavía hoy provoca ronchas entre los que no la entendieron y los que aún se
niegan a admitir esas tendencias.
Santarrosa fue
demandado en infinidad de ocasiones y evolucionó tocando temas como el caso del
niño Lorenzo o el de Carmen Paredes, entre otros aspectos. Ahora esa transformación
en la que se incorporan recursos y técnicas del periodismo “tradicional” se ve
en espacios como LST en Wapa y DC en Telemundo.
Como siempre
soy transparente, y citando al patriota cubano José Martí, yo “viví en
el monstruo y le conozco las entrañas”. Aclaro que trabajé en LST desde que se
desarrolló el concepto y lo llevamos al aire, y luego investigando, produciendo
y colaborando con el equipo en general. Pensaba estar por tres o cuatro meses
pero terminé quedándome 10. Me fui porque confligía con otros intereses y
proyectos pero debo decir que ha sido una de las mejores experiencias profesionales
en mi vida, y que todos y cada uno de los que allí laboran son excelentes. Estuve
también como reportera por casi 20 años en distintos medios televisivos, prensa
escrita radio, así que sé de lo que
hablo. Así que con la experiencia vivida, menciono algunos de los motivos por
lo que esto ha ido evolucionando:
1. Productores: A diferencia
de la televisión tradicional que a veces luce anquilosada en los años 80
repitiendo los mismos formatos, estos programas tienen creativos dirigiendo. La
mente creativa en LST, Maxi Paglia, fue el mismo que venía de SuperXclusivo e
introdujo muchos de los cambios en formato. En DC, la experiencia en televisión
de Soraya Sánchez es un as.
2. Narrativa: La manera en que presentan las
informaciones mantiene a las personas conectadas sin querer cambiar el canal
sin aburrirse. Es entretenimiento vs. formalidad, y eso ha pegado en el horario
en que se trasmiten. Quizás en un futuro tendrán que cambiar y bajar de 1
hora a media hora, como en Estados
Unidos, para evitar la repetición y la monotonía.
3. Denuncia: Al presentar
casos de interés humano como seguimiento a asesinatos y casos criminales, las
condiciones de vida de un artista o su estado de salud, por ejemplo, traen un
elemento de denuncia que provoca proximidad en el televidente.
4. Reporteros: Aunque no
todos los empleados tienen formación de periodistas sí han incorporado
reporteros con preparación, estudios y experiencia en otros medios
tradicionales a quienes les ha costado cambiar hacia el entretenimiento.
5. Corroboración: Para no caer
en los errores de “La Comay”, el producto se cuida. Usan investigadores
periodísticos, productores y editores para corroborar veracidad en las
informaciones.
6. Tiempo: A diferencia de los noticiarios
que tienen reportajes de 1 minuto o 1:30, en estos programas les dan más tiempo
a los reportajes y pueden abundar en los temas.
7. Comedia: No son monótonos. El elemento de
la comedia que trae Rocky en LST o Fernan en DC proveen variedad en un horario
que es necesario, cuando las personas llegan de trabajar a sus casas.
8. Voces: El comentario de Topy Mamery en
LST, y de Saudy, luego Luis Francisco Ojeda y luego Carmen Jovet en DC le traen
balance al programa entre lo “light” de la comedia y reportajes de artistas y
la denuncia, casi siempre de temas del gobierno o sociales. En Puerto Rico el
comentario ha sido creado como un espacio de opinión e incluso ha arrebatado
plazas de periodistas por abogados o ex políticos en radio desde los años 90,
así que las audiencias están acostumbradas.
9. Audiencias: La gente se
informa por Internet o en su celular. Vive en las redes sociales. O sea, que se
entera de las noticias de manera instantánea. En ese sentido, busca contenidos
distintos o entretenidos. En eso radica parte del éxito de estos formatos.
10. Tendencia: Es tal el
impacto de estos programas que otros los han ido emulando con segmentos
parecidos en Día a Día en Telemundo y ¡Viva la tarde!
Nota: En la
segunda parte de esta columna hablaré sobre la evolución en el periodismo, el
chisme y es espectáculo de la noticia.
NOTA: Esta
columna fue publicada en El Vocero el 8-9-14 http://elvocero.com/chisme-farandulero-parte-1/
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