Después de la boda de Jennifer González hay que pensar políticamente acerca de los presentes, los grandes ausentes y el mensaje que enviaron al electorado
Más allá de especular sobre lo que costó que es
un asunto que no viene al caso, lo que si importa es ver quien estaba y quién era
ausente. Observar como espectadores las transmisiones televisivas y luego, la abundante
sucesión de fotos posando en todas las redes sociales, de quienes estaban
diciendo “estoy aquí”, demuestran donde estaban las lealtades. No hay duda de
que fue una fiesta para Jennifer González y un entierro para las aspiraciones
políticas de Pedro Pierluisi. Eso es obvio.
Los que estaban allí presentes se están alineando
con quien entienden será la candidata. Aunque el gobernador estuvo, la verdad
es que el respaldo era a la Comisionada Residente y ya los planteas se están
alineando entre los que mas dinero aportan y los que quieren guisar cuando ella
suba al poder.
Pierlusi, quien insiste en que buscará la reelección,
tiene sobre su cuello la cadena de sus vínculos al Super PAC de “Salvamos a
Puerto Rico”, y las investigaciones federales a ese caso apenas comienzan. Eso,
y los nexos con la misma gente que aportó a la hoy acusada federal y
exgobernadora Wanda Vázquez, lo alejan de ser viable a estas alturas.
Por eso es que hay que pensar quienes eran los
presentes y sobre todo, quiénes eran los grandes ausentes a la boda. Quién posó
y quien se calló la boca y se ha mantenido escondido de la opinión pública
estos días. Más que nada, ¿por qué?
En todos los medios hubo cobertura amplia del evento.
En las redes sociales todavía hoy siguen hablando de cómo lucían equis o ye. Abundan
las sesiones de fotos y los reels de asesores, contratistas estatales y federales,
cabilderos y contribuyentes a las contiendas electorales. Gran parte de la plana
política y económica se juntó para llevar un mensaje “loud and clear”, porque
las fotos dicen más que mil palabras. “Jgo is our candidate”, parecían decir.
Raro que no estaba Cari Pierluisi y su esposo
Andy Guillemard. Si estuvieron en la boda, procuraron no salir en fotos ni en
redes sociales. Guillemard está demasiado caliente y eso no conviene. Su cuñado,
el gobernador, si estuvo, pero es que tenía que estar allí. Si se ausentaba de
la boda de su compañera de gobierno hubiese sido de verdad un escándalo.
Entre otros grandes ausentes que no se vieron
en fotos figura el senador Thomas Rivera Schatz. Tampoco se vio en fotos a
representante José Aponte, pero si se vieron fotos, entre otros, de Gabriel Rodriguez
Aguiló y Quiquito Meléndez. Creo haber visto a Johnny Mendez. Si a Georgie
Navarro lo invitaron, parece que no lo dejaron posar para photo-ops.
Yanitzia Irizarry que fue alcaldesa de
Aguadilla y dicen que la quieren para un puesto legislativo, dio cara. Igual hizo
la exalcaldesa de Guayama Glorimarie Jaime, quien acaba de ganar la presidencia
de PNP en ese pueblo y hace tiempo intenta un “comeback” como analista política
de la mano de los exfiscales Osvaldo Carlo y compañía. ¿Y dónde estaban los
cripto-empresarios a lo Brock Pierce y Logan Paul que no se dejaron ver?
No encuentran a nadie porque allí hubo unos
cuantos populares, desde la exgobernadora Sila Calderón y varios alcaldes y
alcaldesas. Además, las legisladoras actuales del PPD no se quieren quemar con
el PNP, según varios han expresado. No se atreven porque o los conocen o tienen
miedo y están con los dedos amarrados.
Así que está boda terminó siendo una
demostración más de hacia dónde se mueven los intereses económicos y políticos.
Y es más que evidente donde están ahora las lealtades.
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