(NOTA: Esta columna fue publicada originalmente en NotiCel el 17 de marzo de 2019 - https://www.noticel.com/opiniones/blogs/en-blanco-y-negro-con-sandra/lo-que-se-ve-no-se-pregunta-mijo/1060014001)
Hace 16 años, el
periodista mexicano Fernando Del Rincón (sí, ese que el mes pasado cogió en la
mentira al Secretario de Estado, Luis Rivera Marín) le preguntó al famosísimo cantante Juan Gabriel si era gay. Éste le respondió: “Dicen que lo que se
ve no se pregunta, mijo”. Algo así pasa ahora mismo con lo que dijo Noel Zamot. Dijo lo que se sabe hace tiempo, pero que
todos esconden. Por eso provocó un caos.
El gobernador Ricardo Rosselló brincó y se molestó. Thomas Rivera Schatz se agitó y pidió al FBI que investigue. Los economistas lo calificaron de terremoto político. Los populares exigieron la
verdad, y el representante Ángel Matos dijo que la vida de Zamot “corre peligro inminente” por haber divulgado
el esquema de corrupción y que debe ser protegido por el estado porque además reveló “enriquecimiento ilícito por
parte de integrantes de la Junta de Supervisión y su representación
gubernamental".
Todo ese escarceo de los políticos se resume en
algo sencillo. Como diría el fenecido
astro mexicano Juan Gabriel “Dicen que lo que se ve no se pregunta mijo”.
Es obvio que aquí está corriendo el dinero y que lo están controlando
unos pocos amigos del poder. El resto del pueblo, fastidiado, sin dinero. Pero
lo que crispó a los políticos es que uno de los de ellos, el Zamot, el que se
atrevió a cruzar la línea y los choteó. Lo más que les cabreó fue que habló en
una conferencia ante inversionistas. Por eso están ofendidos y rasgándose las
vestiduras.
¿Pero qué fue lo que dijo? Una bomba. El saliente coordinador de
Revitalización de la Junta de Control Fiscal (JCF) dijo que
funcionarios de la administración Rosselló son corruptos, se roban las ideas de
inversionistas potenciales y obstaculizan la reconstrucción del país porque
están más pendientes a guisar con los millones que vienen, que a desarrollar la
economía.
Dijo que en la evaluación de millonarios proyectos de inversión bajo el Título V de la ley Promesa,
oficiales de la administración Rosselló obstaculizaron el proceso porque: 1) o
no les agradaba que la JCF escogiera cuáles iban a ser los proyectos críticos a
desarrollarse en la isla; 2) porque los proyectos de los proponentes fueron
descartados por las agencias para luego llevarlos a cabo por su cuenta o, 3)
porque personas vinculadas al gobierno mostraban las propuestas a terceros.
Según Zamot, las acciones de estos funcionarios de Rosselló provocaron que
Puerto Rico perdiera la oportunidad de atraer $3,000 millones en proyectos de
infraestructura.
Esa revelación nos demuestra que el gobierno
permanente que nos trajo a la quiebra anda más fuerte que nunca. Y como pasa
cuando hay un problema, los aludidos entran en fases. Negación, asesinato de
reputaciones para tratar de destruir a quien se atrevió a serles desleal y los
tildan de incompetentes, sin serlo. Es el típico escenario de atacar al que
delató para que se calle.
“El señor
Zamot fue relevado de su cargo por un pobre desempeño y por falta de
diligencia. Nada personal contra él, pero es la realidad. Llevaba a cabo
procesos que estaban fuera de la ley Promesa. Se aprobó solo un proyecto de
Título V en el periodo de dos años. En múltiples ocasiones llegaron a mi
escritorio proyectos que no tenían todas las partes”, dijo el gobernador Rosselló
en el primer ataque.
El segundo ataque vino del representante del
gobierno ante la Junta, Christian Sobrino, quien dijo que Zamot: “Ahora que
vuelve al sector privado quiere lavar su nombre manchando el nombre de Puerto
Rico. La intención de repartir contratos fue de Noel Zamot. El que quería freír
y comer era él. En lugar de ser un facilitador sus primera acciones fueron
intentar tomar el control de la Autoridad de Energía Eléctrica".
Entonces empezaron los portavoces del gobierno
que dicen llamarse analistas a tirarle a Zamot desde sus programas de radio. Después,
desde la JCF se alegó que Zamot nunca les denunció esos esquemas de corrupción. Y para
curarse en salud, el jefe del FBI en Puerto Rico, Douglas Leff, se lavó las manos como Poncio Pilato y no dijo
si investigarán las denuncias: “Cuando hay alegatos de fraude acerca de contratos, el
FBI necesita determinar primeramente si es una violación criminal, en lugar de
un asunto civil, y si creemos que lo es, entonces tenemos que determinar si hay
jurisdicción federal.”
Todo este show de ofendidos pasó a días de
que vinieran unos congresistas encabezados por Raúl Grijalba, a hacer uno de
los típicos aguajes de Washington en unas vistas públicas sobre la
recuperación, pero que en realidad serán recordadas por el abucheo a Carmen Yulín Cruz.
Así que otra vez, estamos como empezamos.
Desprovistos de algún mecanismo que meta presos a esos que se las agencian para
robarse los bienes del pueblo, y sin proyectos que nos ayuden a salir de este
hoyo económico que nos mantiene en una quiebra. Y el mundo nos sigue viendo
como un país de alto
riesgo en términos de manejo de fondos públicos. Por eso es bien serio lo que
dijo Zamot, porque vuelve a demostrar que aquí impera la incertidumbre, y eso
es fatal para fomentar cualquier inversión local o extranjera.
No hay que reinventar la rueda que Tugwell creó y ahora está venida a
menos: la Junta de Planificación. Todo ese lío de los corruptos se resuelve si
el Congreso enmienda Promesa para que sea la JP el cuerpo asesor y evaluador de
proyectos, y que la JCF, como representantes del dueño americano, sean los que
aprueben o denieguen los proyectos. Es asqueante decirlo, sí. Demuestra la
subordinación política, claro. Lo que pasa es que no podemos seguir en neutro.
Hay que moverse ya o Puerto Rico no se levanta. Rosselló, la JCF y Zamot llevan
demasiado tiempo cogiéndonos de estúpidos a todos, perdiendo demasiado tiempo y dinero, mientras nosotros los de
abajo seguimos pagando los errores de los de arriba. Los estudios están, la JP
los tiene desde el 2011. Sólo es cuestión de voluntad.
Es hora de que las autoridades empiecen a sacar a las sanguijuelas que
detienen la recuperación. Total, muchos de esos nombres son conocidos o uno se
los puede imaginar. Se ven en las pesquisas que
hace el Centro de Periodismo Investigativo. Los ves sonrientes en las fotos de
galas y eventos de la alta sociedad. Los escuchas en la radio mañanera de vez
en cuando, en los momentos en que quieren lavarse la cara porque el resto del
tiempo tienen a sus interlocutores que los defienden y chayotean con su dinero. ¿Qué quiénes son esos corruptos?
Todas las señales están ahí. Como dijo Juan Gabriel, “Lo que se ve no se
pregunta mijo”.
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