Delegación de Puerto Rico de las Olimpíadas Especiales 2019 (Facebook Special Olympics PR) |
(NOTA: Esta columna fue publicada originalmente en NotiCel el 24 de marzo de 2019 - https://www.noticel.com/opiniones/blogs/en-blanco-y-negro-con-sandra/la-verdadera-noticia-de-la-semana/1061954037)
El triunfo absoluto e indiscutible de la delegación de Puerto Rico en las Olimpíadas Especiales 2019 celebradas en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos, es la noticia de la semana.
Puerto Rico terminó con 57 medallas: 17 de oro, 18 de playa y 22 de bronce. Pero esta noticia casi ni trascendió en los medios locales. La caras de los atletas boricuas no coparon las portadas de los periódicos día tras día, del 14 al 21 de marzo, mientras duró esta competencia mundial.
No hubo coberturas de minuto a minuto para ellos. Tampoco fueron las noticias con las que abrían los titulares en la radio ni los noticiarios de televisión, aunque si salían relegadas, algunas veces, en las secciones de deportes.
Este logro no genera caravanas, ni ‘teams
rubios’, ni recibimientos con artistas, ni auspiciadores, políticos y
multitudes, a pesar de lo alto que pusieron el nombre de Puerto Rico. Nuestra
delegación nos honró ante un mar de gente. Las Olimpíadas Especiales 2019 es el mayor evento deportivo y
humanitario en el mundo en el que participaron 170 países, más de 7,500
atletas, 2,500 entrenadores, 3,000 invitados de honor, sobre 20,000 voluntarios
y más de un millón de espectadores en todo el mundo.
Claro, en un país en el que nos distraen entre
la política y el reggaetón, el aparato mediático no se puede dar el lujo de
salir de su caja. Nos dan política por ojo, boca y nariz, para justificar los
puestos de comunicadores, analistas y portavoces de políticos en ese monotema,
como si las elecciones fueran hoy y no en 20 meses. En ese proceso esconden lo
importante por lo inmediato. Y lo que hicieron estos atletas sí es importante.
Es que mirarnos ante el espejo de la diversidad
funcional asusta. Da miedo. A la gente no le gusta mirar de frente lo que nos
confronta con una realidad humana que incomoda y que no se acepta. El rechazo,
el prejuicio, la condescendencia. Uno no quiere ver a las personas con
discapacidad porque teme a su propia humanidad. Teme que le toque a uno. Uno no quiere ser al que todos miran, al que
repudian. Ese que tiene que cohibirse de ser y estar en sitios porque no es
“normal”, así entre comillas. Al que señalan. El que es más lento. Porque de
eso es que se trata. De ser “el otro”.
Diferente.
Pero precisamente por ser diferentes estos
muchachos que nos representaron en esos juegos nos han dado a todos una gran
lección. Su triunfo es importante porque simboliza a nuestra propia realidad
como pueblo.
Nuestro país ahora mismo está incapacitado a
nivel político y económico. Somos un país en quiebra que todavía no se acaba de
levantar, porque los políticos de aquí y en Washington nos imponen trabas. Como
les pasa a las personas con discapacidad, que tienen que enfrentar barreras
arquitectónicas y sociales, este pueblo se mira ante las acciones de los que
nos gobiernan, que parecen estar burlándose todo el tiempo, y eso nos inmoviliza.
Por eso el país debe mirarse ante el espejo de las personas que viven con algún
impedimento. Ellos no se detienen. No se quedan quietos. Retan al sistema y
demuestran valor.
A diferencia de nosotros que no nos movemos
para combatir nuestra realidad, nuestros atletas de las Olimpíadas Especiales
demostraron que, a pesar de los retos, uno se levanta con perseverancia y
arrojo. Su esfuerzo es el ejemplo que este país necesita. Sin fanfarria, sin
respaldo económico ni gubernamental, y sin apoyo mediático, fueron a competir.
Dieron cara y ganaron. Nos dieron a todos una gran demostración de superación,
de combatividad, de echar pa’lante.
Esos seres humanos que siempre son los más
subestimados, se crecieron. No se quedaron derrotados, sino que se esforzaron y
compitieron, a la vez que hicieron comunidad. Fueron valientes. Demostraron la
alegría de vivir y que tienen derechos, aún con las limitaciones que el mundo
les impone. Por eso hay que aplaudirlos. También hay que felicitar a esos
padres, cuidadores y entrenadores que, contra viento y marea, sin contar con un
respaldo masivo y sin recursos, echaron el resto.
Por eso es que llevo varios días celebrando a
la delegación de Puerto Rico. Lo he hecho en la radio, en las redes sociales y
ahora aquí en NotiCel. Nuestro equipo merece todo el respeto y el respaldo del
pueblo, y si la mayoría de los medios no le rinden esos respetos, que sirva
este escrito como un desagravio.
Nuestra delegación cumplió con creces su cometido y vienen cargados de
medallas. Ganaron medallas en casi
todos los deportes en los que participaron, aunque donde dominaron fue en la
disciplina de gimnasia rítmica con 21 preseas. También ganaron oro en atletismo,
baloncesto, bochas, natación, tenis de mesa, tenis, gimnasia y aguas abiertas. Puerto
Rico presentó la delegación más grande en la región de Latinoamérica, con un
total de 86 personas, 62 de ellas atletas y compañeros unificados.
Entre los atletas que
más se destacaron está la nadadora de aguas abiertas Gía González, quien ganó
la primera presea dorada para Puerto Rico en el evento de los 1,600 metros en
la modalidad unificada junto con su compañera 'unificada' Karla Rico. Luis Soto obtuvo la medalla de oro en la disciplina
de bocha, y la presea de plata la obtuvo el cuarteto integrado por los jugadores Teresa
Rivera, Luis Soto, Aidamrie Bueno y Edgardo López. Mientras que Carlos Burgos y María Vanessa Ayala también traen oro
en tenis de mesa. Ahora, la delegación enfila los cañones hacia
Alemania, donde será la próxima sede de los Juegos Mundiales de Verano en el
2023.
Por todas esas razones y muchas otras más, el triunfo de la delegación de Puerto Rico es la verdadera noticia de la semana. Felicidades y muchas gracias por esta alegría que nos regalan. Sólo quien habita con estos seres, conoce el verdadero amor, la alegría y la perseverancia. Puerto Rico entero debería adoptar el lema de las Olimpíadas Especiales que dice: “Quiero ganar, pero si no puedo ganar, quiero ser valiente en el intento”. Sigamos su ejemplo.
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