Periodista independiente en Puerto Rico

Friday, May 18, 2018

La madre patria

(NOTA: Esta columna fue publicadqa originalmente en NotiCel, el 13 de mayo de 2018, http://www.noticel.com/opiniones/blogs/en-blanco-y-negro-con-sandra/la-madre-patria/741213559 )
Hoy, cuando celebramos el Día de las Madres, pienso en el concepto de pueblo. Ese pueblo puertorriqueño que anda disperso por todo el mundo, pero que se asienta y forma comunidades con un mismo origen en Kissimmee, en Hartford, en Houston, Chicago, New Jersey, Nueva York o donde sea, nos dan a los boricuas en la isla una lección de organización cívica y política que debemos mirar con detenimiento, porque todo apunta a que bien podrían ser nuestra salvación.
La diáspora pronto podría ser casi el doble de los que vivimos en la isla, tienen voz, votan y están organizados desde la base. Fueron los primeros en responder para gestionar las ayudas después del huracán y ahora más que nunca, buscan enlazarse con nosotros y que nosotros nos unamos a ellos porque lo tienen bien claro. Puerto Rico es su madre patria y aunque no vivan en la isla, sienten nuestros pesares y quieren ser parte de la reconstrucción.
Esa fue la idea central de un cónclave que reunió a sobre 500 mentes creativas de todos los sectores cívicos y de los puntos más distantes de los Estados Unidos para buscar alternativas para el desarrollo y la reconstrucción. Se trató del tercer encuentro “Puerto Rico, Puerto Ricans Diaspora Summit” que organiza el Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter College en Nueva York, al que fui invitada como panelista.
“El objetivo de este esfuerzo es pensar que los puertorriqueños somos todos un pueblo, divididos por agua, pero somos de la misma cepa, del mismo tronco. Somos nueve millones, tres en la isla y cinco acá en la diáspora, y el hecho de que habemos más puertorriqueños en la diáspora tiene un sinnúmero de implicaciones”, indicó el profesor Edwin Meléndez, director del Centro.

Edwin Meléndez, Director del Centro- Hunter
“Lo que ha sucedido en Puerto Rico requiere que haya una convergencia de propósitos en la diáspora para que se conecten con el pueblo puertorriqueño en la isla, y a su vez, las mismas comunidades puertorriqueñas sepan qué cosas están haciendo, en qué podemos coincidir para empujar proyectos que nos ayuden a levantar a Puerto Rico. Estamos creando un puente de relaciones entre sectores cívicos, empresariales, religiosos, académicos, cooperativistas y otros. La idea es tener un movimiento a largo plazo para la reconstrucción de la isla con solidaridad”, agregó.
La segunda etapa de esta conversación se llevará a cabo en la isla, en la Universidad de Puerto Rico el próximo 15 de junio.
Uno de los proyectos concretos de este esfuerzo del Centro es la plataforma digital “Rebuild Puerto Rico”, que se lanzó a los pocos días del huracán María para proveerle a la diáspora información de donde donar y con qué organizaciones conectarse. Esa plataforma se está expandiendo para incluir un directorio de organizaciones puertorriqueñas en la diáspora, y otro de entidades cívicas en la isla.

El Centro además prepara unos “mapas de solidaridad” interactivo, que es un sistema en el que se identifica geográficamente dónde están las áreas de más necesidad en la isla, dónde están las zonas más destruidas, en qué región están cerrando más escuelas, dónde hay viviendas disponibles, y otra serie de datos que permitirá a los planificadores urbanos desarrollar proyectos a base de las necesidades de cada comunidad. A la vez, el sitio interactivo permitirá involucrar a la comunidad con las decisiones que los afectan y conectará a la diáspora en un directorio de organizaciones cívicas dispuestas a ayudar.
El 15 de junio presentarán en Puerto Rico un estudio sobre la crisis de la vivienda con cantidades de unidades vacantes y casas destruidas por zona con la idea de desarrollar data para planificar adecuadamente el uso de esas casas vacías.
Todos estos instrumentos demuestran cómo la diáspora quiere insertarse en el desarrollo de su madre patria, que viene siendo la isla de Puerto Rico.
Por eso hoy, cuando en casi todos los hogares donde haya algún puertorriqueño, se celebra a las madres en su día, aplaudo que la diáspora no olvida a la suya. Como toda madre, se venera, se respeta y se quiere. La patria es como una madre que nos cobija. Y ellos, los casi seis millones de boricuas que están regados por el mundo en este destierro forzado por la economía, por el sistema colonial o por el huracán María, la ven como suya y a nosotros como su espejo. Su otra mitad.
Eso es ver la patria grande. Y acá en la isla debemos verla así, y aprender de la diáspora. Mirarla más allá de colores y más allá de entretenernos en el partidismo que nos asfixia, la patria es ese concepto de lo que somos todos: estadistas, independentistas, soberanistas, populares, cristianos, católicos, musulmanes, ateos, blancos, negros, jóvenes, viejos, mujeres, hombres y niños. En fin, todo el que compone lo que es ser puertorriqueño, porque es algo que se siente y se lleva en el corazón.
Ahora que en Puerto Rico estamos ante uno de los peores momentos en nuestra disyuntiva histórica, tenemos que pensar que la patria es grande. Es de todos. Los de la isla y los de afuera.
Como dice la canción: “Patria, son tantas cosas bellas. Son las paredes de un barrio. Es su esperanza morena. Es lo que lleva en el alma, todo aquel cuando se aleja. Son los mártires que gritan bandera…Bandera, bandera, bandera”.




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