La Fortaleza (Foto del website de TripAdvisor) |
(NOTA - Esta columna fue publicada originalmente en NotiCel el 14 de diciembre de 2016 - http://www.noticel.com/blog/198209/qepd-la-incompetencia-en-la-comunicacion.html )
Que descase en paz la mediocridad y la
incompetencia en la comunicación del gobierno. Ese ese el deseo de casi todos
los comunicadores, relacionistas y periodistas en este país.
En poco más de una semana entrará un nuevo
gobierno en Puerto Rico, que estará regido por una Junta de Control Fiscal y en
medio de una recesión económica. Por eso la comunicación oficial será clave en
el éxito o el fracaso de esta nueva administración.
El ejemplo más cercano que tiene el equipo
entrante de Ricardo Rosselló es el gobierno de Alejandro García Padilla, y
frente a ese espejo deben evitar caer en los errores, horrores y omisiones que
caracterizaron al saliente gobierno. Por eso presentamos a continuación los
patrones que abonaron a la percepción y opinión generalizadas de que la
comunicación bajo AGP fue mediocre.
Para llegar a estas conclusiones consultamos a
través de correos electrónicos y mensajes a 20 comunicadores que incluían a
relacionistas profesionales, profesores de comunicación de la Universidad de
Puerto Rico y del Sagrado Corazón, y a 10 directores de comunicación o prensa
en agencias del saliente gobierno.
Pero antes de publicar el consenso de sus
opiniones, es importante recordar que el saliente gobernador García Padilla sí
fue uno de los mejores comunicadores públicos en el país. Si había alguien que
sabía dominar el espacio público y la proyección era García Padilla en sus años
como Secretario de DACO. Sabía hablar en “sound bites” o citas breves que
redondeaban sus ideas y se convertías en titulares y noticias. Solía ir al
punto en las entrevistas, era simpático y conocía a todo el mundo en los
medios, así que les daba lo que querían: información.
Algunas de esas características positivas de un
buen comunicador las mantuvo por un tiempo, pero una vez se convirtió en
Gobernador, se transformó. Surgió entonces una figura distinta. Era un AGP ya
gobernador pero que no sabía hablar, que tartamudeaba, que no podía expresarse
en inglés y se convertía en el objeto de burlas. Se tornó en el que pretendía
ser tan pueblerino que olvidó la regla básica de un funcionario, que es
mantener el decoro y al distancia para que lo respetaran. El mismo provocó, en
esa medida, que la percepción pública de lo que debe ser un gobernador fuera
tan negativa hacia su persona.
¨La comunicación se puede resumir en 4 años de
puros desaciertos. Para empezar debió decirle al pueblo durante el período de
transición, antes de tomar las riendas del país, la verdadera situación
económica en que se encontraba la Isla y no esperar meses para decir:
"estamos quebrados"¨, dijo un profesor de comunicación y funcionario.
Gobernador saliente, Alejandro García Padilla (Foto El Nuevo Día) |
Parte del problema de comunicación del saliente
gobierno obedeció a que los que estuvieron a cargo de la comunicación en la
administración de AGP, irónicamente no eran comunicadores. Se vanagloriaban de
ser expertos, pero demostraron lo contrario. Los que dictaron la pauta en la
comunicación en su mayoría eran carreristas políticos, abogados y algunos
supuestos intelectuales quienes hundieron la gestión de AGP. Para empeorar las
cosas, aquellos verdaderos expertos tuvieron que salir del gobierno o de sus
puestos porque los políticos no les dejaban hacer un trabajo serio, o no les
hacían caso. Ejemplo de dos funcionarias que hicieron un buen trabajo de
comunicación fue Madeline Ramírez en la OCC y Yanira Hernández en Fortaleza
pero ambas salieron de sus puestos.
El colocar al ex legislador Jorge Colberg o al
asesor y ex periodista Jesús Manuel Ortiz al frente de las comunicaciones
garantizó un enfoque político y no necesariamente táctico en el diseño y
ejecución de la estrategia de comunicación. Ejemplo de esto fue la ausencia de
una campaña coherente y adecuada para contrarrestar todas las noticias
negativas sobre Puerto Rico que salía y siguen saliendo sobre la economía y el
Zika, situaciones que aun hoy provocan daños económicos.
Sin embargo, uno que es profesor y también fue
jefe de comunicaciones en el gobierno, destacó que los funcionarios de mayor
credibilidad fueron aquellos que hablaron ¨con el corazón y con honestidad¨,
entre los que destacó a la saliente Secretaria de Agricultura Mirna Comas, al
de Hacienda Juan Zaragoza y la director de Turismo, Ingrid Rivera. ¨El mayor
desastre fue Bacó en el gobierno y Perelló en la Asamblea Legislativa¨,
expresó.
El mantener múltiples portavoces de AGP en los
medios de comunicación masivos que se proyectan como analistas o comentaristas
de noticias, ayudaba a presentar una agenda del gobierno popular, pero con el
tiempo, el público veía a esos mismos analistas como un esfuerzo de propaganda,
dijo una oficial de prensa de una de las corporaciones públicas. ¨Se veía como
una lavada de cara y el pueblo no lo compró. No se puede subestimar al público
de esa forma¨, sostuvo la veterana relacionista.
¨Los mensajes triunfalistas de los primeros dos
años de la administración comenzando con el mismo mensaje de la inauguración
fueron un desacierto mayúsculo. Decir que iba a bajar el IVU, que el
presupuesto estaba cuadrado, y la resistencia a aceptar que la deuda era
impagable para después tener que aceptarlo de todos modos, son ejemplos de la
inconsistencia que redundó en manchar su credibilidad¨, dijo un reconocido relacionista.
La frase de ¨me vale¨ que expresó el gobernador
hacia los acreedores fue a juicio de varios entrevistados, un momento clave y
¨lapidario¨ en el estilo de la comunicación del Gobernador durante el resto de
su administración.
¨Fue un desacierto enmarcar la comunicación
como si se tratara de una campaña publicitaria, como por ejemplo el ¨Hit 3001¨
para hablar de los supuestos 50,000 empleos que iba a crear la administración.
Este enfoque publicitario mal pensado fue evidente cuando el Gobernador anuncio
en un vídeo grabado su propuesta del IVA. Un anuncio como ese debió haber sido
en vivo, tipo mensaje de estado. El vídeo no incluyó una sola gráfica ni una
cifra para ilustrar la propuesta del Gobernador¨
Todas esas acciones se traducían al público
receptor de esa información como mentiras porque se era inconsistente en el
mensaje. ¨Cualquier cosa que hiciera bien quedó bajo la sombra de la falta de
credibilidad y la improvisación. El resultado es que la gente piensa que nunca
hablaron con la verdad ni el Gobernador ni ninguno de los demás funcionarios de
su administración¨, dijo otra relacionista.
Fueron muchas las quejas de los comunicadores
que trabajaron en la administración AGP. Las más consistentes fueron:
1. ¨El gobernador se rodeó de personas
que él quería escuchar y no de las que necesitaba escuchar¨, dijo uno que
trabajó en ese gobierno en La Fortaleza.
2. Los funcionarios y jefes de agencias
no se dejan llevar ni aceptan las recomendaciones de su asesor. ¨Eso no
significa que el asesor de comunicaciones va a regir sus pasos, pero debe
escucharlo, no negarse,¨ expresó.
3. Tener asesores sin experiencia o sin
entender las necesidades del periodista, por eso no contestaban o preferían a
unos medios sobre otros. A veces veían al oficial de prensa como la persona
para “tapar” cosas. La función de un relacionista no es esconder cosas ni
“tapar” a su jefe. Eso es ilegal. Tampoco se trata de usar la prensa como un
confesionario porque no hay que decirlo todo de momento. Para eso se hacen
planes y se comunica en el momento adecuado, pero la información pública es
pública.
4. “Tardaban mucho en reaccionar a los
asuntos, a veces hasta dos o tres días. Esto le daba ventaja al PNP para
caerles arriba.
5. El silencio constante El
silencio también comunica. Eso lo sabemos los comunicadores y es lo primero que
estudiamos.
Una de las funciones principales de las
relaciones públicas es el bien común y en ese proceso, el relacionista o asesor
tiene que señalar lo que no esté bien. Su función es decir la verdad porque al
final, el que sale perjudicado es él mismo como asesor. Porque esperamos que
esto no vuelva a suceder en otros gobiernos, queremos que descanse en paz la
comunicación incompetente. Como dijo el escritor francés Honoré de Balzac: ¨La
mediocridad no se imita¨.
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