(NOTA: Esta columna salió publicada en NotiCel el 6 de abril de 2016 - http://www.noticel.com/blog/188674/peligro.html )
En el manejo de la comunicación en una crisis, es imprescindible evitar
provocar el pánico. No se pueden ignorar esas señales que dicen que el
peligro es inminente porque eso inspira temor. Por desgracia, eso es
precisamente lo que ha pasado en Puerto Rico con el tema de la crisis
fiscal. La gente asocia la inestabilidad económica a peligro, y los
efectos son pesimismo, desesperanza y miedo colectivo.
Hay miedo a seguir perdiendo propiedades y empleos, o a que el
sistema sigua empujando a la gente a emigrar en busca de una mejor
calidad de vida. Sin lugar a dudas todo este ambiente responde a que la
comunicación oficial ha sido pésima y por lo tanto, el país cree que los
líderes políticos manejan mal la crisis que tenemos encima. El más
peligroso error en el manejo de una crisis es la incomunicación.
El ejemplo más reciente de la mala comunicación es lo que pasa en el
Banco Gubernamental de Fomento. El sábado, mientras los mercados
financieros y los manejadores de fondos buitres estaban atentos a las
movidas aquí ante las noticias del inminente cierre, según se confirmó,
muchos de los líderes del gobierno de Alejandro García Padilla centraban
su atención en una fiesta entre amigos para ver el Clásico de Fútbol
entre el Real Madrid y el Barcelona. No es que el partido no fuera
interesante, sino que es una muestra más dónde es que están los
verdaderos intereses. Les importa un pepino lo que pasa de verdad.
Con el paso de los días, y en lo que va de semana, filtraron
la noticia de la virtual quiebra del BGF y luego lo desmintieron, para
entonces correr el lunes en la noche a aprobar moratoria en el pago de
deudas. Como dicen en la calle, todo es cuestión de estirar el chicle.
Pero en el proceso, no explican nada. Es el mismo patrón que hicieron
en la AAA, en Carreteras, y en Energía Eléctrica, entre otras.
Es que tanto populares como penepés están en negación. Los del PNP velan
güira sin admitir su complicidad en este caos y los populares no
admiten que manejan mal el caos. Las luces en neón que leen “peligro”
están ante sus narices pero no dicen nada. El problema es que toman al
público de tontos.
Menospreciar la inteligencia del
puertorriqueño es el peor insulto que los políticos hacen. Si todos
estuvieron en los gobiernos que nos endeudaron, ¿por qué ahora se cantan
inocentes? ¿No estuvo García Padilla en el gobierno desde la época de
Acevedo Vilá? ¿No estuvo Bhatia o Jenniffer González desde la época de
Rosselló y Sila y ahora ninguno lo acepta? ¿No ha estado Faz Alzamora
desde hace más de 30 años? Esa actitud de “no fui yo” no se la come
nadie. No se lo creen ni ellos mismos. No se engaña al pueblo.
En el manejo de crisis en la comunicación lo primordial es decir las
cosas como son, sin mentir. Hay que hablar claro, y esto aplica a todos
los bandos.
Cuando una entidad, organización, o gobierno
enfrenta un evento que amenaza con dañarlo o afectar a sus públicos, se
requiere de un manejo transparente de esa situación antes, durante y
después que suceda esa acción que pone en peligro la estabilidad. Para
poder hacer frente a esa crisis, hay que tener las destrezas, hablar con
claridad, actuar rápido y comunicar bien. Sólo así se mantiene la
confianza.
Hay dos categorías básicas de crisis en la
comunicación: la violenta y la no violenta. Puerto Rico adolece de
ambas. La violenta con efectos de casi cataclismos impactan la vida y
la propiedad. La no violenta, que es casi siempre de naturaleza
financiera, tiene un efecto a largo plazo como el que vivimos ahora y
que con el tiempo pasa a ser violenta por las repercusiones que provoca
en la gente.
Además de las categorías, hay tres tipos de crisis
en la comunicación: la inmediata, la emergente y la sostenida. Una
crisis inmediata es algo que surge de momento, como un terremoto, un
accidente o una reducción drástica de capital. El tiempo para reaccionar
es breve. La crisis fiscal de Puerto Rico no es de este tipo porque
lleva un tiempo sobre nuestros hombros. Es decir, es una crisis
emergente. Se supone que nuestros políticos hubieran tenido tiempo más
que suficiente, para preparar una respuesta. Como cuando viene un
huracán que uno está días almacenando agua y comprando tormenteras, se
supone que estuviéramos listos, pero no nos preparamos. Por eso la
nuestra se ha transformado en una crisis sostenida. Lleva ya más de una
década amenazando la estabilidad del país.
¿Cuál sería el evento
que desencadenó todo, o como dicen en inglés, el “triggering event”?
Podríamos decir que ese evento no fue uno sino varios y que comenzaron
desde el principio de la administración de García Padilla. Él llegó al
poder sabiendo que ya no había dinero, pero no actuó a tiempo. Quizás
pensó que después de comerse el sándwich en Kasalta con Obama, bajaría
maná desde Washington como le pasó a Fortuño con los fondos ARRA; pero
eso no pasó. AGP debió haber aceptado eso desde el principio y
comunicarlo con claridad, pero entró en negación.
Algunos de los
errores básicos al manejar una crisis en la comunicación incluyen:
esperar demasiado para responder, esconderse de las audiencias o
públicos para no tener que contestar preguntas desagradables, atacar a
los públicos involucrados o a los que cuestionan, y entrar en litigios
desfavorables. Es evidente que todo eso nos está sucediendo o está
próximo a suceder. Lo lamentable es que no vemos salida ni a nadie que
tenga la capacidad ni que venga con un equipo libre de mezquindades y
con la voluntad de enderezar el barco.
Ya lo dijo el célebre
autor francés Alejandro Dumas: “No hace falta conocer el peligro para
tener miedo. De hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran
más temor”. La incomunicación en esta crisis es lo que más ha provocado
este caos.
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