El alcalde electo de Nueva York, Zohran Mamdani, condena la «oligarquía y el autoritarismo» en un discurso dirigido a Trump, tras la victoria demócrata en la redistribución de distritos electorales de California y en las elecciones a gobernador de Nueva Jersey y Virginia.
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| Bernie Sanders, Zohran Mamdani y Alexandria Ocasio Cortés |
Esta no fue una simple noche electoral; fue una noche
de masacre para el trumpismo, una clara y atronadora declaración de que el
pueblo estadounidense ha tenido suficiente de la toxicidad, la división y el
retroceso. La victoria de Zohran Mamdani en Nueva York –un socialista
demócrata, un inmigrante, la némesis declarada de Trump–, no es un mero triunfo
local, es el sismógrafo que marca el terremoto político que se avecina.
El lame duck no es solo un expresidente,
es una ideología moribunda.
El Mensaje Es
Claro: ¡Basta de MAGA!
Los resultados de anoche, desde Nueva York hasta
los estados "púrpura" como New Jersey y Virginia, son un rechazo
categórico a Donald Trump, a su claque y a todo lo que representa el movimiento
MAGA. Lo que validan estas urnas no es un simple intercambio de poder, sino un hambre
nacional por algo diferente, algo mejor.
Virginia y New Jersey: Estos estados, donde el
poder se balancea como un péndulo, han demostrado que la polarización trumpista
ya no es la fuerza motriz. La gente quiere gobernanza, no drama; quiere
soluciones, no conspiraciones.
La Victoria de Mamdani: El ascenso de Mamdani al liderazgo de la ciudad más grande del país, con una plataforma socialista y progresista, no es un accidente. Es el grito de la nueva generación que se alinea con figuras como Alexandria Ocasio-Cortez. Es la validación de que los postulados de compasión, libertad, seguridad y oportunidad no son utopías, sino exigencias.
El Amanecer
Progresista
El pueblo ha hablado con una claridad brutal: la
gente quiere empleo, seguridad, libertad, tranquilidad y, fundamentalmente,
compasión. Estos no son caprichos de una facción; son los cimientos de una
sociedad justa. Y la única facción que hoy parece capaz de entregar esos
pilares es la que se está desterrando permanentemente del legado divisivo de
Trump.
Las peleas que les esperan a los seguidores de
MAGA en los midterms del próximo año y en el 2028 no serán solo
derrotas; serán apocalípticas. Porque esta noche se ha certificado que la
estrategia del odio y el miedo tiene una fecha de caducidad.
"Demócrata que no trabaje para esto y para
arrancar de cuajo y desterrar permanente a Trump MAGA no tiene break."
Esta columna vertebral de la ideología demócrata de hoy debe ser firme y sin
fisuras. El mandato es claro: hay que ir a la ofensiva, no solo a la defensa.
El momento de la cautela ha terminado.
La era de Trump está tocando a su fin, no por un
trueno, sino por el voto constante y decidido de una ciudadanía que anhela la tranquilidad
y la decencia de vuelta en la vida pública. Las victorias de esta noche son los
primeros clarines de la victoria final. La batalla ha sido dura, pero el pueblo
está listo para el triunfo de la esperanza sobre la histeria.
Lo Que
Significa para Puerto Rico
El grito de la diáspora y el cambio de tono en la
política continental tienen un eco profundo y directo en Puerto Rico, una
colonia marcada por una relación única y a menudo tensa con Estados Unidos. Las
victorias de figuras abiertamente progresistas como Mamdani, y el resurgimiento
de la base demócrata en estados clave, envían una señal potente: el enfoque en
la compasión, la seguridad económica y la justicia social que la gente exige es
precisamente el que históricamente ha sido la palanca de cambio en el Congreso
de EE. UU. respecto a la Isla. El empoderamiento del ala progresista del
Partido Demócrata, representada por Mamdani y Alexandria Ocasio-Cortez (quien
cabalgó en la carroza de Mamdani en el Desfile Puertorriqueño bajo el lema
"¡Puerto Rico no está en venta!"), da mayor voz e influencia a
quienes abogan por un trato más justo y por la eliminación del estatus colonial.
Para la Isla, este giro se traduce en una mayor
presión para abordar problemas fundamentales como la Junta de Supervisión
Fiscal (PROMESA), vista por muchos puertorriqueños con profundo resentimiento y
rechazo. Un Congreso y una administración más alineados con las demandas de
justicia social y de la diáspora podrían estar más inclinados a impulsar
soluciones reales para la crisis energética, la vivienda asequible y la deuda,
en lugar de mantener un status quo colonial. Además, la agenda de estos
líderes progresistas a menudo incluye la exigencia de un proceso de descolonización
que sea vinculante y no manipulado, poniendo al frente las opciones de estatus
(Estadidad, Libre Asociación e Independencia) de manera equitativa. El
desmantelamiento de la ideología MAGA, que históricamente ha priorizado las
narrativas de "América Primero" y a menudo ha visto a Puerto Rico
como una carga o un problema secundario, abre una ventana de oportunidad
crucial para que las necesidades de la Isla asciendan en la agenda legislativa
federal.

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