Periodista independiente en Puerto Rico

Wednesday, June 21, 2017

Toy Story




(NOTA: Esta columna fue publicada posterioremente en NotiCel el 21 de junio de 2016 - http://www.noticel.com/blog/204533/toy-story.html )

Abre la primera escena de la película. Aparece Ricardo Rosselló haciendo campaña. La cortan y viene otra escena. Aparece la Junta de Control Fiscal. La imagen se disuelve a negro, y entonces sale la imagen del Capitolio federal. Se escucha una voz potente en inglés en un “voice over” que parece ser leído por un tipo Morgan Freeman o James Earl Jones, y regañando, le recuerda a la Junta que actúe y ponga en cintura al gobierno de Puerto Rico: “Hay que empezar ya a cortar gastos”. Esa voz omnipotente que es el Congreso recuerda que ellos son los que mandan y que la Junta son meros empleados designados. ¿Cómo se llama la película? Toy Story.



Nos hicieron creer que este cuatrienio sería “Born on the 4th of July” pero terminó siendo una sequela de Toy Story. Es como si entráramos a una sala de cine y nos cambiaron la película. Los personajes son los mismos, pero en distintos roles, porque de eso es que se trata y así mismo es como le comunican las cosas al pueblo. Nos cambiaron la película y todavía no nos damos cuenta de que el mensaje dice una cosa, pero la audiencia entiende otra bien distinta. Y si el mensaje está distorsionado, no llega.



En la película de ese cuatrienio, se suponía que el Gobernador fuera el personaje principal pero ese papel lo tiene quien siempre lo tuvo pero que ya por fin lo dice abiertamente: el Congreso. Ya no le importa descorrer el velo colonial y demostrar que son los dueños y señores del territorio. Salieron del clóset de las apariencias que imponían el ELA y los cabilderos populares por más de 50 años.  Los otros personajes más o menos quedan así:



Protagonistas:            Congreso de los Estados Unidos

Actriz principal:          Laura Taylor  Swain, jueza federal de la quiebra

Actores secundarios:      Miembros de la Junta de Control Fiscal: José B. Carrión III, Carlos “el Caco” García, Ana Matosantos, Andrew Biggs, Arthur González, José González, David Skeel, y Elías Sánchez

Actores de reparto:    Natalie Jaresko, Ramón Ruiz, Jaime El Koury

Extra:                           Gobernador Ricardo Rosselló

Espectadores:            El pueblo de Puerto Rico, que puede gritar, pero ni su voto cuenta.




Sí, Ricky Rosselló ha quedado relegado a un papel de extra sin control real. No porque se lo merezca ni porque él lo quiera. De hecho, es hasta injusto decirlo porque el Gobernador está ‘fajao’ trabajando y bajo unas condiciones peores a las que enfrentó su padre. El que diga lo contrario, miente a la verdad. El problema es que tiene un serio problema de comunicación aunque lo niegue. Y el peligro que tiene es que si sigue así y no endereza, bien pronto le pasará como a su predecesor, Alejandro García Padilla. No porque tenga incapacidad, sino porque no le van a creer lo que dice.



Porque en comunicación una cosa es dar un mensaje y otra es que la gente te lo crea. Rosselló prometió que haría un plebiscito de status y cumplió su promesa, pero con tan baja participación de casi un 23% de electores, que realmente lo que dice es que no tuvo poder de convocatoria para movilizar gente. Rosselló dice a los jefes de su gabinete que no quieran trabajar con el presupuesto reducido, que renuncien, pero les paga salarios astronómicos casi cuatro veces más altos que el empleado público promedio. Pregúntele a los empleados transitorios que botaron o a los regulares que están a punto de recibir el cantazo de una reducción en su jornada si los salarios de sus jefes no les dan ganas de gritar.



Miren si ya empieza a fallar en la comunicación que en pleno verano, cuando tantas familias están tan pelás’ que no tienen dinero ni para irse de vacaciones, el gobierno les anuncia en el periódico El Nuevo Día que cerrarían los balearios. Cuando se dieron cuenta de la reacción, rápido pusieron el freno y al otro día en la mañana corrió el Secretario de la Gobernación a WKAQ y a NotiUno para desmentir la información. Parecía como aquella vieja campaña de la Universidad del Sagrado Corazón “Idioma defectuoso, pensamiento defectuoso”. Es el mismo síndrome de la comunicación improvisada que tenía el gobierno anterior, que corría cuando la gente que está recibiendo golpes, brinca y protesta.



Entonces están Legisladores aprobando un presupuesto sin transparencia y hablando de recortes en las agencias, pero en el récord público están los contratos a amigos y ex políticos que se ganan miles cuando aquí han despedido a empleados transitorios y se sabe que vienen recortes en empleados públicos, cortes en escuelas y en pensiones de jubilados. ¿De qué entonces estamos hablando? Estos son ejemplos de dónde  se tira la raya entre la comunicación real y la fantástica, entre la propaganda que intentan vender y lo que ya la gente no le compra, porque no le come el cuento.



Y nosotros, el pueblo, somos los espectadores. Nos quieren quitar la película 4K a volver a ver todo como si fuera un televisor de los años 50 en blanco y negro. El guión está escrito por Washington pero aquí siguen intentando cambiarle páginas al libreto, pero el público no es tonto. Ve, analiza y aquilata. Creo que el resultado del plebiscito fue evidencia de lo harta que está la gente de la politiquería y el doble discurso.



El problema de fondo es cómo logra que la gente crea. Es un problema de aceptación del mensaje y de credibilidad. Ya la gente se hartó y esto afecta al gobernador, a su gobierno y hasta a la Junta.



Rosselló tiene un reto incluso mayor porque tiene otros ante las cámaras que le restan atención a su imagen y le roban el show. Uno de esos es el vicegobernador, ese que tampoco fue electo por el pueblo como los de la Junta. Me refiero a Elías Sánchez. El amigo del Gobernador es de los que dice “si la cosa es robar cámara y llamar la atención, eso lo puedo hacer yo también”. Sánchez nunca estuvo en la papeleta, pero el país se lo tiene que chupar en todo, como portavoz no sólo en los medios sino que habla hasta desde el podio con el emblema del propio gobernador. Por eso es que hay muchas personas que se sienten que están en una sala del cine viene una escena que no le gusta, se levantan para ir al baño o comprar popcorn. Y mientras tanto, el Tiburón Blanco como le dicen al Presidente del Senado Rivera Schatz, callado, observando y gobernando desde la Legislatura.



El público va a aceptar el cuento o lo que el gobierno le dice según sus creencias, valores, opiniones y actitudes porque así es que se forma la opinión pública. Pero las cosas toman un tiempo y se requiere consistencia y planificación. Rosselló tenía un plan y nos lo dijo al público hasta la saciedad en su campaña. Pero la Junta, el Congreso y hasta Elías Sánchez le están robando el tiro, y si no endereza, la gente cada día menos le va a creer o a aceptar lo que diga. Se le va a hacer cada día más difícil establecer esa agenda temática porque en el proceso de difusión del mensaje, el público no lo aceptará, y esto, mirándolo desde la óptica del análisis de la comunicación.


A veces es mejor quedarse callado y esperar a que pase el vendaval. El silencio también puede ser una estrategia de comunicación, como bien analicé hace un tiempo en mi blog. Ese silencio puede ayudar a que los vientos huracanados que están por venir con los recortes que vienen, afecten a la Junta y no sólo al gobierno, porque de lo contrario, el público percibirá que el culpable es Rosselló. No dirán que es la Junta ni Elías Sánchez. Dirán, por el contrario, que Ricky se está pareciendo cada día más a Alejandro.



Total, son casi iguales. Como si el PNP fuera Pepsi Cola y los populares, Coca-Cola. Uno tiene la lata azul y la otra roja, pero siguen siendo colas. Y mientras el país está consumiendo más agua, la gente está dejando de consumir cola. (Y no me hablen del PIP, porque es la misma historia. Es PIP es lo poco que queda de la Cola Champange, que a no todo el mundo le gusta). A la hora de la verdad, son lo mismo porque tienen al pueblo en ese vaivén de confusión porque no hablan con la verdad ni hablan claro.



Sé, por experiencia, que cuando uno dice las cosas claras se busca enemigos. A nadie le gusta que se las canten como son. Por eso sé que con esta columna me termino de fastidiar, pero es la verdad. Están a tiempo de corregir. Hagan lo que tienen que hacer y déjense de figurear que el país no está para el figureo. Hay una competencia entre el gobierno y la Junta por ver quién es el que más se pauta pero sin contenido y la situación económica no nos permite darnos el lujo de seguir en este juego. A la hora de la verdad, es mejor ser un buen extra, que tratar de ser un mal actor protagónico. Como diría Buzz Lightyear en Toy Story: “To inifity and beyond”…



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