En el certamen de belleza que aparenta ser la
política partidista puertorriqueña, David Bernier se llevaría el título de Mr.
Simpatía.
Contrario al Gobernador Alejandro García
Padilla, no es precisamente lindo, pero tiene tantos otros atributos y dones
que lo ponen en la mira. Ya es un secreto a voces que las fuerzas al interior
del Partido Popular Democrático que lo quieren impulsar para una candidatura.
Algunos dicen que es como un gato, siempre cae de
pie. No importa el problema, lo crítico de la situación o todo el ambiente
negativo en su entorno, él luce bien. Hay quienes creen que la prensa lo
protege. Otros dicen que sigue como esgrimista, blandiendo la espada de un lado
a otro en la opinión pública y no se deja tocar. Es un as en el arte de no
decir nada. Un genio en huir y salirse de las controversias para caerle bien a
todo el mundo. Como diría el filósofo Noam Chomsky, sin lugar a dudas, el Secretario de Estado
domina el arte de la distracción ante la opinión pública.
La distracción como estrategia de comunicación se
usa para desviar la atención del público de los problemas mediante la técnica del diluvio o inundación de
continuas distracciones y de informaciones insignificantes. Es una táctica de manipulación colectiva, y la gente cae sin darse cuenta. Y en
eso, Bernier tiene experiencia, por eso el análisis de su figura es fascinante.
De cada cierto tiempo
en el blog En Blanco y Negro con Sandra suelo hacer análisis de proyección de
figuras públicas y el caso de Bernier es uno que estaba en el tintero. Provoca
mirarlo y repasar sus actuaciones.
El amigo Bernier es tremenda persona. Un
tipazo. Chévere. Simpático. Atento. Un verdadero caballero en todo el sentido
de la palabra. Tiene una hoja de vida
y profesional intachables. Hay quienes dicen que es capota y pintura, pero
otros lo adoran porque es nice. Por
eso, nadie lo critica. Criticarlo es casi como atentar con la ilusión de los
que piensan que siempre hay esperanza de cambio.
Es que tiene un encanto personal como pocos
políticos. De hecho, prácticamente ningún otro aspirante en este momento lo
tiene. Ni si quiera Ricky Rosselló, al que muchos quieren por igual. Si esto
fuera un certamen, Rosselló sería Mr. Fotogénico, pero a Bernier no hay quien
le quite el título de Mr. Simpatía.
Bueno, algunos lo intentan y hasta lo imitan.
Tiene un clone en la figura del Jefe de Bomberos, Ángel Crespo, quien se
aprendió el libreto y lo imita en la proyección pública. Habla sin parar pero
esquiva las preguntas duras y las confrontaciones. Pero Bernier lleva la delantera y no le cae mal a nadie porque estratégicamente se ha dedicado a establecer
relaciones con personas de diferentes sectores. Esto es magistral porque lo
inocula al momento de recibir críticas de la oposición. No confronta, no entra
en conflictos, no disgusta a nadie. Está en dos aguas.
Como si eso fuera
poco, tiene un don de comunicación con el que se nace y pocos políticos tienen.
El evadir preguntas con naturalidad no es fácil. A muchas personas les cuesta
años de talleres y media trainings y nunca logran dominar la técnica, pero para
Bernier es fácil. El problema con esto es que no se puede mantener así toda la
vida.
Una mirada rápida a
su vida y su carrera tienen todos los elementos de una estrella: joven de campo
que progresó hasta llegar a ser líder. Campeón que representó a Puerto Rico
como esgrimista, luego se convirtió en odontólogo. Con el tiempo, gobernantes
de distintas facciones políticas lo respaldaron. Su nombre fue aumentando en popularidad con los
nombramientos en el gobierno. Primero en la Oficina de Asuntos de la Juventud
bajo el gobierno de Sila Calderón.
Luego fue Secretario de Recreación y Deportes bajo el gobierno de Aníbal
Acevedo Vilá y presidente del Comité Olímpico de Puerto Rico durante el
gobierno de Luis Fortuño en momentos en que tuvo que defender los XXI Juegos
Centroamericanos y del Caribe que se celebraron en Mayagüez, y ahora
Secretario de Estado bajo García Padilla.
Su matrimonio con Alexandra Fuentes lo
convirtió en parte de la farándula, creando más simpatía en las masas. Luego,
la chispa con la que ella habla de sus hijos o de su marido, abona a la
creación de esa imagen de matrimonio nice.
Pero su imagen no es un asunto individual. Bernier
también ha sabido jugárselas y tiene su equipo de colaboradores que lo ayudan a
mantener ese aire y a contrarrestar dudas. De hecho, me consta que cuando sale
algún reportaje u opinión que pudiera ser negativo hacia su gestión, se mueven
rápido y tratan de evitarlo, o de reaccionar al mismo. Incluso Bernier mismo
llama. Ni él ni su equipo quieren mala prensa.
Además de su equipo, tiene gente entre las
filas del poder político que lo protegen para tener una pieza impoluta en su
juego de ajedrez. Mientras García Padilla coge cantazos, a Bernier lo mantienen
prístino y sin coger ni un jab.
No obstante, en todo ese proceso, la imagen de
Bernier ha sido asociada a la del gobernador. Para bien o para mal. Unos lo ven
como el sustituto. Otros, como el cómplice de la debacle actual. Por eso es
importante repasar sus posturas al momento de las controversias y es evidente
que la maniobra de estar en dos aguas ya está empezando a cansar. Por ejemplo, todo el mundo esperaba que hiciera como Carmen Yulín, que asumiera
posturas aunque sea en contra del Gobernador, pero no ha pasado.
Siempre se proyecta
en anuncios positivos, pero cuando sale algo negativo, no necesariamente da
cara. Otros funcionarios salen por él. Ejemplo de esto fue la controversia por
la siembra de arroz que Bernier anunció con bombos y platillos, pero no ha dado
cara para explicar el fiasco de la misma. Igualmente pasó en la comisión para la
reestructuración del gobierno, ofrece generalidades, sin puntualizar. De hecho,
mucho de lo que anunció como el uso de más herramientas y servicios por la
Internet son cosas que venían gestándose desde el anterior secretario de
Estado, Kenneth McClintock, aunque Bernier siempre le ha dado ese
reconocimiento.
Bernier fungía como
gobernador interino en el infeliz momento en que por primera vez en nuestra
historia se produjo un impago en el gobierno. Si bien es cierto que hubo
ausencia de liderato total en esos días porque casi todos los funcionarios se
escondieron, las explicaciones de Bernier dieron pena. ¿Qué cosa contundente ha
dicho de la crisis? No supo disimular. No se creció ante esa crisis y su respuesta
fue pusilánime. Intentó lucir conciliador y traer tranquilidad, pero no lo logró.
¿Por qué se mantiene en
un neutro perenne ante la opinión pública?
Quizás parte del problema es que a él nadie le
pregunta cosas precisas. Fuera de Luis Dávila Colón, quien tuvo a Bernier por
años como panelista en su programa, no escucho a nadie que confronte sus
posturas. Además, insiste con el
habla extemporánea. Es decir, Bernier no puede articular respuestas certeras
ante preguntas inesperadas. Por eso es
que habría que preguntarse cuánto tiempo más se podrá mantener así, como una
figura indefinida.
Un candidato es tan
bueno como el marco que se use para evaluarlo. Por eso las tácticas que han
usado los propagandistas en los partidos históricamente, no creo que funcionen
ahora. Puerto Rico no
está para seguir haciendo lo mismo. Al que sea escogido candidato de cualquier
partido, al igual que a las figuras públicas en el gobierno, se les tiene que
exigir más transparencia y deben ser confrontados con criterios de evaluación
más fuertes.
Lo que hace falta es honestidad. Un candidato
que diga lo que hay que hacer aún si no
es políticamente correcto o si se pisan callos en algunos sectores. No se puede
estar bien con Dios y con el diablo a la vez. Hay que asumir posturas, ir de
frente y ser honestos. Para salir de la crisis en la que vivimos, no se
puede seguir en dos aguas. El rol de Mr.
Simpatía puede que no aguante.
NOTA: Esta columna fue publicada en NotiCel el 12 de agosto de 2015 y generó mucho interés. El propio David Bernier conversó con esta servidora para aclarar que no interesaba al momento una posición electiva, y que como es el Secretario de Estado, su rol es de lealtad a su jefe, el Gobernador de Puerto Rico Alejandro García Padilla. Precisó que su rol es de diplomático y que ha sido efectivo en su función aún con las limitaciones que el estatus político del país le permite en cuanto a las relaciones con naciones soberanas. La columna en NotiCel apareció en la siguiente dirección: http://www.noticel.com/blog/179476/david-bernier-mr-simpatia.html
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