Los medios en las democracias dependen de sus anunciantes para operar, pero una cosa es que el medio lleve una causa social a través de su línea editorial, y otra es que el gobierno quiera imponer su agenda y el medio se preste para ser su portavoz...
La Real Academia Española define prostitución como el acto de participar en actividades sexuales a cambio de dinero o bienes, y explica que las personas en esta actividad pueden estar obligadas mediante engaños o extorsiones. En otras palabras, es un envilecimiento, una degradación que ocurre generalmente, por algún interés. Y quien se prostituye, se deshonra, se vende por dinero, por ganancia, por adulación o por presiones externas.
Últimamente hemos visto en el país una conducta en ciertos medios de comunicación que hemos querido denominar como una especie de prostitución mediática. Algunos se venden por interés, por dinero publicitario, por adulación de las masas o por presiones externas de sus anunciantes y del gobierno de turno.
Como proxenetas de la opinión pública que son, algunos periodistas, dueños de los medios y los que determinan las líneas editoriales, manejan los temas para que el cliente, o sea, el público lector-televidente-radioescucha-cibernauta los reciba como si fueran caricias o amor, pero en realidad son actos mecánicos a favor de un fin ulterior. Y que no se malinterprete esto porque no se trata de individuos – aunque todo el país sabe que los hay – sino del ecosistema, de la industria mediática entera, de las empresas y los negocios que se venden para sobrevivir.
Los medios en las democracias dependen de sus anunciantes para operar, pero una cosa es que el medio lleve una causa social a través de su línea editorial, y otra es que el gobierno quiera imponer su agenda y que el medio se preste para ser su gaceta o portavoz. Son dos cosas distintas.
Tomemos el cierre del banco Doral.. Y dejo establecido que en una ocasión me llamaron para un manejo de crisis en ese banco, pero esto no se trata de defenderlos. Lo que señalo es lo que se proyectó como una novela morbosa, sin hacer un análisis claro de las implicaciones de menos bancos para el país, para los consumidores y para la economía. Ante la ausencia de portavoces del banco, en varios medios usaban de portavoz al expresidente Salomon Levis porque su actual empresa pauta anuncios, pero nadie le pregunto su responsabilidad en el caos fiscal que empezó bajo su mandato en esa institución ni por qué sus parientes fueron convictos por fraude. De hecho, el banco estaba siendo cerrado por el FDIC y a la misma hora en un canal de televisión local pasaban un comercial de esa institución. Estaría prepagada la pauta, pero ¿no fue cínico? Y lo más inverosímil, cientos de familias se quedaron sin empleo y otros sólo lo tendrán por 90 días en la transición con los compradores, pero eso no importó a ciertos periodistas y medios que respondieron creando el hashtagde #CaeDoral en un ejercicio de morbo y editorialización increíble. Fue un #ShockTotal.
Tomemos lo del Impuesto de Valor Añadido. Los medios recogen los millones en anuncios del gobierno a favor del IVA, pero ante la repulsa generalizada y vocal del país a este impuesto, y la proliferación de manifestaciones, a los medios no les ha quedado de otra que generar una cobertura en contra de esta propuesta.
Esa cobertura negativa se da con guantes de seda en algunos, y de frente en otros, dependiendo de si ese medio captura más o menos dinero publicitario del gobierno. De hecho, hay medios que si uno analiza el total de pauta, dependen en más de un 70% en esos anuncios del gobierno. Si no fuera por el gobierno hay días en la semana en los que no tendrían anuncios. Entonces, habría que preguntarse, ¿No influyen esos anuncios en su cobertura?
La magnitud de anuncios generan lo que algunos llaman chilling effect o efecto de congelación en las noticias. Algunos enfrían las coberturas y dejan de tocar asuntos controversiales para no molestar y perder anunciantes. Yo no lo llamo así. Yo lo llamo miedo.
En ese sentido, el gobierno es como un chulo porque es el que controla el dinero del medio. Es una relación de dependencia y marginación entre medio y gobierno. Todo esto afecta al público porque se ven las líneas editoriales que ceden ante las presiones del proxeneta.
¿Quién es víctima de la prostitución mediática? El pueblo porque recibe la información condicionada a la agenda del gobierno de turno. Está pasando exactamente lo mismo que se le criticó al gobierno de Pedro Rosselló, solo que ahora es peor porque los medios están mucho más frágiles por la crisis económica.
También pierden el medio y el periodismo porque esto contribuye a que se erosione la credibilidad. El pueblo no es idiota. El lector o consumidor de medios que no es un fanático político o ideológico se da cuenta cuando hay agendas, y las rechaza. A largo plazo, ese rechazo se traducirá en menos apoyo a los medios y menos credibilidad al periodismo.
El medio se cree que el pueblo no se da cuenta, pero el consumidor los clasifica como vendidas. Y no importa lo que publique el medio, sea veraz o no veraz, tan pronto el público lo cataloga de prostituta así se queda aunque se proyectar como pura y casta.
NOTA: Esta columna fue publicada en El Vocero, el 3/3/15 - http://elvocero.com/la-prostitucion-mediatica/
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