Basado en los más de 25 años de experiencia y análisis en el campo de la comunicación, puedo articular que el mensaje de García Padilla comete varios errores tácticos
Es evidente que el mensaje del Gobernador Alejandro García Padilla no está llegando porque nadie lo acepta. Con toda la polémica del Impuesto del Valor Añadido, el problema radica en la falta de credibilidad porque dice una cosa y hace otra. Como dice el amigo periodista Rubén Sánchez, Gobernador:¿usted cree que yo le creo? Claro que no, sería mi primera respuesta.
Desde hace semanas se ha venido comentando públicamente algo que en esta columna llevamos meses analizando, y es el problema de comunicación en la administración de García Padilla. La raíz de su problema es profunda. Va más allá del mensaje y la proyección. Empieza desde el concepto hasta la ejecución de la estrategia comunicativa. Son caóticos.
Dicen que no hay dinero, pero se gastan miles en una propaganda a favor del IVA que la gente rechaza. No hay dinero, pero han gastado sobre $100,000 en la compra de tiempo en los canales de televisión comercial para el mensaje del gobernador, en vez de usar la televisora del Gobierno. ¿Quién es el del “guisito” en la pauta y en la producción? No hay dinero, pero gastan sobre $45 millones en asesores externos. O sea, se dice una cosa y se actúa de otra. Ahí empieza el problema de credibilidad.
Le sigue la estrategia. El mensaje viene delineado con una estrategia old school, tipo publicidad de los años 70 y 80 en un mundo donde rigen las redes sociales en el siglo 21. Los asesores tratan de dominar y comprar la agenda noticiosa – lo logran en algunos medios – y luego repiten los mensajes oficialistas en las redes sociales, pero esta estrategia falla ya que produce más escepticismo e incluso coraje del público. Los electores, como consumidores de medios, no pueden ser subestimados porque no son tontos. No se pueden manipular fácilmente, si lo que se percibe es una intención oficialista de seguir atacando los bolsillos vacíos de la gente.
Habría que preguntarse si la incompetencia en el mensaje es intencional, porque no se trata de inexpertos en la comunicación quienes lo están desarrollando. ¿Es a propósito? Podría decirse que lo es para que el público se concentre en el IVA y no en el aumento del IVU.
La comunicación es un proceso en el que se transmite una información de una entidad a otra, o sea, un emisor emite un mensaje que un receptor decodifica y recibe. En el camino, ese mensaje puede ser interrumpido por ruido o por otras barreras que impiden que el receptor capte bien lo que se quiere comunicar. Es decir, el receptor no recibe bien el mensaje porque pasó alterado, por eso no lo entiende o no lo capta como se trató de comunicar.
- Infantilizar al público: No se puede comunicar pensando que el público es un niño. Aunque los mensajes deben ser simples, en momentos de crisis, subestimar al público es lo peor que se puede hacer. Esto equivale a una falta de respeto.
- Mentir: Dicen una cosa y hacen otra.
- Desgastar la voz: Saturan el mensaje con los mismos portavoces. Son los mismos economistas bajo contrato que no tienen credibilidad, los mismos publicistas que no convencen.
- Uso de la burla: Uso del cinismo a su máxima potencia. Es como si en una pelea, se le da al que está en el piso, con la táctica del pasado gobierno del “Such is life” al doble. Con frases como “lleva lonchera en vez de comprar alimentos”, o “saca a tus hijos del colegio y ponlos en la escuela pública”, o con el mensaje de “el que esté en contra del IVA es un evasor”, lo que hacen es generar odios entre la clase más afectada, que son los trabajadores.
- Fuete a los adversarios: Mientras que en la pasada administración se usó la fuerza de Choque contra estudiantes para tratar de acallar su mensaje, en esta se ataca a los que se oponen como se hizo contra la alcaldesa Carmen Yulín Cruz y otros..
En comunicación política tiene que haber una coherencia. La credibilidad se compone de dos dimensiones: confianza y conocimiento. Va de la mano de la verdad. En la medida en que se producen sospechas sobre la honestidad en el mensaje, se pierde la credibilidad. De igual forma, en la medida en que se acumulan errores en la comunicación, se pierde credibilidad.
Lo irónico de todo esto es que García Padilla lo tenía fácil. La gente lo vio como alternativa a la política de la medicina amarga de Fortuño. Pero AGP no supo aprovechar esa coyuntura.
Todo el mundo sabe que en Puerto Rico está mal económicamente. Y no hay una sola persona que en su sano juicio no reconozca que García Padilla no causó el problema. Todo el mundo sabe que él heredó la crisis de décadas de incompetencia económica de pasados gobiernos y ex gobernadores, esos mismos que con sus caras de lechuga, se atreven a salir y dar cara ahora, cuando fueron los causantes. Pero ahora todo el mundo está molesto con el actual Gobernador porque prometió unas cosas que no ha cumplido.
El pueblo esperaba más de él. Esperaban aquel ex titular de DACO que se enrollaba las mangas por los consumidores, no al gobernador que decía a las acreditadoras “me vale” pero luego les ha dado hasta las posaderas. Esperaban que dijera desde el principio “estamos mal, vamos todos a trabajar juntos”, no trabajar desde Fortaleza para beneficiar a una casta de amigos. Por eso es tan difícil creerle a su mensaje.
NOTA: Esta columna fue publicada en El Vocero el 10 de marzo de 2015 http://elvocero.com/gobernador-usted-cree-que-yo-le-creo/
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