(NOTA: Esta columna fue publicada originalmente en NotiCel el 6 de diciembre de 2017 - http://www.noticel.com/opiniones/blogs/en-blanco-y-negro-con-sandra/la-salvacin-es-individual/668275652 )
Creo que Puerto Rico, como está, no tiene salvación. Al menos, no colectiva. La salvación aquí es individual.
Unos insisten en que estamos bien y volvimos a
la normalidad a casi 90 días del huracán María. Alardean en Facebook de que están
entre buscar decoradores para adornar sus casas en la Navidad o irse a de viaje
a esquiar. Entonces vienen políticos a llevar trullas en comunidades sin luz, y
es como si negaran que hay gente pasando hambre, los viejos se mueren esperando
por medicamentos y hay familias con niños que duermen en carros porque no
tienen casa o la ayuda no llega. Si eso es la nueva normalidad, que venga Dios
y me lo diga.
Mientras tanto, los medios se enfocan en el
despido de la Burbu de la radio o en la chillería y el “kickback” que dicen
pidió el legislador Ramón Rodríguez a sus empleados. Algunos hablan de si los independentistas
tendrán que convertirse en soberanistas para sobrevivir, y otros que en
Washington nos dieron otra clavada en medio de la espalda con la reforma
contributiva que eliminará 250,000 empleos bien pronto.
¿Son los medios de comunicación un fiel reflejo
de las prioridades de la gente o son portavoces de los que cantan el himno de
que aquí todo volvió a la normalidad?
No podemos culpar a los medios o a los
periodistas del engaño. Los medios de comunicación están cubriendo el tema de
la crisis, pero también han caído en la misma disyuntiva de otros sectores del
país. Si siguen cubriendo el tema, los negocios no echan “pa’lante”, y si no
echan “pa’lante”, no hay anunciantes. Han caído, como dice el americano, en un
“Catch 22”.
Por otro lado, el gobierno quiere desviar la
atención porque ha demostrado su ineptitud. Prefieren que se habla de que la
gente compra árboles de navidad a $200 y no de los muchos que están sufriendo
los estragos del huracán.
La verdad todo el mundo la sabe, aunque traten
de opacarla: Estamos todavía bregando con una hecatombe. La fiscal, la política
y la que dejó el huracán.
Pero entonces, ¿por qué los que sufren no se
rebelan? La gente no se rebela pues creo que en Puerto Rico sufrimos el mismo
síndrome del cubano.
En Cuba la gente pasa hambre, no tiene
derechos, pero se olvidaron de la revolución porque en el subdesarrollo se vive
siempre en una faena. No se rebelan por miedo y porque tienen que concentrarse
en sobrevivir día a día. Acá estamos iguales. Bregando. No hay prisa para poner
la luz, y la gente sobrevive pasando sus días entre buscar gasolina para la
planta, hacer fila en supermercados vacíos, o ver si consigue trabajo o alguna
ayuda. No hay tiempo para protestar cuando juegan con las mentes.
Se quejan en las redes sociales, pero sólo
protestan con la actitud de “brazos caídos” como la que han asumido en la
Policía. Están hartos de trabajar 10 y 12 horas sin paga extra y sin bono de
Navidad, y ya hay más de 4,000 oficiales reportados enfermos. Somos un espejo
del subdesarrollo.
Todo esto me produce mucha incertidumbre porque
todo indica que esta crisis va a empeorar. En enero y febrero veremos
desesperados a los que se acogieron a moratorias en sus préstamos de casas o
carros, y sin dinero o trabajo para ponerse al día. Veremos también a mucha
gente mucho más enferma porque no han recibido tratamiento, especialmente de
salud mental. Me temo también que aumentarán las muertes por abandono,
enfermedades, falta de medicinas o hasta por hambre.
Pero para algunos, todo está normal. La generación
eléctrica aumentará “cuando las amas de casa empiecen a trabajar” (como dijo el
titular de la AEE Justo González), en el Capitolio seguirá la estampa navideña
con renos y nieve mientras legislan para que se juzguen a los niños como adultos,
y en la televisión repetirán la novela Fatmagul. Vamos bien.
¿Este era el Puerto Rico donde tú esperabas
vivir? Claro que no. Este no era el Puerto Rico que yo añoraba entregarle a mi
hija Mariela y a mis siete sobrinos. Yo no lo reconozco. Me asusta mi país. Y
sí, trato de ser optimista, pero nunca me comí eso de “Puerto Rico se levanta”.
No compré el slogan porque se levanta a nivel individual. Lo levantan las
comunidades, las iglesias, los grupos, no los políticos ni los analistas.
¿Qué yo hubiera hecho en esta crisis? 1)Detener
los gastos de anuncios, imagen y contratos a los “panas”: y 2) Mover a todos en
dos frentes: el primero, tratar de parar el impacto de la reforma contributiva
federal en Washington, y el segundo, seguir haciendo ruido con el tema de
Puerto Rico en la prensa internacional para meter más presión al gobierno de
Trump para que nos ayude. A nivel local dividiría la isla por zonas para
distribuir más equitativamente las ayudas, el pueblo que tenga más que ayude al
que no tiene. Haría que los políticos y
empleados del gobierno se ganaran su sueldo visitando comunidad por comunidad,
casa por casa, como cuando van a buscar los votos, pero esta vez para
identificar cuánta gente está viva o necesita ayuda. Llevaría comida a los
encamados o la los viejos y no ponerlos a hacer filas bajo el sol.
María nos cambió forzosamente la vida a todos y
no podemos volver a ser lo que éramos. Hay que trabajar desde cada trinchera y
desde cada realidad personal. Es momento de aceptarlo, porque para que sea
colectiva, primero la salvación es individual.
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