(Nota: Esta columna salió originalmente en NotiCel el 13 de julio de 2106 - http://www.noticel.com/blog/192496/plaga-de-pinas.html )
En Puerto Rico hay una plaga de piñas, pero no es la fruta, sino el
combo. Aún en la crisis económica que se vive, aquí impera el ambiente
de favoritismo a quien tenga palas y conexiones. O sea, gana quien
pertenece a una piña. Esos son los que acceden a puestos, consiguen
beneficios, les dan el trabajito y logran sus metas. Esa es la
frustración de muchos, más que nada de las generaciones más jóvenes como
los “millenials”, y eso también explica parte del pánico que hay con la
Junta de Control Fiscal porque podría cambiar esta cultura.
Estoy en récord en mi oposición de que los americanos vengan a
mandar como reyes en Puerto Rico y a dirigir por encima de las leyes
locales, pero la realidad es que somos su colonia y como tal, hacen lo
que les venga la gana. Pero si una hace un análisis sosegado, sin
apasionamientos ideológicos, tiene que concluir que nos hemos buscado el
problema.
Hasta ahora llevamos décadas escogiendo a los mismos
que nos engañan y siguen robando. Permitimos que sigan botando dinero
del erario que se debía usar para otras cosas. Elegimos a los que
construyeron obras faraónicas, dieron y dan contratos a sus amigotes, y
nos olvidamos de los que concedieron préstamos para operar agencias y
municipios quebrados porque al final, en todos esos empleaban a la piña
de turno. Ahí radica parte de nuestro problema. El escoger entre los
políticos rojos y azules es la cuna de donde nace esa cultura del
favoritismo.
Por esa proliferación de piñas entran al mercado empresas que
violan leyes, pero les dan contratos para operar. Un ejemplo en estos
momentos es Uber y habría que preguntarse qué piña los empuja para que
operen sin cumplir los mismos términos y exigencias que a los taxistas.
Otro ejemplo es Lajas, y no me refiero al valle de ese pueblo que es
conocido por la producción de piñas sino a los que defienden las
invasiones en La Parguera. A esos los defienden legisladores y gente con
poder, y hay un mutis generalizado hasta en los medios, como si
tuvieran miedo de compararlo con otros casos. Ese temor de ofender a esa
piña de poder jamás se vio en sitios como en Loíza, donde hasta
asesinaron a Adolfina Villanueva, o en Toa Baja, cuando tienen viviendo
en condiciones pésimas todavía a los residentes de Villas del Sol, que
en su mayoría son inmigrantes dominicanos. Claro, en la piña de Lajas
están los ricos o los amigos que tienen poder, no los negros y pobres.
Cuando ya mismo nombren a los miembros de la Junta Fiscal y éstos
empiecen a trabajar, se verán cambios radicales y duros para todos.
Posibles cierres de dependencias y programas, privatizaciones y recortes
del exceso producido por décadas de tener a políticos que ubicaron a
sus piñas en los puestos. Eso les da miedo a los políticos y sus
portavoces porque saben que se les acabará la fiesta y el poder para
seguir favoreciendo a su gente.
Porque no nos llamemos a engaño,
todos sabemos que cada vez que hay un cambio de gobierno, aumenta la
cosecha de piñas. Sacan empleados basados no en sus méritos o en
justicia sino en que no son del partido que ganó. En ese sentido, la
inconsistencia nos afecta a todos porque no se le da continuidad a nada,
no se hacen ni se implementan acciones a largo plazo.
La piña
se usa para establecer luchas de clases. Por eso se premian a los hijos
de políticos o conocidos con puestos. Por eso repugna ver y oír por la
televisión a un Rafael Hernández Colón diciendo lo que todo el mundo
sabe, que vienen despidos en el gobierno. ¿Con qué cara se atreve a
decir eso si todo el mundo sabe que su hijo Juan Eugenio está en Prfaa
porque es hijo suyo? Si él quiere ayudar al país ¿por qué no renuncia a
sus escoltas y nos ahorramos esos millones? En eso es igual a Romero
Barceló.
Las piñas dominan en todo. En el PPD para ubicar gente
en plazas del gobierno. En el PNP para determinar quién cumple o no la
ley el en Supremo, Ética, Contraloría y muchos otros. Hasta en la
iglesia, y por eso algunos brincaron cuando el Secretario de Hacienda se
puso a investigar piñas en los templos y los negocios que maquillan
como entes religiosos.
Existen hasta en los medios de
comunicación porque son piñas las que quieren determinar qué se opina y
de qué se habla. Si el tema es el que le conviene a un grupo, eso es lo
que se discute, se legisla y sólo de eso se habla para ocultar otros
asuntos de medular importancia. En el área de análisis político, por
ejemplo, la piña impone a hombres que son ex políticos, abogados y
“panas “. Mujeres, negros, personas con impedimentos, inmigrantes y los
demás quedan descartados. Igualmente se señala como “problemático” al
que las canta sin miedo, porque no tiene dedos amarrados con ninguna
piña. Toda esta gente que promueve el amiguismo, mira con recelo y ven
como amenaza a quien no forme parte de su grupo. Los sacan del camino
porque son peligrosos al demostrar que no se venden.
Más que
nada, la cultura de las piñas trastoca la competitividad de Puerto Rico
porque quienes acceden a los puestos y toman decisiones muchas veces son
unos mediocres. Es gente que no tiene la capacidad para esas
posiciones. Ese ambiente limita nuestra productividad y es caldo de
cultivo para la corrupción.
El que no pertenece a una piña,
tiene que irse a otra parte. Y todos tenemos que reconocer que el sector
que quizás más se afecta de esto son los jóvenes. Hombres y mujeres en
edades productivas de 40 años o menos se están marchando como nunca
antes, y para los más jóvenes, esos que están por graduarse o acaban de
salir de la universidad, se les pinta un futuro aún más incierto.
Quien sabe descifrar cómo se manipula la opinión pública, entiende que
cómo se implementan mecanismos para fomentar las piñas. Un ejemplo de
esto podrá ser el salario mínimo. Ya se ve que pagarán $4.25 al que no
sea de la piña. Y mientras tanto, se dicen medias verdades para
confundir. Si se lee bien la ley PROMESA que crea la Junta de Control
Fiscal, (sección 403 si no me equivoco), quien podrá reducir el salario
mínimo a los jóvenes será el próximo gobernador de Puerto Rico. Es
decir, desde ahora los políticos y las piñas culpan a la Junta que aún
no ha llegado para justificar sus acciones.
El futuro de la isla
está en manos de esa juventud que no tiene nexos, que quiere ser
limpia, que ve el mundo con otras posibilidades. Está también en las
manos de los hombres y mujeres que estamos hartos del amiguismo y las
palas. Hay que erradicar la proliferación de piñas en todos los niveles
para que el país eche pa’lante. Basta ya de las piñas.
Te felicito, muy bien planteado.
ReplyDeleteEs un cuadro certero y bien definido. Quisiera que los candidatos de otros partidos, más que criticar, trajeran una plataforma de propuestas claras y con total transparencia. Por ejemplo, si el PIP quiere la independencia, nos diga lo que implicaría ese status, y cual sería el plan para una economía sustentable y sin ayudas económicas. No quiero elegir un partido porque su contrario es malo, sino, por sus propios méritos. Han fallado en decir al pueblo la verdad y esconder realidades. Nadie quiere ir como cordero al matadero, pero eso es lo que ha estado sucediendo, cuando el pueblo vota por el menos malo.
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