Periodista independiente en Puerto Rico

Tuesday, January 19, 2021

La mató el sistema, porque era sorda


La gente esperando los $600 del estímulo por la pandemia o pendiente a la toma de posesión de Joe Biden. Unos hablan de la enfermera asesinada, y la mayoría ya olvidó a los tres policías que fueron mártires de un mandulete que los asesinó la semana pasada. Y mientras todo eso pasaba, aquí en Puerto Rico sucedía un asesinato institucional. El asesino, fue el sistema.

Departamento de la Familia, la Línea PAZ, el 9-1-1-, AMSSCA, el Hospital Capestrano y hasta la misma Policía. Todos mataron a una mujer enferma.  Nunca la ayudaron porque no la entendieron. Se negaron a entenderla. Esa joven madre venía arrastrando graves problemas de salud mental, de violencia intrafamiliar, y hasta de violencia doméstica, pero eso no importó. Su gran problema es que ella era sorda.

En la calle Orquídea del barrio Rancho Nuevo en Vega Alta, la joven madre Janet Viera Grau llegó al borde del abismo, y se quitó la vida. Se mató, porque el sistema nunca la ayudó. Porque era sorda.

En realidad, el sistema fue el asesino. Fue el gobierno que la dejó morir en crisis, porque era sorda.

A nadie parece que le importó. Los políticos siguieron haciendo política, los trolls insultando en las redes sociales y cada cual en lo suyo, pero Janet murió. Dejó huérfanos a dos niños que el Departamento de la Familia le había quitado días antes. De cinco y siete años. Le quitaron a sus hijos sin tener intérprete de señas en el proceso. La maltrataron, porque era sorda.

Desesperada, Janet se golpeaba el pecho tratando de que la entendieran, pero nadie le hacía caso. Ante los gritos, la llevaron a un hospital y allí le diagnosticaron que estaba bien y que se podía marchar. Lo hicieron sin intérprete. Pero ella, desesperada, seguía gritando, dándose golpes, arrancándose el pelo, caminando de lado a lado, porque les habían arrancado a sus hijos y nadie la entendía, porque era sorda.


Es es Janet Viera Grau, justo después de que le quitaron los hijos, en un hospital. La foto la tomó un paciente que luego fue quien llamó a una amiga, y a su vez, un intérprete de señas. Allí no había intérprete. A las pocas horas, se quitó la vida.

“Es que está loca”, decían los enfermeros y varios policías se acercaron a ella en un hospital, hasta que otro paciente vio la escena y se dio cuenta de que ella era sorda. Llamó por teléfono a una amiga y así consiguieron a una joven intérprete de señas, que, por WhatsApp, intentó entenderla y la mantuvo en línea durante casi dos horas.

Janet no hablaba señas, aún siendo sorda. Hay muchos sordos así en Puerto Rico. Son gente a los que sus familias los arrinconan y dejan solos, y ellos tienen que bandearse como pueden.  Es que son sordos.

Janet leía labios, pero ni los enfermeros, ni los policías ni demás personas se quitó sus mascarillas para que ella pudiera entenderlos. Quizás pensaron que no importaba. Total, ella era sorda.


Paramédicos, enfermera y demás personal cuando la llevaron al centro. Todos con sus mascarillas, y Janet no los entendía. A las pocas horas, no pudo más.

Aún así Janet se calmó y la intérprete voluntaria, que le habló desde el teléfono celular de otro paciente, la refirió a varias agencias y le dio las indicaciones a los otros pacientes que prestaron el teléfono. Allí ni los policías ni el hospital actuaron. Quizás pensaron que era sorda y valía menos.

Al rato Janet se levantó y sabía qué hacer. Eran demasiados los problemas, demasiado el abandono, y se quitó la vida. 

Su sufrimiento de Janet es el que viven casi 200,000 puertorriqueños que todavía hoy luchan porque aquí los reconozcan como seres humanos.  Es que aquí el problema es grande. En Puerto Rico hay una crisis de derechos humanos, un discrimen institucional contra los sordos que no lo quieren reconocer.

A pesar de que hay unas leyes y un supuesto andamiaje legal, todo es letra muerta porque no se implementa.

Existe la Ley 174 del 2018 que precisamente obliga a que en cualquier vista o proceso administrativo, judicial o civil hay que proveer intérpretes de lenguaje de señas a los sordos. ¿Qué pasó aquí que todos, desde la Policía y Familia, hasta el hospital violaron esa ley? Eso hay que investigarlo, ¿o lo van a ignorar porque se trata, otra vez, de una sorda?

Hay más. Existe la Ley 136 del 1996 que obliga a todas las agencias del gobierno a proveer intérpretes de señas para que haya comunicación efectiva y accesibilidad a los servicios gubernamentales e igualdad. Esa ley es también letra muerta.

Como si fuera poco, el estatus político también interviene. Existen varios estatutos federales, incluyen la famosa Ley ADA (American With Dissabilities Act) y otras que obligan incluso a los hospitales a proveer intérpretes. No es un servicio. Es un derecho humano. Aquí el gobierno de Puerto Rico no reclama ese dinero para proveer este derecho como debe. Claro, porque son sordos.

La comunidad sorda tiene su corazón roto con el caso de Janet porque demostró una vez más que no es por falta de política pública, sino que es una violación a los derechos humanos de las personas sordas. Tiene nombre ese tipo de discrimen. Se le llama audismo. Se llama negligencia institucional. Es un crimen.

Aunque más de 200,000 puertorriqueños son sordos, todavía no le importan al sistema. Mucho menos admiten que aquí existen tres idiomas: el español, el inglés y el lenguaje de señas con el que se comunican esos 200,000 puertorriqueños. ¡Esto tiene que parar ya! Es hora de que el gobierno atienda este asunto que es de vida o muerte.

En el gobierno anterior, la comunidad sorda presentó un proyecto que crearía una oficina enlace, de servicios para la comunidad. El proyecto lo presentó el entonces senador independentista Juan Dalmau y tuvo el aval unánime de ambos cuerpos legislativos. Muchos legisladores del Partido Nuevo Progresista, empezando por Thomas Rivera Schatz y Nelson Cruz, y toda la delegación del Partido Popular tanto en Cámara como en el Senado, lo respaldaron. La exgobernante Wanda Vázquez, lo vetó. ¿A quién quiso castigar? Realmente a los sordos.

No me cabe la menor duda de que si es oficina existiera, le hubiera salvado la vida a Janet porque le hubiera conseguido un intérprete que la entendiera. Hubiera procurado que no le violaran sus derechos. Hubiera exigido el respeto que todo ser humano merece.

El lunes se conmemoró el día del prócer de los derechos civiles de los afroamericanos Martin Luther King. ¡Qué mucho falta por lograr su sueño de igualdad entre todos los seres humanos! El camino todavía está empinado para los sordos como esa joven madre. Pero Janet no se mató. La mató el sistema.

 

 

REFERENCIAS

  1. (2020) Juez Estrella y el Acceso a la Justicia https://enblancoynegromedia.blogspot.com/2020/09/juez-estrella-y-el-acceso-la-justicia.html
  2. (2020) Políticos, candidatos y sordos https://enblancoynegromedia.blogspot.com/2020/09/politicos-candidatos-y-los-sordos.html
  3. (2019) Los políticos y los sordos: Buttigieg y los candidatos de Puerto Rico) https://enblancoynegromedia.blogspot.com/2019/04/los-politicos-y-los-sordos-buttigieg-y.html
  4. (2019) ¡Oye mis manos! https://enblancoynegromedia.blogspot.com/2019/09/oye-mis-manos.html
  5. (2019) Huracán María, sordos y huracán Dorian: Relato de una vida real https://enblancoynegromedia.blogspot.com/2019/09/huracan-maria-sordos-y-huracan-dorian.html
  6. (2018) Esto no es un chiste https://enblancoynegromedia.blogspot.com/2018/10/esto-no-es-un-chiste.html
  7. (2018) Tercer idioma oficial https://enblancoynegromedia.blogspot.com/2018/09/tercer-idioma-oficial.html
  8. (2016) Campañas sordas y ciegas https://enblancoynegromedia.blogspot.com/2016/03/campanas-sordas-y-ciegas.html 

3 comments:

  1. Esto me duele tanto!!! Tanto!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Es la noticia del ano que me mata!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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  2. Como sordo que soy do fe de las dificultades y luchas que tenemos que hacer para poder obtener servicios, comprar y hasta ser atendido por cualquier circunstancia en que nos veamos en necesidad. Duele vivir esas experiencias.

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  3. Esto es tan real, mi madre es sorda y yo tenía que estar con ella en todo porque mami sólo lee labios y yo le explicaba todo siempre. En mi pueblo no hay ni cursos de lenguaje de señas, no saben hablar para quienes leen los labios, los tratan con la punta del pie y ni trabajo nuca consiguió mi mamá porque nadie le entendía ni ella a casi nadie, siempre se burlaban en los hospitales, oficinas de gobierno y hasta en las tiendas porque me veía abriendo la boca mientras pronunciaba palabras en silencio. La comunidad sorda siempre ha necesitado ayuda, me imagino que la comunidad ciega peor aún. Las leyes acá sólo aplican para el que tiene dinero, lamentablemente.

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