Periodista independiente en Puerto Rico

Saturday, February 22, 2025

Son de oro, las magnolias de acero (RESEÑA)

Aunque apenas estamos en febrero, las puesta en escena de Magnolias de Acero es sin lugar a dudas, una de las mejores producciones del 2025. Excelentes todas

De izquierda a derecha: las actrices Mónica Pastrana, Cristina Soler, larissa Dones, Alfonsina Molinari, Linnette Torres y Marian Pabón.

Este fin de semana y el pasado se presentó magistralmente la obra teatral Magnolias de Acero en el centro de Bellas Artes de Santurce, bajo la dirección de la talentosa Norwill Fragoso y producida por Alfonsina Molinari. Todas fueron excelentes. No titubeo al decir que más que de acero, son de oro. Oro sólido. 

La excelencia de las actuaciones, la dirección, la ambientación del escenario, las luces, en fin, todo, cautivan al público con la narrativa de unos personajes entrañables, adaptados al Puerto Rico del 2025. 

Esta pieza, escrita por Robert Harling, es más conocida por la película de cine que llegó a Hollywood en el 1989 con un elenco estelar que incluyó a las primerísimas actrices Sally Field, Julia Roberts, Shirley MacLaine, Dolly Parton, Olympia Dukakis y Daryl Hannah. Pero la versión teatral es otra cosa. Es mucho mejor y más compleja porque, a diferencia del cine donde tienen oportunidad de crear escenas en distintas locaciones, en el teatro sólo tienen un escenario y toda la obra transcurre en un salón de belleza. 

Por eso en el teatro las actrices tienen que ser verdaderamente extraordinarias porque es un solo espacio donde dan vida a la trama. Es un reto distinto y mucho más duro de enfrentar. Por eso no tengo temor ni titubeo al decir que esta puesta en escena en el 2025 en Bellas Artes, con estas actrices boricuas que ví, es mil veces mejor que la película de Hollywood.

La obra la habían hecho anteriormente en Puerto Rico, y una de las actrices fue Johanna Rosaly, madre de Alfonsina Molinari. Yo no la había visto antes, así que no puedo comparar. Esta fue la primera vez que la vi en el teatro y sólo puedo decir que es una de las mejores piezas que he visto en mi vida. 

La autenticidad en las actuaciones de Cristina Soler, Marian Pabón, Linnette Torres, Larissa Dones, Mónica Pastrana y Alfonsina Molinari es lo que más se debe destacar de esta obra. La pieza explora la vida y las complejas relaciones de un grupo de mujeres, centrándose en temas como la amistad, la resiliencia y el amor. Es un elenco dinámico, pero todas brillan con luz propia.

Cada actriz trae a la vida la singularidad de su rol, creando un elenco cohesionado que refleja la fortaleza y vulnerabilidad femenina. Es un viaje de risas y lágrimas, ofreciendo al público momentos de reflexión sobre la vida y la muerte, así como sobre los lazos que nos unen.

LAS ACTRICES Y SUS PERSONAJES


Empiezo por el binomio de Cristina Soler y Marian Pabón. Mencionar ambos nombres es poderoso, porque ambas son de las mejores artistas que ha dado Puerto Rico. Ambos talentos son reconocidos por sus respectivas trayectorias que trascienden el teatro hacia la televisión y el cine, y ambas, a lo largo de sus vidas, han demostrado su versatilidad y sus habilidades actorales. En esta pieza vuelven a hacerlo con maestría.

Cristina Soler encarna a un personaje bien distinto a su personalidad o a cómo el pueblo puertorriqueño se ha acostumbrado a verla. Eso de por sí, resultó innovador. Mal hablada, refunfuñona y en ocasiones, hasta antipática, no hay una sola escena en que ese personaje no nos haga reír o no nos sorprenda. Fue genial.  

La chispa en su personaje fue, en gran medida, el hilo que unió la historia que las demás fueron tejiendo en escena. Soler fue también la conciencia y quien traía perspectiva de las cosas. Verla en acción en Magnolias de Acero demuestra su capacidad de adaptarse al reto que le pongan de frente, lo que demuestra su capacidad actoral. Excelente.

Encontrada con ella estaba el personaje de Marian Pabón. Era como presenciar un duelo de divas. Las chispas eran explosivas. Ambas llevan gran parte del peso de la obra y con su experiencia, lo elevan a otro nivel.

Marian Pabón es una actriz curtida en las tablas. Ha participado en numerosas obras que demuestran su capacidad actoral. Firmemente creo que ella es una de las cinco mejores actrices que ha tenido el teatro puertorriqueño en su historia y lo digo sin temor a equivocarme porque es así. En esta obra encarnó a la viuda del alcalde y lo hizo con tanta maestría, que el espectador no tendrá ni una sola oportunidad para dejar de reírse y maravillarse con su talento. Crea conciencia en este personaje, sin duda. Marian Pabón fue excelente.

Vamos ahora a Alfonsina Molinari. En esta pieza tenía el rol dual de ser productora, lo que en sí conlleva mucha responsabilidad, pero además interpretó el personaje de la dueña del salón de belleza.  Es un personaje complejo, lleno de sutilezas que hizo con tanta naturalidad que quizás pasan inadvertidas, pero ella une la trama porque es en su salón donde todo ocurre. 

El personaje de Molinari, además, es bien sensual. Lo hizo con buen gusto y me parece que eso sube el nivel de la actuación en las demás. La manera en que actuó con tal naturalidad es un testimonio de su compromiso y pasión por el teatro. Su amplia formación en las artes escénicas y su sólida base artística quedan demostradas en esta pieza.

Tomo ahora el personaje de Mónica Pastrana, como la nueva empleada del salón que además de joven, se convierte a cristiana. Esa yuxtaposición con el personaje de Molinari tan sensual, es bien interesante. Logran un balance interesante en lo que parece, en ocasiones, hasta un duelo existencial que termina con una transformación interesante en ambas. En el personaje de Pastrana no hay un momento en que no se haga reír al público, pero una no puede dejar de pensar en la capacidad actoral de esta joven artista, que muchas veces pasa inadvertida.

Es bueno verla y conocerla por sus personajes televisivos con los que nos hace reír semana tan semana en el Show de Raymond Arrieta por Telemundo. Sin embargo, a veces es injusto porque eso esconde la versatilidad y el talento que tiene para hacer cosas distintas, en vivo en el teatro. Lo que ví en Magnolias de Acero que hizo Mónica Pastrana me lo demostró. Ella es demasiado talentosa y profunda en sus interpretaciones, pero lo hace con tanta sutileza que parece natural. Siento que tiene tanto para dar porque no es fácil estar en escena a la altura de todas estas maestras que tenía a su lado.

Entonces termino con el binomio de Linette Torres y Larissa Dones. Interpretan madre e hija en la obra. Puerto Rico entero sabe que el nombre de Linette Torres se tiene que escribir en letras mayores porque su talento es indiscutible y su hoja de trabajo está ahí. Todo el mundo sabe que es excelente tanto en teatro como en la televisión. En esta pieza nos lleva de la risa al llanto con tal naturalidad, que es como si estuvieras en escena a su lado. Ella te hala y te captura. Pocos artistas pueden lograrlo. Te hace vivir y sentir su transformación, su dolor, su angustia como madre y el proceso del duelo con sus reclamos a Dios. 

Admito que Linette Torres me hizo llorar al verla en escena, y sé que muchos en el público estaban igual que yo, porque los vi secándose las lágrimas. Sin embargo, en esta pieza ella eleva su excelencia a otro nivel y en gran medida, esto se debe a su contraparte, en la actuación de Larissa Dones.

Siendo una actriz joven, de las que comienza en el teatro puertorriqueño, no titubeo al decir que sentí al verla como si me sacara la alfombra de debajo de los pies. Jamás imaginé que ese joven talento de Larissa Dones fuera tan y tan buena, capaz de ponerla de tú a tú con el nivel de una maestra en su oficio como lo es Linette Torres.  Yo la había visto en comerciales de televisión, el piezas con Teatro Libre y hasta en el más reciente concierto de René Pérez, Residente. Pero en Magnolias de Acero, Dones fue otra cosa. Me siento feliz que se lo pude decir porque le auguro una gran carrera actoral. 

Honestamente Dones y Torres me conmovieron tanto, que, en parte, escribir esta reflexión de la obra Magnolias de Acero me ha tomado tantos días en procesar las emociones, porque pienso que cualquier cosa que escriba es poca para describir lo maravillosas que fueron. Lo admito, se me hizo difícil escribir esto por ellas dos, ya que no tengo adjetivos suficientes para describir la excelencia en el trabajo de Linette Torres y por Larissa Dones en esta obra.

Termino con una mención importante que logró unir esta pieza entera, y se trata de la dirección. Para que estas seis actrices pudieran acoplarse y hacer un trabajo tan magistral, debían tener una capitana dirigiéndolas y ese rol recayó en Norwill Fragoso. Su visión artística permitió que el público se conectara profundamente con las experiencias de las mujeres, haciendo que sus luchas y triunfos resuenen en el corazón de todos los asistentes.

Me siento contenta de que al menos, se lo pude decir a ella, pero quiero dejarlo consignado en esta nota. Norwill fue quien logró todo. Una buena dirección es la que une la pieza y la eleva por encima del libreto. Una buena dirección es la que sabe sacar lo mejor de cada actor para llevarlo hasta su máximo potencial. Una buena dirección provoca fluidez en las escenas y en hace que cada personaje brille. Una buena dirección es la que nos deja a los espectadores con ese sabor de que presenciamos magia. Todo eso fue lo que logró Norwill Fragoso en Magnolias de Acero. Te felicito.

Magnolias de Acero es una celebración de la amistad y la fortaleza femenina, y esta producción de Alfonsina Molinari fue una experiencia realmente inolvidable.

Es una lástima que el teatro puertorriqueño no permita tener funciones por más tiempo. Sé que irán de gira por algunos teatros alrededor de la isla, pero sería importante que pudieran estar en escena al menos uno o dos meses, porque la excelencia de piezas como esta y las actuaciones tan buenas, merecen ser vistas por más gente.

Magnolias de Acero ha sido una experiencia única que, para mí, será inolvidable.


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