Esta es mi humilde
respuesta a un muy buen reportaje del periódico Diálogo Digital:
Sí, en Puerto Rico hay demasiados
comunicadores. Muchos periodistas, fotoperiodistas, relacionistas, publicistas
y todos las otras ramas relacionadas a este campo, y esto representa un serio
problema que las universidades no reconocen ni atemperan a la realidad de un mercado
que desde hace décadas es cada vez más limitado.
Recientemente unos estudiantes de la Escuela de
Comunicación Pública de la Universidad de Puerto Rico de Río Piedras y del
programa de periodismo en esa misma universidad en el Recinto de Arecibo,
publicaron el periódico cibernético universitario Diálogo, un interesante reportaje
sobre este tema.
Liderados por la veterana periodista Milvia
Archilla, los jóvenes estudiantes preguntaron a los directores de tres medios
comerciales – GRF Media, NotiCel y Metro – sobre las oportunidades de empleo
para los futuros periodistas. El reportaje fue titulado “¿Qué haré con mi
bachillerato en periodismo? http://dialogoupr.com/?p=42223
Sería recomendable que estos jóvenes
periodistas le den seguimiento a esa nota haciendo un análisis de los programas
de periodismo y comunicación de todas las universidades y centros académicos
superiores en Puerto Rico.
Este es un tema que siempre me ha interesado
por años y he escrito muchísimo del mismo en mis columnas, blogs, y lo he
comentados y analizado en diversos foros públicos como programas de radio,
conferencias universitarias y en clases que he dictado porque entiendo que es
preocupante la insistencia de las universidades en formar estudiantes en
programas con tan poco mercado laboral que hay en el país desde hace más de 25
años. Como base, siempre he estimado el
universo de egresados de comunicación en más de 20,000 personas y no creo que me
equivoque. Me explico.
Como para el año 2000 hice un cálculo a base de
la información que me dieron las universidades y centros de educación a los que
llamé. En ese entonces habían dieciocho, sí, 18, programas de esta índole en
universidades locales que graduaban cerca de 2,000 estudiantes de periodismo,
comunicación, relaciones públicas, publicidad y otros títulos relacionados que
iban desde producción televisiva hasta redacción para medios, redacción de
guiones y cine.
Para ese año, según corroboré, además de la
COPU en Río Piedras y la UPR en Arecibo, se ofrecían clases o habían programas
de comunicación y periodismo en la UPR Carolina, Bayamón, Cayey, Ponce y
Mayagüez. Estaba la Universidad del Sagrado Corazón (la que más cantidad de
comunicadores graduaba y gradúa aún), la Universidad Interamericana recintos
Metro, Bayamón y San Germán, la Universidad Católica en Ponce, los tres
recintos del Sistema Ana G. Méndez que también daban clases de comunicación
(Universidad del Este, Turabo y Metropolitana), American University en su
recinto de Bayamón, y la Universidad Central. También estaba el centro que daba
clases de producción y comunicación CAAT.
Si la cantidad de graduados en un año de esas
18 universidades se multiplicaba por una década, daba la cantidad de 20,000
egresados. Sin embargo, esa cifra se quedaba entonces corta.
A las 18 universidades locales había que añadir
varios centros de educación superior que ofrecían carreras cortas en periodismo
y temas relacionados, e incluso hasta academias de modelaje y refinamiento que
para ese año en sus currículos incluían programas en para “ser periodista o
trabajar en la televisión”. También estaba la Escuela de Locución Alcance, que
ofrecía cursos con regularidad a futuros locutores.
Habría que recordar que eso del año 2000 fue la
secuela del mercado en décadas anteriores. Para los años 80 y 90 en Puerto Rico
había una industria fuerte de publicidad y producción, por lo que habían
oportunidades, pero éstas fueron mermando con los cierres de empresas a finales
de los 90. Ya para el 2000 muchos de estas casas productoras quebraron y los
publicistas locales mudaron sus producciones a mercados más baratos en América
Latina como Argentina, lo que achicó ese mercado. Sin embargo, las
universidades continuaron con los mismos programas que persisten hasta hoy, 15
años más tarde del inicio del siglo 21.
Si a la cifra de los 20,000 egresados se añaden
los muchos que regresan a Puerto Rico graduados de universidades en los Estados
Unidos (como hice yo, por ejemplo), los que extranjeros que vienen aquí a vivir
y a trabajar que son muchos en los medios y en la industria, y a los que optan
por estudiar en otros países, principalmente en España o México, y que regresan a la isla, podemos
convencernos que la cifra se queda corta.
Si a los 20,000 se compara con los puestos de
empleo en el mercado actual, el resultado sería aún más sorprendente. Con mirar
la encuesta del Departamento del Trabajo, se logra esa tendencia. Hagan el
ejercicio para que lo corroboren. No me equivoco en esta.
Pero si a los 20,000 se le añaden los que no
estudiaron ni periodismo, ni comunicación, ni relaciones públicas o publicidad
pero trabajan en los medios, y se agrega a la ecuación los cierres masivos en
empresas mediáticas de la última década, se corrobora que las oportunidades son
limitadas.
Por eso pienso y abogo por que haya un cambio
radical en el enfoque que las universidades tienen hacia los programas de
comunicación y periodismo para que forme emprendedores, en lugar de futuros
desempleados. Esto lo he conversado en varias ocasiones con el presidente actual
de la UPR, Uroyoán Walker, con la Vice Presidenta del Sistema Universitario Ana
G. Méndez, Mayra Cruz, y con el ex presidente de la Universidad del Sagrado
Corazón, José Jaime Rivera, además de con varios rectores y decanos a lo largo
de los años.
Algunas de mis sugerencias serían:
1. Cambio de enfoque académico - Que se transforme el enfoque de los programas
de periodismo o comunicación hacia conceptos más amplios de la comunicación y
el mercadeo. Esto, por obligación, haría que en las escuelas de periodismo den
clases de cómo crear y operar negocios. Si la realidad es que no hay empleos,
lo más lógico es que los estudiantes creen sus propios foros informativos, pero
la inmensa mayoría de los comunicadores se gradúan sin las destrezas básicas
tan siquiera en matemáticas. En COPU,
por ejemplo, profesores como Luis Fernando Coss, llevan años tratando de crear
espacios cibernéticos para los estudiantes. Así fue como originalmente surgió
la revista 80 Grados que luego se tuvo que ir de la Escuela, pero ha sido
exitosa.
Lo ideal es que los graduandos no
tengan que depender de las empresas existentes. Que cuando se gradúen tengan su
negocio ya sea como medio cibernético o como agencia de compra de medios o de
creativo, que sepan vender y mercadear el producto comunicación que es el
principal problema del que adolecen los comunicadores. Lo ideal sería que las mismas universidades
creen incubadoras de empleos en este sector, pero son pocos los profesores de
comunicación y periodismo con las destrezas para dar estas clases. Sé que esto
choca con la mentalidad tradicional del periodismo y la ética, pero me refiero
a cosas distintas. Para crear trabajo hay que ser arriesgados y entender los
procesos de los negocios y esas destrezas no se las enseñan a los periodistas
ni a los comunicadores como regla general. Se aprende a la fuerza. Ejemplos
recientes son muestra de eso: Noticel, Sin Comillas, News is My Business,
BizNet Media, Mi Puerto Rico Verde, y Noticias PRTV son sólo algunos de los
ejemplos de periodistas que han creado sus propios negocios y medios.
2. Den clases en inglés – En la UPR, por ejemplo, nunca ví una clase de redacción en inglés.
Sólo había una clase de “journalism” que impartía Eneid Routté-Gómez y Manny
Suárez pero no era COPU sino en el programa de inglés en Humanidades. En los 90
era más fácil conseguir trabajo en periódicos como The San Juan Star o
Caribbean Business porque no habían redactores en inglés. Hoy, cuando muchos se
tienen que ir de Puerto Rico o cuando el lenguaje cibernético es el inglés, es
impensable que no se den estos cursos regularmente como requisito en todos los
programas de las universidades. Además, dominar la redacción en inglés abre un
sinnúmero de puertas que jamás se consiguen con los programas actuales.
3. Enfoque cibernético - Más allá del ciberperiodismo, me refiero a enseñar a los periodistas y
comunicadores a investigar audiencias, redes, web, etc. Esta área es bien
fuerte y de mucho crecimiento en España, por ejemplo, y en Estados Unidos. Pero
esto va mucho más allá de analizar Facebook o Twitter, o como dicen ahora
muchos, de mirar los “likes o followers”. Me refiero a sondeos, percepciones y
monitoreo de la opinión pública. Para los relacionistas, por ejemplo, esta es
el área de crecimiento. Para los publicistas, ésta es el área de oportunidad.
Igual pasa para los periodistas. Sin embargo, los ofrecimientos académicos
locales son mínimos. Esto además abre la
oportunidad para que las universidades se conviertan en centros de educación
continua y actualización a los periodistas y comunicadores que están
trabajando, para que se mantengan al día con las transformaciones.
4. Combinen el profesorado – En algunas de las universidades continúa la insistencia en mantener un
claustro de teóricos y esto abona a que los programas no se actualicen. Si bien
es imprescindible que estos profesores continúen ofreciendo sus clases de
teoría, ética e historia, no es menos cierto que los estudiantes tienen que
exponerse a la realidad del campo. Esto se logra con seminarios, charlas o
clases que sean impartidas por profesionales del medio, no sólo periodistas o
relacionistas, sino compradores de medios, publicistas, tráfico, etc. Estos
profesionales aportan con su experiencia, las destrezas del mercado laboral
real y le brindan a los estudiantes perspectivas distintas. Algunas
universidades tienen a estos profesionales como parte de su “staff”, y otras
los invitan a foros esporádicos. Lo ideal es que sea algo más continuo para que
sea mutuamente beneficioso. Además, con tantos periodistas, fotoperiodistas,
relacionistas y publicistas desempleados por los cierres recientes en algunos
medios, hay talento de sobra.
5. Impongan la necesidad de internados – Algunas universidades tienen como electiva el
que los estudiantes tengan que hacer una práctica profesional como parte de su
programa académico. Esto debería ser obligatorio. Sé que es difícil porque los
medios no siempre dan oportunidades a los estudiantes practicantes, pero
insisto. Si no consiguen la práctica, que se vayan a hacerla a otros países.
Que se arriesguen. Esto permite unas oportunidades impensables. Yo lo hice en
el 1989. Me mudé de New Jersey a Florida y terminé trabajando en el Noticiero
Univisión a nivel nacional en un momento en que sólo habían cinco
puertorriqueños en esa cadena. Eso da una perspectiva de mundo, y profesional
que difícilmente consiguen los que no se exponen.
6. Reality check –
Muchos jóvenes, quizás la mayoría, entran a las universidades a estudiar
periodismo porque quieren ser artistas, salir en televisión y ser famosos. Ese
falso glamour que se le atribuye a
los medios responde, en mi opinión, a que no se le dan dosis de realidad tan
pronto entran a estudiar. Esto haría que muchos se den cuenta de que la
comunicación no era su fuerte y se muevan a otros programas. El hacer prácticas
en los medios, traer profesionales a impartir clases o dar charlas, y obligar a
los estudiantes a trabajar, ayudaría a bajarlos de la nube hacia la realidad de
estos oficios en la comunicación.
7. Ser más selectivos al escoger estudiantes – En esto tengo que felicitar sólo a COPU
porque es la universidad más estricta en términos del tipo y la cantidad de
estudiantes que admiten por año. En el resto, entiendo que se admiten
demasiados estudiantes a los programas de comunicación sin pasar por el crisol
de evaluar adecuadamente sus destrezas básicas en múltiples áreas. Una por
ejemplo, es la redacción. Luego eso se ve al momento de tratar de contratar
futuros reporteros o relacionistas que no saben tan siquiera acentuar
adecuadamente. Sé que esto es un problema más complejo, pero la realidad es que
ser un buen comunicador requiere disciplina y destrezas. Al no haberlos, esto
se traduce en chapucería y muchos de los males que por ahí abundan.
8. Reduzcan los programas – Sé que esta es difícil de tragar, pero la realidad es que hay demasiados
programas académicos haciendo lo mismo. Es momento de hacer cosas distintas
para lograr graduar personas con destrezas necesarias.
“Los que estudian periodismo o algo de
comunicación terminan trabajando de dependientes en tiendas o de meseros en
restaurantes”, me dijo una vez hace 28 una tía, preocupada porque, yo, siendo
una nena con buenas notas y promedio, y que sacó con excelentes resultados en
el examen de College Board, decidí que quería ser periodista y estudiar
comunicación.
“No vas a conseguir trabajo a menos que no
logres ser la mejor o de las mejores en tu campo, y eso no te asegura nada”, me
dijo tía, quien era profesora universitaria y veía a tantos jóvenes como yo en
esas. En mi rebeldía natural de entonces, algo que el inexorable paso del
tiempo no ha marchitado, me propuse llevarle la contraria. Creo que lo logré
con la clara idea de que trabajar en periodismo o comunicación requiere flexibilidad,
aceptación del cambio constante y una gran dosis de humildad porque todos los
días se tiene que aprender algo.
Es cierto este articulo. Recién me he graduado de comunicaciones y aun no consigo empleo. Estoy optando por hacer mi propio negocio de manejo de redes sociales.
ReplyDeleteSuerte. Llevó tres años en el proceso de abrir mi revista y la gente no cree en mí.
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