Este año el enfoque es la cobertura del medioambiente, y honrar a los periodistas asesinados en Gaza, pero insistiendo en que se necesita libertad en el oficio
Hoy,
3 de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Libertad
de Prensa, y como periodista hago un reclamo por la independencia de
criterio en el periodismo puertorriqueño. Porque para que la prensa en Puerto
Rico realmente sea independiente, no puede tener miedo a decir la verdad. Por
eso no puede tener amarres de ningún tipo.
Que
las peleas y batallas que se dan al interior de las salas de redacción para que
no haya censura corporativa, se sigan dando. Que se admita y se respete el
trabajo valiente de la prensa independiente en Puerto Rico, que está dando unas
lecciones grandes de dignidad que todo el mundo ve y respalda, pero que
precisamente por eso, tratan de ocultarla y minimizarla, aunque no pueden. La
labor está ahí y contrasta con la propaganda de los medios que tienen los
recursos para hacer un mejor trabajo.
Por
eso, un día como hoy hay que reclamar mayor independencia en todos los
sectores, para cubrir lo que pasa sin temor a represalias. En la realidad
económica y de crisis social que se vive en Puerto Rico, una prensa libre es urgente.
Pero libre de verdad, y que sea prensa, no cabilderos ni políticos disfrazados
de informadores, como lleva pasando aquí hace tiempo, particularmente en radio
y televisión.
El Día Mundial de la Libertad de Prensa fue decretado por la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en el 1993 para celebrar los
principios fundamentales de la libertad de prensa. Esta fecha nos permite
reflexionar sobre el rol del periodismo y los medios de comunicación, pensar
qué se hace bien, qué se hace mal y en qué se puede mejorar. Más que nada, nos
llama a reflexionar lo pasa en nuestras comunidades y países.
La información, después de todo, es un bien común, y en Puerto Rico tenemos que defender ese derecho del pueblo a conocer la verdad, libre de estrategias de propaganda, pautas de anuncios o de la censura que impera.
Se podrá argumentar que
en Puerto Rico hay más libertad que en otros países donde matan a los
periodistas. Cierto. Aquí no nos matan, pero si se arrinconan y se maltratan a
quienes buscan la verdad. También prolifera
la improvisación, la payola y el chayoteo para manipular al público. Los periodistas cada día ven
más cuesta arriba el poder ejercer libremente este oficio porque las empresas
mediáticas están comprometidas con los sectores políticos y económicos por
encima del interés común.
Este
año, la UNESCO ha determinado que el Día Mundial de la Libertad de Prensa se va
a concentrar en las coberturas de las distintas crisis medioambientales y sus
efectos en el planeta. Aquí en Puerto Rico
estos temas son de vital importancia con los efectos que dejaron hace unos años
los huracanes y terremotos, y más recientemente, el acelerado proceso de
gentrificación y desplazamiento de comunidades. La destrucción acelerada de
nuestros recursos naturales tiene que ser prioridad para el periodismo
puertorriqueño porque equivale a la vida y el futuro de nuestra gente.
Este año también la UNESCO reconoce a los periodistas
caídos, especialmente los asesinados vilmente en el genocidio que se comete
contra el pueblo palestino. Desde octubre de 2023, en Gaza han asesinado a más
de 100 reporteros palestinos, según Reporteros sin Fronteras (RSF).
Pero
este 2024 más de la mitad de la población
mundial acudirá a las urnas en elecciones y el índice de RSF evidencia una
disminución general de la libertad de prensa a nivel mundial y un fuerte
aumento de la represión política contra periodistas y medios de comunicación
independientes.
Por
eso tenemos que defender la libertad de prensa, porque equivale al derecho del
pueblo a estar informado.
El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que la libertad de expresión es un derecho fundamental: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión".
En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, también es imperativo que los periodistas recordemos la ética profesional. Por eso no se pueden prestar para los juegos de la propaganda que abunda en los medios de comunicación masiva en Puerto Rico. La propaganda y la manipulación de los que no quieren que se sepa la verdad promueve las noticias falsas y al final, perjudica a todos porque la gente no se entera de lo que tiene derecho a conocer. Todo se oculta so color del interés del momento.
Una
prensa libre tiene que seguir exigiendo para que el Departamento de Justicia
investigue los casos. Para que responda cómo en el Departamento de Corrección
dejaron libre a un asesino en serie que se hizo pasar por inválido, para volver
a salir a cometer otro feminicidio.
Una
prensa libre tiene que seguir dando el contexto y exigir que el gobernador Pierluisi
ordene a Corrección a decir la verdad sobre los muertos y el fentanilo, en vez
de proteger a la secretaria Ana Escobar porque le recoge dinero para su campaña.
Una
prensa libre también tiene que cuestionar por qué los candidatos del Partido
Popular Democrático han estado mudos por casi cuatro años ante los atropellos
que vive el pueblo, pero que ahora, mágicamente, recuerdan que tienen voz
porque viene la primaria.
Una
prensa libre tiene que exigir que los miembros de la Alianza expliquen bien
cuales son sus propuestas y de qué forma zanjan las diferencias ideológicas fundamentales
entre el Partido Independentista y el Victoria Ciudadana.
Una
prensa libre también tiene que cuestionar al Proyecto Dignidad sobre sus propuestas
y qué trabajo han realizado más allá de hablar del aborto y criticar a la
educación con perspectiva de género.
Una
prensa verdaderamente libre no tiene miedo a que te ataquen. Si la curadora de una
exposición de arte que debía ser la principal del año censuró a un artista, hay
que decirlo. Eso fue lo que pasó a mediados de abril cuando censuraron al
artista Garvin Sierra en la Poligráfica y que denunciamos
hace tres
semanas. Desde entonces, la despedida curadora Lisa Ladner ha estado atacando
a la prensa, pero la verdad es la verdad y lo que hizo fue censura. Por eso la despidieron.
Una
prensa libre tiene que decir las cosas tal cual son. Si hay una política pública
establecida que viola la ley porque criminaliza la protesta, que es un derecho
garantizado en la Constitución de EEUU y del ELA, hay que señalarlo.
Por
eso, si una jueza es antiética porque acusa a los manifestantes que enjuicia,
pero calla sobre sus propias fotos en las redes sociales estando en campaña con
políticos o las fotos de su marido tildando de “tecatos, morones y zurdos”
a los manifestantes en La Parguera, hay que decirlo. Es decir, el matrimonio ataca en las redes a quienes
enjuician en el tribunal. Si no fuera por esa
denuncia, la jueza del Tribunal de Primera Instancia de Mayagüez, Geysa
Villarubia Rivera, no se hubiera tenido que inhibir del caso, como pasó y reportamos
la semana pasada.
Esos
son algunos ejemplos, pero en el contexto amplio de lo que se vive en Puerto
Rico y el mundo, donde se intenta imponer las noticias falsas, la
desinformación y el entretenimiento como verdades, la prensa tiene que servir
de faro para alumbrar ante tanta sombra.
Un
periodista es libre si lleva a las comunidades información cierta,
clara y útil, si contrarresta las noticias falsas y la desinformación que tanto
daño hace a la convivencia en nuestras sociedades. Porque el compromiso de los
periodistas es con la gente y con la verdad. No es ni con intereses creados, ni
con activismos falsos, ni con anunciantes ni con políticos.
Para que haya libertad
de prensa de verdad, nunca deben faltar la pluralidad de voces y la diversidad en
medios de información que sean fieles a al servicio. Hay muchos periodistas en
medios corporativos dando esa batalla, pero no podemos ocultar la verdad, que
no se puede ser verdaderamente independiente si la línea editorial del medio te
obliga a tener sesgos o a ocultar cosas que no le convienen a sus intereses.
El periodismo
independiente sigue creciendo precisamente ante la falta de esa libertad en los
medios corporativos, porque la libertad no tiene amarres ni miedos. Sigue a su vocación
de servicio, con obstáculos, pero fieles a la verdad. Porque, parafraseando lo decía
el padre de la patria puertorriqueña, Ramon Emeterio Betances, para ser libre,
sólo hay que querer empezar a serlo.
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