"En Puerto Rico seremos un país lleno de viejas, solas y pobres". Eso me dijo una vez Tati Fernós hace ya muchos años, cuando ambas éramos miebros de la Junta de Directores de la Fundación Comunitaria de Puerto Rico.
En esa junta de hace tantos años, también estaban Víctor García San Inocecio, el Lcdo. Escudero del bufete McConnell Valdés, Justo Méndez, Víctor Rivera Hernández, varios líderes del movimiento cooperativista, líderes sindicales, Manolo Cidre que años después se metió a político y ahora es secretario del gabinete de Pierluisi. Yo era la más joven, la periodista inquieta y quisquillosa que le buscaba cuatro patas al gato en cada asunto. Siempre preguntaba y preguntaba y siempre María Dolores Fernós se ponía de mi lado. En fin, éramos una junta heterogénea y diversa, pero la complicidad y la profundidad que generaba Tati era lo extraordinario.
Ella nos obligaba a pensar en las realidades que nadie quería ver ni que aceptaban. Y tenía razón. La emigración avanzaba, y había explotado la burbuja económica y la falacia de las 936. Eso fue mucho antes de los huracanes y las calamidades que vivimos y que aceleraron su pronóstico. Ahora ya sabemos que Tati decía verdades.
En todos los pueblos, barriadas, campos, residenciales públicos y urbanizaciones hay cientos y miles de mujeres, viejas y solas. Solas porque sus maridos murieron antes, y porque la mujer vive más que el hombre. O porque los hijos se fueron y las andonaron aquí solas. Muchas, viven la pobreza extrema.
Tati, sabiamente, señalaba una verdad que venía y para la cual este país no se preparó.
No éramos amigas íntimas y yo nunca he sido, ni fui ni soy de esas que está en juntillas, pero no tengo ambages en decir que Tati era un imán. Era ente unificador.
"Hay que prepararse. Hay que crear redes y hay que ser solidarias porque nos vamos a ir quedando solas", me dijo.
Jamás olvidé esas palabras y siempre, cada vez que coincidíamos, sentía en ella a una aliada.
Gracias Tati Fernós por dar tu vida por tantas cosas justas y por enseñar que la solidaridad es la base de todo.
Descansa y que toda tu familia vea tu legado, que ayude a sentir ese consuelo en sus corazones.
Sandra Rodríguez Cotto
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