La maté, ¿y qué?

 

Si algo ha dejado meridianamente claro el caso que se ventila en los tribunales contra Jensen Medina, acusado de asesinato de la joven Arellys Mercado Ríos, es ese. “La maté, ¿y qué?”, parece que nos dice.

Lo dice con cada gesto. En su mirada desafiante y “jaquetona”. Lo dice en la forma en que camina, retante, y le habla ‘estrujau’ a la prensa, como queriendo caerles encima. Lo dice también con su estilo, “fileteao”, como modelo de pasarela. No sólo él, sino también sus abogados lo dejan saber. Son ellos los que mandan, tienen fuerza, tienen maña y más que nada, tienen el dinero para salir bien del caso de asesinato que se ventila en el tribunal de Fajardo.

Su mensaje es simple. La maté, ¿y qué? Jensen Medina proyecta tener tal grado de sangre fría que cualquiera diría que no le tiembla la mano. Esa mirada comunica que el dinero lo compra todo, hasta la inocencia.

La defensa:Jorge Gordon Menéndez, Orlando Cameron Gordon y Jorge Gordon Pujols.

En estos días toda la prensa y los comentaristas se enfocaron en los testimonios en sala y lo que expresaron al salir de la corte, cuando desde la calle había una mujer gritándole “asesino” a Medina. También se enfocaron cuando la hermana de la víctima le increpó: “Te lo digo en la cara: ¿por qué no dijiste que mataste a Arellys?”. Es que el coraje está ahí.

Parte de ese coraje general se alimenta del “body language” de Jensen Medina y de sus abogados Jorge Gordon Menéndez, Orlando Cameron Gordon y Jorge Gordon Pujols.

Medina salió con gafas oscuras de lujo. Parecía un modelo de pasarela, escoltado por flamantes abogados, todos “aniquelados”, como dice los jóvenes. Ropa de diseñador, de marcas, y Medina se montón su Acura DMX, nuevo. Los abogados, en otro carro de lujo. Esa proyección comunica que la justicia es ciega, pero con billetes, es más ciega todavía. Nos dicen sin palabras que tienen el dinero para salir bien del caso y que con billetes se mata el que me dé la gana, y sales bien. Por eso digo, la maté, ¿y qué?

Si Medina hubiera tenido unas gafas de pulguero, o si se hubiera montado en un Yaris viejito, fácilmente ya estaría condenado porque cualquier persona pobre, con sus mismas condiciones, estaría en prisión. Pero él no. El tiene los recursos y los abogados y hace lo que quiera.

Porque un gesto, una mirada o una pose comunican más que mil palabras. Es así. Se trata de la comunicación no verbal. Es ese proceso de comunicación mediante el cual se transmite un mensaje por medio de gestos, signos o indicios. O sea, se habla sin palabras. Se usa la postura, la expresión facial, el contacto visual como recursos de comunicación.

Esa comunicación no verbal define la identidad, demuestra el grado o la capacidad que tienen las personas de relacionarse con otros, ayuda a acotar y a comprender los mensajes sin necesidad de utilizar el lenguaje, transmite emociones y sentimientos, por lo que influye en los demás.

Expresiones faciales te dicen cómo te sientes. Los gestos comunican sentimientos o falta de éstos. La postura te demuestra si estás dispuesto a abrirte a otros o si los demás te importan. También dicen cómo anda tu estado emocional y tu ánimo. Y la apariencia no sólo da señales del origen y la cultura sino de la condición socioeconómica de una persona. Es de los canales que más influyen en la comunicación no verbal.

Arellys Mercado Ríos

Por eso es importante mirar lo que pasa en ese juicio contra Jensen Medina. ¿Saldrá mal del caso o es que él sabe que tiene el dinero y sus abogados, la maña, para salir bien?

Este no es el primer juicio mediático, pero sí el más reciente. En realidad, ahora casi todos los juicios fuertes tienen acceso a las cámaras, y el público llega a conclusiones por la forma en que se proyectan abogados, fiscales, testigo y jueces por la manera en que hablan en sala, o por cómo actúan al salir y entrar al tribunal. En eso, el caso de Jensen reitera su actitud desafiante, y ha sido así desde el principio.

Jensen Medina enfrenta tres cargos: uno por asesinato en primer grados y dos por violaciones a la Ley de Armas. De ser hallado culpable en el cargo por asesinato en primer grado, podría enfrentar una pena de 99 años en prisión.

La maté, ¿y qué?, proyectará Medina, pero él no es importante. Que nunca se olvide que una vida se perdió. Esa vida es la de Arellys Mercado Ríos, y esa, no tiene la oportunidad tan siquiera, de hacer un gesto.