No suelo caer
en la histeria ni me gusta creer en las teorías de conspiración. Prefiero ser
realista porque para vivir en el Puerto Rico del 2014 hay que tener la mente
clara para entender bien de dónde
venimos, dónde estamos, lo que somos y en lo que nos vamos a ir transformando
como pueblo. Sin embargo, en las últimas semanas y meses me pica la curiosidad.
Pregunto y pregunto y no hallo respuestas contundentes ni confiables.
¿Por qué es
que han aparecido tantos virus extraños y enfermedades en Puerto Rico?
Parecería que de la nada salió el Chikungunya ese que es una epidemia tres
o cuatro veces mayor que lo que las
autoridades quieren admitir. ¿Por qué en Puerto Rico hay una incidencia tan
alta de casos de cáncer, de asma, de diabetes, de Alzheimer y otras
enfermedades? ¿Por qué es que nacen cada día más niños con impedimentos o con
problemas de aprendizaje que luego los registran en Educación Especial? (Aunque
ahora muchos, incluyendo políticos, se hayan empeñado en decir que es una
exageración o errores de registro) ¿Será porque Puerto Rico es el país donde
más cesáreas se hacen en el mundo? ¿Será porque aquí nos toca de todo? ¿El
medioambiente? ¿Seremos acaso ratones de laboratorio?
Esa pregunta
de si están experimentando o probando medicamentos con la población local
podría sonar desatinada, pero no está muy lejos de la realidad. Es un hecho que
un manto de silencio siempre es la respuesta oficial cuando se plantea ya que
ningún gobernador en la historia de Puerto Rico, ni mucho menos, los
secretarios de Salud y otras autoridades lo comentan o admiten. Total, no sería
la primera vez que ocurre.
En el 1932
infame doctor Cornelius T. Rhodes admitió que había inyectado células de cáncer
y matado intencionalmente a muchos puertorriqueños para borrarlos de la faz de
la Tierra. Esto fue denunciado entonces por el líder nacionalista Pedro Albizu
Campos, quien, años después murió de cáncer. En los años 40 y 50 las mujeres
puertorriqueñas fueron las conejillas de Indias en las que se probaron todos
los métodos anticonceptivos, incluyendo la píldora. Y en el 2004 el Navy
admitió que experimentaron con el “Agente Naranja” y otros herbicidas que
contienen dioxinas en diferentes pueblos de Puerto Rico antes de usarlos en la
guerra de Vietnam, según denunció entonces el legislador pipiolo Víctor García
San Inocencio.
Estos son
asuntos de seguridad nacional de los que nadie habla para no crear histeria
colectiva, pero que inciden en cada persona y nos deberían poner a pensar.
La generación
de mi madre, por ejemplo, es una completa en la que mujeres parían y les ponían
inyección para secarle su leche materna. Rápido le daban fórmula para bebé.
¿Habrá alguna relación entre eso y el alza de cáncer de mama 30 o 40 años más
tarde? ¿Por qué tanto cáncer de la próstata o de la garganta en hombres?
También, de buenas a primeras los meteorólogos hablan de que viene el “shaft” o
los polvos del Desierto del Sahara o el polen. Lo que sea. ¿No tendrá eso acaso
una relación con el alza de los asmáticos? El alza en el autismo ha sido
vinculada por grupos sociales a los alimentos y a que los niños ahora reciben
dosis de hasta cinco vacunas a la vez, aunque esto ha sido desmentido por
empresas incluso en vistas congresionales. Sin duda la alimentación, el
ambiente y los estilos de vida inciden, pero tiene que haber algo más.
Y si nos
ponemos a ver las noticias internacionales el panorama levanta serias
sospechas, o cuando menos, nos debe poner a pensar. ¿Serán experimentos hechos
por empresas farmacéuticas todas estas enfermedades? ¿Será guerra biológica? Se
sabe que han existido teorías de conspiración de que muchas de las enfermedades
que se convierten en epidemias son experimentos de la industria farmacéutica.
Lo mismo lo dijeron con el SIDA cuando apareció de manera oficial por primera
vez en el 1981 y hasta ahora más de 50 millones de personas han muerto a causa
de esta enfermedad.
Revisemos los
que me acuerdo. El virus del SARS, la Gripe Aviaria del 1997, la Gripe Porcina
(A1N1) que apareció en el 2005, la neumonía atípica del 2002 que inició en
China, el alza en casos de Hepatitis B y Hepatitis C, la enfermedad de las
vacas locales que apareció en el Reino Unido en el 2007, la reaparición del
Cólera, el Virus del Río Nilo, el reciente virus respiratorio que está azotando
entre los niños del medio oeste en los Estados Unidos, y claro, la epidemia del
Ébola.
¿Seremos todos
ratos de laboratorio? La pregunta sigue sin respuesta.
Nota: Esta columna fue publicada en El Vocero el 9-23-2014 http://elvocero.com/ratones-de-laboratorio/ y provocó mucha polémica en Twitter.
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