Periodista independiente en Puerto Rico

Sunday, November 27, 2016

Sobre Fidel y los cubanos...



Sobre Fidel y los cubanos...



Leyendo y mirando lo que dicen tantos amigos pro Fidel Castro y tantos que vivieron penurias por su sistema comunista a través de la vida, llevo horas, desde que anunciaron su muerte. Pensé mucho. No paro de pensar, recordar y soñar.



El Comandante hizo mucho bien. Educó a muchos, se paró de frente y no de rodillas como hacemos nosotros los puertorriqueños ante los americanos, y por eso a ellos los respetan o les temen. De nosotros se burlan. Fidel se defendió del embargo americano aunque si se arrodilló ante los soviéticos que lo dejaron en la estocada. Y sí, él apoyó movimientos políticos en todo el mundo entre tantas otras virtudes que hizo que no se le reconocen por la derecha ni por el exilio. Sin embargo, también Fidel hizo mucho mal. Torturó y asesinó a miles de inocentes, separó familias y a un pueblo entero lo sumió por tantas décadas en un dolor y una miseria increíbles que la izquierda ni los socialistas admiten. Es más, de forma asqueante, a veces aplauden.



Yo he visto bien y conozco muy bien a ambos bandos del pueblo cubano. En Puerto Rico. En Nueva York y New Jersey. En España. En Miami. Más que nada, en Cuba, país que conozco de rabo a cabo, y que he recorrido tantas incontables veces a través de mis estudios (ya que uno de mis tres bachilleratos se concentró en esa historia de Cuba), por medio de mi trabajo cuando era reportera, y en mi vida. Siempre digo que Cuba es el país más hermoso que he visitado, incluso más que mi Puerto Rico. Lo feo es el sistema y la opresión.



Sé del amor ciego y el fanatismo de los militares cubanos y de los que se proclaman adoradores o estudiosos del fidelismo. Se también del miedo y de las penurias que viven los disidentes y ex presos políticos que conocí allá y acá. Y sé de tantas familias separadas por el sistema. Nadie me lo ha contado porque las he visto de frente y las conozco.



Son miles los cubanos que conozco en el exilio y allá. Me hice periodista por un periodista cubano. Aprendí de relaciones públicas por un cubano. Tuve una "mima" cubana de nena, maestras cubanas, amigas cubanas, colegas cubanos, novios y amantes cubanos. Pensaba que me casaría con uno. Tengo una ahijada en La Habana y decenas de amigos sacerdotes y hasta varios obispos cubanos que adoro aquí y allá. Muchos amigos músicos y pintores cubanos tengo. Hasta clientes cubanos.



Un médico cubano - Pepe Huerta - le salvó la vida y trajo a mi hija al mundo. Un cubano me dio mi primer trabajo reporteril en Nueva York y otro en Miami. Toda mi vida ha estado siempre ligada a esa isla. Quizás por eso, la primera vez que fui allá con Laura Magruder caminaba sus calles y no me perdía. Sentía que lo conocía. De hecho, nunca me perdí y así siempre el difunto Ismaelito Fernández me decía. Agradecía que no íbamos nunca a perdernos ni a perder el tiempo. Siento a Cuba en mí, y en mi entorno siempre tengo fotos, piezas y obras de arte que me lo recuerdan.



Quizás por eso es que desde horas de la madrugada leo y miro lo que dicen de la muerte de Fidel, y comprendo. Comprendo la admiración y el resentimiento. El amor y el odio de los cubanos hacia esa figura. La alegría y el dolor. Sé que hoy todos los cientos de amigos cubanos que me ha dado la vida están pensando en la muerte del Comandante. Unos lo celebran y otros lo lloran.



Me levanto ahora y me tomaré un café, puertorriqueño no cubano. Y pienso en lo mucho que nos parecemos. Hoy Cuba es esperanza y Puerto Rico crisis. Nuestras vidas y nuestras historias siempre han sido hermanadas por la misma violencia y por el mismo amor. Somos, parafraseando a la poetisa, de un pájaro las dos alas porque recibimos flores y balas en un mismo corazón.




Mientras me tomo el café, miraré a cada uno de las decenas de cuadros que adornan mi casa y que me regalaron amigos pintores cubanos.




De todos, me fijaré en ese que pintó T.P. en el 1998. Los viejos edificios de la Vieja Habana, con el Capitolio atrás, le dan un aire de nostalgia y demuestran la decadencia física de un país anquilosado por tanto tiempo. Los carros del 50 o del 70 también lo señalan en esa imagen. Pero veo a hombre arrastrando un mueble por medio de la calle, caminando... y pienso que así es y será ese pueblo que ahora está en cambios, con un fuerte recuerdo del pasado, pero hacia adelante. 

Siempre Cuba.




Sandra D. Rodríguez Cotto



Publicado originalmente en Facebook el 26 de noviembre de 2016 a horas de la muerte de Fidel Castro. 

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=1024165097728656&set=pb.100004055262238.-2207520000.1480287685.&type=3&theater





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