(NOTA: Este escrito fue publicado originalmente en NotiCel el 1ro de abril de 2018 - http://www.noticel.com/opiniones/blogs/en-blanco-y-negro-con-sandra/feeling-blue/723177234 )
“İQué muchos puertorriqueños se están mudando a Miami y qué distintos
son! Son bien conservadores, y esto va a tener un impacto en la política de
aquí que no se ha analizado lo suficiente”, me comentó hace unos días el
presidente de la Asociación de Periodistas del estado de la Florida, Pedro
González.
Yo andaba por Miami, participando como una de las oradoras del Trigésimo quinto Taller Anual para Periodistas y Editores
que organiza la Universidad Internacional de la Florida (FIU) y en el que
participaron sobre una centena de periodistas estadounidenses, latinoamericanos
y estudiantes de periodismo de esa universidad. Fui invitada a hablar sobre el rol social de la radio durante los desastres naturales y la
responsabilidad de la prensa en la cobertura, y entre varios temas, enfoqué mi
disertación en la magia que se logró en Wapa Radio durante aquellos primeros días
tras el huracán María.
Para mi sorpresa, muchos periodistas estadounidenses se me acercaban
para hablar de su preocupación por la magnitud de la rapidez de la migración y
lo poco preparados que están algunas ciudades para recibir a tantos
puertorriqueños. En el caso de Miami, la preocupación también está por el
impacto político que tendrá para comunidades establecidas allí hace tiempo como
son los cubanos y venezolanos. Recordemos que algunas elecciones de medio
término se acercan.
Entre las preocupaciones se destaca el hecho de antes los boricuas eran
más liberales y tendían a ser demócratas, pero quizás por la crisis que han
vivido aquí, ahora son más conservadores, pro-estadidad y tienden a favorecer
políticas republicanas de gobierno. La pregunta que más me hacían era: Si los
que se van de Puerto Rico fueron los que llevaron al actual gobierno al poder,
¿qué va a pasar en las próximas elecciones en Puerto Rico y en la Florida? No hallé respuesta real para darles a esos
colegas periodistas más allá de decir que habría que esperar a ver qué sucede.
Y yo me pregunto: ¿Será que no ven la estadidad como una realidad
cercana en la isla y por eso se van, o será porque no soportan más la
corrupción y la falta de oportunidades en la isla y por eso son más
conservadores cuando llegan a la Florida? ¿Será que no caben en Orlando por eso
optan por Miami y otros lugares? Todavía no sé cuáles son las respuestas.
Pedro no fue el único experimentado periodista que me hizo una pregunta
parecida. Al menos otros cinco editores y periodistas estadounidenses se
preguntaban por qué no se habla en profundidad sobre el impacto de esa
migración tan rápida y masiva hacia otras ciudades en la Florida, más allá de
Orlando. Después de todo, desde hace más de una década la ciudad de Orlando se
disputa con Nueva York ser el municipio #79 de Puerto Rico. Cientos de boricuas
de la isla y de estados del norte habían puesto su mira en la vecindad del
Reino Mágico de Disney y llevaban mudándose allí desde hacía tiempo. Actualmente,
5.4 millones de puertorriqueños viven en Estados Unidos. De ellos, 1,08
millones viven en Nueva York y 1,06 en Florida, principalmente en el área
central de Orlando.
Desde 2006 hasta 2016 más de medio millón de puertorriqueños emigraron a
Estados Unidos por razones económicas, lo que ya había reducido la población
local en 14%, a 3.4 millones de personas. Pero después del huracán María la
crisis de refugiados tras la catástrofe sigue sin precedentes.
El año pasado un estudio del Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter College de la
Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY) reveló que la población de Puerto
Rico se reducirá otro 14%, a 2.9 millones de habitantes de aquí a 2019 debido
al éxodo de los que huyen de las limitaciones que dejó el huracán. El estudio
estimó que entre 114,000 y 213,000 puertorriqueños abandonarán la isla
anualmente a consecuencia del huracán María.
Esas impresionantes cifras siguen subiendo, y cuando se cumplieron los
seis meses del huracán María, ese mismo Centro en Hunter College sacó otros dos estudios basados en la cantidad de niños matriculados en los distritos escolares
alrededor de los Estados Unidos para estimar una proyección de los patrones de
emigración. Estos revelaron que más de 135,000 boricuas se han mudado tras el
paso del huracán a Florida, New
York, Connecticut, Massachusetts, Pennsylvania, New Jersey, e Illinois. En las
escuelas en Florida registraron sobre 5% de aumento en las matrículas de
estudiantes puertorriqueños.
El prestigioso antropólogo puertorriqueño que lleva años como profesor
en la FIU, Jorge Duany, desde hace tiempo viene alertando sobre las repercusiones que este
patrón migratorio tendrá sobre Puerto Rico. Incluso ha dicho que puede
comprarse con Haití tras el terremoto de 2010 o con Cuba durante el Período
Especial de la década del 1990, después de la caída del Muro de Berlín y el
colapso de la Unión Soviética, dado el profundo grado de precariedad, miseria y
sufrimiento que experimentaron esas sociedades.
Todo eso tiene unas serias implicaciones sobre la isla que poco se discuten, y
cuando se hace, es de manera superficial como, si se quisiera tapar el cielo
con la mano.
En mayo, el Centro de Hunter College tendrá su tercera conferencia para analizar
el impacto de esa migración. O sea, volvemos a ver que allá ya hay preocupación,
y mientras eso pasa, aquí seguimos con la pelea chiquita. Con la politiquería y los embustes del
gobierno actual que está igual que el anterior.
De hecho, nuestros políticos no quieren tocar el tema ni con una vara
larga porque es obvio que, entre otras cosas, representa menos votos para ellos
porque son menos electores. Por lo tanto, significa menos oportunidades de
recaudar dinero. Pero es mucho más que eso.
La información que tengo es que en mayo, cuando termine el presente
semestre escolar, la emigración será sin precedentes. Esto será porque muchas
familias estaban esperando a ver si esto mejoraba, pero con las políticas
impuestas, la recesión económica, el vaivén de la reforma laboral, y los
cierres de escuelas y traslados de maestros, no hay otra opción sino irse a
buscar oportunidades fuera de aquí. También se anticipa que viene una gran crisis
hipotecaria en el verano, cuando se cumplen las extensiones en los plazos de
las moratorias de pago tras el huracán. De eso, tampoco se habla.
Me consta que esta emigración a pasar. En la última semana me he
enterado de al menos ocho familias cercanas que se van. Una prima mía, por
ejemplo, después de ser maestra por 14 años en una escuela, recibió la noticia
de que es excedente y la movieron a otra comunidad a pesar de los reclamos de
padres y estudiantes. Ella tiene de otras dos hermanas que ya viven fuera y
está considerándolo. A la esposa de un primo le pasó lo mismo. Fue maestra por
casi 13 años en una escuela de Guaynabo y la movieron a Caguas porque es
excedente, y como su esposo lleva 7 meses desempleado, ya planifican la mudanza.
Esos son sólo dos ejemplos. Familias enteras que se rompen, se dividen y
se van. Gente joven, en edades productivas, que se educaron y que aportan al
fisco aquí, se van a aportar en otras partes su conocimiento, experiencia y sus
impuestos. Dejan atrás casas, escuelas, familias. Allá caen bien con la
política de Trump de darle empleos a los americanos y cerrarles el paso a los
inmigrantes. Como los puertorriqueños tenemos la ciudadanía, rápido podemos
llegar a donde sea a trabajar y a ganar mucho más que en la isla. El reto es
que acá vaciamos este archipiélago y los problemas se incrementan.
Más allá del cierre de escuelas y la baja drástica en el mercado de
bienes raíces, la salida masiva de tanta gente de Puerto Rico representa el
envejecimiento de la población para el que no estamos preparados, el aumento de
las tasas de dependencia, y lo que es peor, menos gente para aportar al erario
con sus impuestos sobre sus ingresos y consumo. O sea, no vale ningún plan
fiscal que presente el gobierno o la Junta de Control Fiscal si hay menos gente
para pagar. No nos damos cuenta de que esta despoblación será uno de los mayores
escollos para la recuperación económica de la isla.
Cuando volvía de Miami y miré por la ventana del avión, divisaba cientos de
toldos azules que todavía son los techos de las casas que sobrevivieron el
huracán. Miraba el cielo azul, los toldos azules, el avión de Jet Blue, y
pensaba que ese color nos arropa. El partido azul nos gobierna, y como dicen
los americanos, por la crisis en la isla “we all feel blue”. Entonces recordé
lo que dijo una vez el autor del Mago de Oz, L. Frank Baum: “Whenever I feel
blue. I start breathing again”.
REFERENCIAS
1. Foro de
periodistas y editores Florida International University, En Blanco y Negro con
Sandra (blog)
2.
Estimates Post-Hurricane María Exodus, Center
for Puerto Rican Studies Hunter College, City University of New York
3.
Report estimates more than 135,000 Puerto
Ricans have relocated to US in six months after hurricane María, Center for
Puerto Rican Studies Hunter College, City University of New York
4. La población de Puerto Rico se reducirá 14% por
desastre tras huracán, El Nuevo Diario
5.
Conference Puerto Ricans Diaspora Summit III,
Center for Puerto Rican Studies Hunter College, City University of New York
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