Inflable de la marca Gasolina colocado en Puerta de Tierra sin permiso y con oposició de la comunidad (Foto: Página de Facebook de la periodista Laura Candelas) |
La guerra comercial entre la bebida Gasolina y la
cerveza Medalla tiene como escenario ahora mismo la tradicional celebración de
las Fiestas de la Calle San Sebastián, pero sus repercusiones van mucho más
allá de la capital. Tocan a la política, reflejan la verdad de los negocios
inescrupulosos, la crisis por la falta de anuncios en los medios de comunicación,
y el derecho del pueblo a enterarse de la verdad. Está fuerte esto, pero no quieren
hablar qué es lo que pasa en verdad.
El marco es sencillo. Hoy a las tres de la
tarde en el Tribunal Federal el juez Pedro Delgado verá un caso entre Pan American
Properties, que demandó al Municipio de San Juan alegando que una ordenanza
municipal no le permite vender y promover su marca de bebida, Gasolina. El Municipio
tiene un contrato con CC1, empresa que distribuye la cerveza Medalla, como
auspiciador principal de las Fiestas de la Calle San Sebastián.
O sea, es una pelea entre el auspiciador
oficial que es Medalla y el que no auspicia el evento, pero quiere vender,
promover y que consuman su producto en las Fiestas sin pagar por ello,
Gasolina.
Desde ayer esto generó una polémica en los periódicos
y en la web. En lo que va de día, en diversos programas de radio en cadenas AM
se discute el tema de la publicidad y el derecho a la libertad de expresión comercial
en el Municipio de San Juan. Mientras tanto, los políticos aprovechan la pelea
pública para darle unos “jabs” a la
alcaldesa Carmen Yulín Cruz. Dicen que la proliferación de estrictas ordenanzas
municipales es censura, viola la Constitución y es ejemplo de la política “socialista”
de la alcaldesa.
Lo que nadie dice, ni menos los analistas políticos en los medios, es que esto se trata de guerra comercial entre dos mogules. Es una guerra que lleva años y tiene una historia controversial. Los mogules son anunciantes en los medios y contribuyentes de los dos principales partidos políticos.
El presidente de CC1 es Alberto de la Cruz,
recordado por haber sido mencionado como contribuyente en el caso de corrupción
del Jorge de Castro Font. El presidente de Pan American es José González Freire,
convicto federal por mentir en el caso en el que el ex gobernador Aníbal Acevedo
Vilá salió no culpable. Además, como ha trascendido hoy en las redes sociales
por medio de varios periodistas, González Freire juró que aniquilaría
políticamente a la alcaldesa Cruz.
CC1 pasó por el proceso negoció con el Municipio
de San Juan y pagó una cuantiosa cantidad por ser auspiciador de las Fiestas, lo
que le da derechos para promover su marca Medalla. Pan American, que no es
auspiciador oficial usa tácticas de mercadeo
de guerrilla y quieren anunciar su marca Gasolina sin gastar mucho dinero. Según la prensa, Pan American quiere poder
volar drones con su marca Gasolina, vestir a gente con camisetas con el logo de
su marca para que caminen por las calles en comparsas, poner inflables en los
edificios del Viejo San Juan y otras tácticas de promoción con la idea de acaparar
el espacio por el que Medalla pagó. La
pregunta es, ¿para qué, entonces, auspiciar las fiestas y pagar miles de dólares
si viene el competidor e invade el espacio sin pagarlo?
Es obvio que el Municipio busque auspiciadores para
cubrir los costos que implica la seguridad, la limpieza y otros. Además, todos
los comerciantes tienen que pagar patentes y pedir permisos. Incluso, hasta para
poner cruzacalles en cualquier municipio de la isla hay que pedir permiso. En
San Juan, además hay que contar con la oficina de Preservación Histórica y
otras dependencias estatales y municipales. Existen reglamentos de rotulación. Hasta
los residentes del Viejo San Juan, de La Perla o de Puerta de Tierra no pueden
simplemente colgar anuncios en los balcones de sus apartamentos, sin tener el
permiso del reglamento de su edificio.
¿Por qué Gasolina no fue auspiciador de las
Fiestas de la Calle San Sebastián? ¿Cómo hubiera reaccionado Pan American si el
caso hubiera sido a la inversa? ¿Hubiera permitido mercadeo de guerrilla? ¿Qué
fue lo que hizo que Medalla ganara el auspicio y Gasolina no? Esas preguntas no
las han hecho en los medios, ni las mencionan los analistas políticos. Tampoco
lo explican en el Municipio. ¿Por qué el elocuente silencio?
Si el Municipio permite que Gasolina ponga su
publicidad sin los permisos, se expone a incumplimiento del contrato con
Medalla. De hecho, ahora mismo los residentes de Puerta de Tierra rechazan la
imposición de gigantescos inflables de Gasolina (ver imagen) que se están
colocando sin los permisos, a pesar de que en vistas públicas se prohibieron, según
constataron varios residentes de la zona en las redes sociales. ¿Cuánto y a quién
pagó por el negocio de poner ese inflable? ¿Es eso legal?
Las implicaciones en los medios de comunicación
de esta pelea Gasolina vs. Medalla son muchas y bien peligrosas. La industria
de los medios lleva más de cinco años en contracción con bajas de hasta un 50%
en anuncios, que siguen empeorando como consecuencia de la paralización comercial
tras el huracán María. Los anunciantes en vez de pautar comerciales en la televisión
o anuncios en periódicos buscan oportunidades de promover marcas en eventos
como estas fiestas. La radio, en cambio, se beneficia porque pueden poner cuñas
y hacer transmisiones desde la San Sebastián.
Si este tipo de riña comercial se sostiene, los
anunciantes estarán cada vez más reacios a patrocinar eventos públicos lo que
perjudicará a los municipios. Como consecuencia, los medios perderán esas
oportunidades, al haber cada día menos eventos que anunciar, y más temor de los
anunciantes. Es como si WKAQ Univision Radio hiciera un evento de playa con el
auspiciador de su redacción que es Claro, pero de momento la playa se llena de
gente con camisetas que dicen NotiUno por el frente y AT&T por detrás, y colocan
inflables de Radio Isla en las entradas con el logo de T-Mobile. ¿Se permitiría
eso?
Por otro lado, no se puede obviar que las
empresas, los comerciantes y publicistas han pretendido apropiarse de las tradicionales
fiestas. Hasta el nombre intentan cambiar. En vez de llamarlas como son,
Fiestas de la Calle San Sebastián, les dicen “Fiestas de la Calle” y la “SanSe”.
El fin original de las fiestas era ser una
vitrina cultural de la ciudad histórica, promoviendo que artesanos y artistas expusieran
sus obras, a la vez que los pequeños comerciantes atraían consumidores. Con el
pasar del tiempo se han tornado en una bebelata y un ruido que muchas veces se
sale de control.
Me pregunto si esta pelea Gasolina vs. Medalla
es un combate para ver quién vende más alcohol y qué empresa emborracha a más
gente. Si lo que CC1 defiende y Pan American reclama es su derecho a vender
alcohol, luce como una pugna por ver quién es que le dará la nota a la gente.
La pregunta es: ¿Dónde está el fin social en esto?
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