Periodista independiente en Puerto Rico

Sunday, May 25, 2014

Maripily, el personaje


“No todo tipo de hombre puede con un mujerón como yo”, sentenció, con esa frase lapidaria, el ícono de la belleza tropical, creada, fabricada y sostenida por los medios de comunicación: Maripily.

Es totalmente cierto. El hombre puertorriqueño y muchos latinos no pueden con mujerones como ella. Madre soltera, empresaria, modelo, artista, presentadora, reina de las portadas de revista, dueña por completo de su sexualidad que demuestra sin pudor, motor que da el empujoncito final para lograr la meta de ventas de periódicos y revistas con tan sólo pestañar, es ella el objeto deseado por hombres y mujeres por igual. Es el objeto envidiado por muchas y símbolo de la aspiración de toda una generación del lumpenato local, ese que trasciende escalas sociales pero que a todos les une el mismo deseo, ese sueño de llegar a ser un “Puerto Rico Idol”, una estrella, la próxima Kim Kardashian puertorriqueña.

Ella es ella y sus circunstancias. Con Maripily se rebasa cualquier límite del imaginario de esos que claman “yo soy boricua pa’que tú lo sepas”. Con una pinta de bruta que ella misma alimenta, le dá mano y muñeca a sus críticos más acérrimos porque, a lo Marilyn Monroe, es inteligente y lo suficientemente sagaz como para hacerse la pendeja. Pero María del Pilar Rivera no lo es. Es todo lo contrario.

Friday, May 16, 2014

El Cartel de la Prensa


Un cartel, según la Real Academia Española, “es  un convenio entre varias empresas similares para evitar la mutua competencia y regular la producción, venta y precios en determinado campo industrial”.

Si los medios de un país acuerdan contenido idéntico, fecha y hora de un programa de televisión ¿se podría considerar eso una actividad típica de cartel? Esa fue la pregunta que más de una persona se hizo en las redes sociales esta segunda semana de mayo de 2014 cuando en Puerto Rico se dio un junte histórico y sin precedentes con el especial televisivo “¿Por qué pagamos tanto? Nuestra crisis energética”.

El programa, que se transmitió el lunes a las 9:00 de la noche simultáneamente y sin interrupciones comerciales por Telemundo, Univisión y Wapa TV representó la primera vez que los tres canales unieron talentos y periodistas en un proyecto reporteril para desenmascarar el por qué la electricidad es tan cara en el país y de paso, intentar descubrir el llamado cartel del petróleo. El resultado, aunque loable, demostró que también existen otros carteles que controlan los mercados.

En este caso, los canales y algunos periódicos se unieron para establecer cuál sería la agenda de discusión pública en la semana. ¿Lo fue? ¿Perduró el tema o se olvidó a los dos días del programa? ¿Se quedó hablando el país del costo de la electricidad o están más atentos a las compañías que no pagaron la patente nacional o a la cancelación de la boda de Maripily? Estas son preguntas que sólo el tiempo y una encuesta científica de medición de opinión pública pueden determinar.

Lo que no se puede rebatir fue que el programa fue visto por muchos. El especial logró un rating o puntación de audiencia de 43.4 y un promedio de “share” un 66.6% entre los tres canales. O sea, que casi tres cuartas partes de los hogares con televisores en todo Puerto Rico estaban sintonizando el especial.

Tuesday, May 13, 2014

Maltrato infantil en colegios privados

“Te vas del salón y no puedes coger tu examen final porque tu papá no ha pagado el colegio. Para que no sea irresponsable, te vas a la oficina”, le dijo la maestra a Naomy, al frente de todos sus compañeros de salón en el octavo grado en ese famoso colegio de Guaynabo City, y ella, lloraba desconsolada.

Cabizbaja, y sin parar de llorar, esa niña que pertenece al cuadro de honor, es miembro de tres clubes de ayuda a  la comunidad y es estudiante líder del octavo grado, se sentó al final en la larga fila de al menos 40 otros estudiantes de distintos grados que fueron expulsados de sus salones por la misma razón. Una vez llegó a la oficina, la secretaria de la escuela le dice: “Eso te pasa por culpa de tus padres”, con voz cargada de odio y a la niña le dio una crisis nerviosa.

La historia de Naomy es real, aunque cambié su nombre para no estigmatizarla a ni seguir humillándola. Su papá quedó desempleado y se le dificulta pagar, pero la administración escolar tomó esa medida para obligarlo. En la última semana he sabido de al menos diez casos parecidos al de Naomy en distintas academias y colegios privados de la zona metropolitana. Estos son colegios católicos, evangélicos y laicos, sin distinción de credos, pero con el elemento común de ser escuelas privadas.

Es que el maltrato infantil abunda en los colegios privados de Puerto Rico sin que a nadie le importe. Sucede más en esta época, justo cuando está por acabar el semestre y empiezan los exámenes finales.

Los jueces, el miedo y las cámaras



“Cuando los jueces tienen miedo, ningún ciudadano puede dormir tranquilo”,    Eduardo Corture.
 

A los jueces, como a cualquier persona, les entra el frío olímpico cuando tienen una cámara de frente.

Es una cuestión normal. Le pasa a muchas personas porque aún a los portavoces más eficaces y de mayor experiencia, a veces les molesta, les incomoda o se sienten intimidados cuando tienen una cámara de frente que les capta hasta el más mínimo de sus gestos. Si hizo alguna mueca. Si se rió, si mostró coraje o si enseñó alguna emoción que pueda señalar que no son imparciales.

La cosa se complica porque en el mundo de imágenes en el que vivimos, si tienen un peinado pasado de moda, tienen brillo en la cara o están mal maquillados, si se sentaron mal, tienen la ropa estrujada o si con el lenguaje corporal no convencen, el público que los ve por televisión o Internet, puede llegar a conclusiones equivocadas del proceso. El “body language” es crucial.

Y no sólo le pasa a ellos, sino a los abogados, fiscales, alguaciles, secretarios, acusados y cualquier otro funcionario de una sala de un tribunal que se enfrente a un proceso que sea grabado en vídeo o transmitido en vivo a través de las nuevas tecnologías.

Tal es el impacto de la proyección que en uno de los casos más sonados en la historia, el de O.J. Simpson, hasta la fiscal Marcia Clark cedió a las presión y se quitó los rizos para estirarse el pelo pero así lucir mejor ante los millones de personas que la veían por televisión.

Acá en Puerto Rico, la transmisión de la sentencia de Pablo Cassellas el pasado seis de febrero, tuvo un rating de televisión de 26.9 y un share de 43.2. Eso significa que casi la mitad de los televisores del país estaban viendo la transmisión. Esto, sin contar los miles que lo vieron por Internet. Todos los presentes en sala, ya son figuras conocidas.

Saturday, May 3, 2014

Confianza y credibilidad



Ya nadie cree en nada. Vivimos una época de un escepticismo generalizado en el que las personas desconfían de todas las instituciones debido a la proliferación de engaños. Es como si ya no creyeran ni en la luz eléctrica.

No le creen a los políticos y mucho menos a los gobiernos. No le creen a las corporaciones ni a las figuras públicas. No le creen ni a los atletas famosos porque ya el mundo está acostumbrado a recibir noticias negativas de faltas de respeto, mentiras y corrupción. La confianza es algo difícil de conseguir, pero fácil de perder. De la misma manera, la credibilidad se construye a partir de la honestidad.

En otras palabras, si se miente o se oculta información, se pierde credibilidad y el público desconfía. Pero por el contrario, si se habla con honestidad aún en momentos difíciles, se gana credibilidad.

Todo esto tiene un efecto en la comunicación, especialmente de las figuras de autoridad y aplica a las instituciones.

La implicación más grande de estas tendencias es en el campo de las comunicaciones – ya que el modelo tradicional de flujo de información – de arriba hacia abajo – se debe combinar con modelos de comunicación horizontales, de par a par.

En ese sentido, es imprescindible que los negocios, empresas e instituciones alineen sus objetivos, estrategias y  ganancias con el beneficio e interés social que éstas puedan aportar al público. Para esto, las empresas tienen que comunicar sus mensajes de manera clara, precisa, por diferentes voces y por diferentes vehículos.

El público (los consumidores, clientes, empleados) exigen autoridad y responsabilidad de las instituciones y empresas y de su liderato. Para esto, es vital desarrollar programas de comunicación adecuados en el que los líderes de empresas, figuras públicas o funcionarios, comuniquen con transparencia y logren ganar o mantener su credibilidad.

Cambio de Poder en el Periodismo: Noticia + Ética + Responsabilidad


¿Por qué no admiten que la prensa está tan o más corrupta que los otros poderes del Estado? 


La diferencia es que a un legislador o a un político que vende influencias lo meten preso si lo cogen, pero si viene un medio y empieza a publicar noticias que le favorecen a uno de los negocios aliados o que pertenecen al dueño, y gana dinero, no pasa nada.  Por el contrario, ese dueño del medio se va de viaje con esos miles de dólares a disfrutar en la rivera francesa, en un safari en África o se lleva a un jefe de gabinete a proponerle empleo cuando cambie la administración.  ¿No es eso corrupción?, pregunto yo.



NOTA: Esta fue la ponencia "Cambio de Poder en el Periodismo: Noticia + Ética +  Responsabilidad" que ofrecí como parte del foro académico "La noticia como empresa corporativa: la disolución del Cuarto Poder", que organizó la Biblioteca del Ex Gobernador Pedro Rosselló en la Universidad del Turabo, el 1ro de mayo de 2014.