Era igual todas las semanas.
Llegaba a la redacción siempre con dos cosas fijas: un periódico enrollado que sostenía bajo el brazo y una sonrisa de oreja a oreja. Caminando lento, iba a donde encontrara asiento y se ponía a escribir. Me veía y decía cosas como: “Mira nena, préndeme esta computadora”, o “Mira nena, no me gustó lo que escribiste”, “Hoy estuviste bien fuerte, eso me gusta”. Me recitaba casi exactas las notas que yo había publicado en la semana, y entre comentario, venía un chiste. Y yo, siempre iba lo apretaba duro, lo abrazaba y le plantaba dos o tres besos. Siempre lo hacía porque me salía del alma y por el gusto que me daba escuchar su risa. Por eso es que siempre que pienso en Ismael Fernández, me sonrío. Lo recuerdo con la sonrisa que da ese amor inmenso que provoca el respeto y la admiración, a pesar de las diferencias.
Es que así era siempre el Ismael que yo conocí. Trabajador,
analítico, crítico aún de su partido, un poco terco a veces, pero con un humor
y una mordacidad que hacen tanta falta en el periodismo actual. Ese recuerdo se
evocó en mi memoria hace unos meses cuando mi amiga, la también periodista y ex
yerna de Ismael, Nilka Estrada Resto, me hizo llegar una copia de su libro titulado
“Perspectivas: Ismael Fernández”.
No imagino cómo Nilka pudo escoger sólo 100 de las más
de 2,000 columnas que Ismael publicó entre el 1970 y el 2007 en El Nuevo Día.
Una tarea difícil debido a la excelencia en cada uno de sus escritos, pero ella
supo unirlas por temas e hizo una selección magistral en ese libro.Tan pronto lo recibí lo di a conocer en el espacio radial En Blanco y Negro con Sandra que tengo de análisis de periodismo y comunicación en el programa de Luis Dávila Colón. Y el martes de esta semana pude invitar a Nilka para que hablara un poco de ese ser tan magistral que era Ismael ya la presentación del libro sería el miércoles. Las responsabilidades maternales me impidieron llegar a la presentación que se llevó a cabo en el Taller de Fotoperiodismo – esa obra magistral de otro de mis grandes amores, con el perdón de Nilka, que es Ismaelito Fernández, hijo de Ismael.
Allí en la presentación se dio algo que parecería imposible (pero para los que conocimos a Ismael y conocemos a Ismaelito, sabemos que no lo es): la unión de gentes de distintas ideologías y facciones políticas que pese a ser adversarios se unen en el respeto a la expresión. El Gobernador Luis Fortuño, el ex gobernador Aníbal Acevedo Vilá, el presidente del Partido Popular Democrático Alejandro García Padilla, el presidente del Partido Independentista Puertorriqueño, Juan Dalmau y muchos otros coincidieron en la grandeza de Ismael y cómo podía analizar de manera tan precisa y certera, aun cuando sus columnas fueran en contra de sus partidos políticos.
Recuerdo tanto las conversaciones políticas que tenía con Ismael. Estadista a más no poder, yo lo cucaba desmoronándole con argumentos cada vez que alguien del PNP metía la pata y cuando alguien popular o independentista hacía algo bien. Lo hacía simplemente por molestarlo y por ver cómo Ismael me reaccionaba. A veces era difícil porque junto con las compañeras periodistas Mildred Rivera Marrero y Magdalys Rodríguez, hablábamos tanto con Ismael y con el ex jefe de fotografía Luis Ramos, que teníamos que callarlo para poder nosotras ponernos a escribir nuestras notas.
Quise mucho a Ismael y por eso agradezco el que Nilka
haya recopilado parte de su obra. Es algo sumamente necesario para el
periodismo contemporáneo, para que los periodistas que miren en el pasado,
conozcan la sagacidad reporteril en su máxima expresión, y aprendan que el
ejercicio de esta vocación – los que de verdad tienen la vocación – se basa en
el respeto.
Ver: http://www.elnuevodia.com/unidosporellegadodelperiodistaismaelfernandez-1258438.html
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