(NOTA: Esta calumna salió publicada originalmente en Noticel, el domingo 8 de diciembre de 2019 - https://www.noticel.com/opiniones/blogs/en-blanco-y-negro-con-sandra/infantilismo/1149043338)
Infantilismo. Así se resume cómo se comportan nuestros líderes políticos y aspirantes a cargos electivos. Son adultos, pero se conducen como niños. Estaba buscando como pudiéramos identificar la problemática que se vive en Puerto Rico, y encontré que existe esa condición de salud mental que define como infantilismo.
Pero Peter Pan no era malvado ni corrupto. Muchos
de nuestros políticos sí. Los niños son sanos e inocentes, pero los adultos con
comportamientos infantiles juegan con la vida de todo un pueblo. El
infantilismo y las actitudes infantiles dominan las acciones de nuestra clase
política y nos afectan a todos.
Los electores PNP juegan al “Tin, Marín de dos
pingües”, escogiendo entre Wanda Vázquez o Pierluisi, o el desconocido que
acaba de lanzarse, Eduardo De Jesús. En el PPD Yulín y Bhatia juegan al
“Piedra, papel o tijera”, mientras que el PIP y Victoria Ciudadana parecen
jugar gallitos, a ver cuál es el que saldrá con más respaldo del mismo sector
de electores.
La misma Wanda Vázquez, parece jugar con la
gente diciendo: “Adivina, adivinador”, con eso de si se tira o no se
tira a la contienda por el puesto que le cayó en la falda. Un día dice una
cosa, y al siguiente dice otra, mintiendo descaradamente, pero como sonríe,
algunos medios le cantan a coro, “Ambos a dos”, para confundir a la gente.
“Matarile, rile, rile”.
Un Georgie Navarro seguía haciendo papelones, y
no le hacían caso, hasta que tuvo que ser obligado por la presión pública a
dejar la poderosa presidencia cameral de la comisión. A Thomas Rivera Schatz no
le quedó otra alternativa que sacarlo, porque Johnny Méndez lo protegía.
Navarro parecía estar jugando a la “Gallinita Ciega” por años, sin
aceptar sus problemas de adicción al alcohol ni saber cómo estos afectaban sus
decisiones políticas.
Y así son otros. Juegan como cuando no había
Playstation ni juegos por streaming, y regresan a la era de los juegos
tradicionales. Por eso vemos alcaldes y legisladores jugando La carretilla,
el escondite, la Peregrina, o con los cabilderos y contratistas
en un Pase Misín constante y el pueblo tiene que cantar “Un, dos,
tres… Pescao’”. Se creen que la gente es inamovible, como en “Chicho
paralizado”. No aprenden que la gente se cansó de los juegos. Que mientras
ellos juegan con el dinero del pueblo, los viejos están decidiendo entre
comprar comida o pagar medicamentos, los viequenses y culebrenses siguen
secuestrados con mala transportación, y todos estamos esperando a que vengan
los recortes en el 2020.
Se creen que tienen al pueblo con los ojos
vendados, y nos cantan “dando la vuelta, ¿quién se quedará?”, cuando nos toque
ponerle “el rabo al burro” en las primarias y las elecciones del 2020. Mientras
tanto tienen un régimen de terror entre los empleados públicos a los que
amenazan con botarlos si no endosan políticos. Y culpan de todo a la Junta de
Control Fiscal, como hizo el secretario de Salud, Rafael Rodríguez, para ocultar que llevan años robándole el dinero
de los adultos con discapacidad para usarlo en otras cosas. Tuvo que venir el
juez federal Gelpí a decirlo. Mientras tanto, esa noticia la esconden, para que
la gente lo olvide rápido.
La culpa la tiene el pueblo, que acepta estos
juegos. ¿Cómo permiten que gente señalada como un Villafañe o Martínez regresen
al gobierno y que se le pague un salario, o que digan que Rosselló y un Acevedo
Vilá vuelven? ¿Es esto un juego de
niños?
Es irónico porque en Puerto Rico cada vez nacen
menos niños y somos un pueblo que envejece con rapidez, y una se pregunta
¿dónde está la madurez que se requiere para salir de este hoyo? İY después se quejan de que Trump los
maltrata y los americanos nos ven como niños, si es que los políticos no saben
actuar como adultos!
El infantilismo de los políticos nos afecta a
nivel internacional porque la corrupción hace que el país sea cada vez menos
competitivo para atraer y mantener negocios. Tampoco resuelve el asunto
colonial porque el estatus se reduce a un tema político partidista y no
económico que es sus verdadera raíz.
¿Y qué otro juegos infantiles ven ustedes, los
lectores, en nuestros líderes políticos? Me dejan saber. De mi parte, afirmo
que es hora de detener el comportamiento de los líderes como si fueran niños
chiquitos porque esa actitud es una burla al pueblo.
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