Se supone que un gobernador debe tener no solo la capacidad de dirigir, sino la profundidad para serlo.
A 21 días de las elecciones me seduce la idea de analizar cómo se han proyectado hasta el momento los seis candidatos a la gobernación y si han logrado presentar su capacidad para gobernar el País. Propongo ver cuál es la imagen que proyectan los candidatos y si convencen.
A base de mi experiencia de años como periodista he tenido la oportunidad de conocer a los candidatos actuales a la gobernación. Los he visto en acción en distintos momentos y funciones públicas. Asimismo, como relacionista profesional que soy, los observo con detenimiento, no solo sus discursos, sino el contexto de cómo emiten sus mensajes y cómo el público los decodifica, cómo los interpreta. He visto su evolución pública. Como analista, al evaluar su proyección, me fijo en la connotación de sus mensajes, en qué es lo que de verdad quieren decir, en el entrelíneas. Suelo leer su lenguaje no verbal y cómo se comunican ante la prensa. Hoy, a menos de un mes de las elecciones, y justo cuando se supone que se cierren brechas, evalúo los candidatos por orden alfabético, según sus apellidos:
1. Rafael Bernabe, candidato del Partido del Pueblo Trabajador – Ha tenido la capacidad de proyectar una imagen de académico. O sea, que tiene el marco teórico y la profundidad que otros candidatos carecen, quizás con excepción del pipiolo Juan Dalmau. En Bernabe se ve un proceso de desarrollo y presenta posturas de vanguardia, como por ejemplo, en temas como la legalización de la droga. Ha logrado transformarse del líder sindical fogoso que movía detrás de un megáfono las masas en piquetes al profesor ecuánime, con más vivencias. Aunque no necesariamente uno vote por él, lo tiene que escuchar porque habla verdad.
2. Juan Dalmau, candidato del Partido Independentista Puertorriqueño – Más allá de su apariencia, inteligencia y juventud, la verdad es que Dalmau, al igual que Bernabe, se muestran estudiosos de la materia y tienen profundidad, lo que les permite contestar preguntas de manera espontánea sin necesidad de tener mensajes desarrollados por otros, a diferencia de Alejandro García Padilla o Luis Fortuño. Dalmau no ha proyectado las ínfulas que solían tener los líderes pipiolos de antaño. Se proyecta como un par, no como un parejero, ni con aires de prócer. Se ve honesto, progresista y como el independentista ‘next generation’.
3. Rogelio Figueroa, candidato del Partido Puertorriqueños por Puerto Rico – Figueroa tiene presencia pública indiscutible y un carisma que hace que la gente sonría cuando lo escucha. Fue el que de verdad logró “romper el cerco electoral”, por usar el lema del PPT, al abrir el paso para inscribir a otro partido en las elecciones pasadas. Sin embargo, ha perdido credibilidad en esta campaña por diversas razones como problemas internos en su partido, así como los mensajes de su propaganda actual. En ese sentido, no ha sabido sacar provecho de la capacidad de proyección que tiene. Por el contrario, la sobreexposición le ha restado a su imagen.
4. Luis Fortuño, candidato del Partido Nuevo Progresista – Ser el incumbente siempre tiene la desventaja de que lo hace objeto de críticas más fuertes porque se pueden medir sus ejecutorias, si miente o no. Parecería que ha cogido un segundo aire, según las encuestas más recientes, o que el partido se ha realineado para apoyarlo. Sin embargo, en términos de su proyección pública, sigue igual. No es el caudillo tradicional porque esa no es su personalidad. En ese sentido, no se ve una capacidad de líder fuerte e indiscutible como por ejemplo se ve en el presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz. Fortuño luce estar en una caja de cristal, alejado de las controversias ya que tiene a otros que realicen el trabajo sucio por él, aunque todos actúan bajo su consentimiento.
5. Alejandro García Padilla, candidato del Partido Popular Democrático – Primero fue el silencio de meses, y luego el uso constante de elementos de apoyo tales como ‘telepromters’, libretas o audífonos, pero García Padilla debe retornar a la misma proyección que tenía mientras era secretario de DACO, cuando se veía seguro y en control. Al igual que Fortuño, parecería estar encerrado en una caja de cristal, pero no para que otros trabajen por él sino porque otros le controlan su mensaje. En ese sentido, tanto García Padilla como Fortuño demuestran que sus equipos de maquinaria política los manejan. Esto es irónico porque García Padilla sí tiene carisma. Tiene un don de caer bien, de llamar la atención y ser agradable, pero no convincente.
6. Arturo Hernández, candidato del Movimiento Unión Soberanista – No es que sea necesariamente más inteligente, pero sí tiene una proyección mucho más sólida que su antecesor, el doctor Enrique Vázquez Quintana. Sin embargo, por eso Hernández tiene que luchar con la percepción de que llegó tarde a la contienda, como si fuera por casualidad o porque había que poner a alguien en ese puesto. Tiene la presencia y sabe cómo proyectarse por su experiencia como abogado litigante. Es de ese tipo de abogado que domina el idioma, tiene profundidad y sabe cómo demostrarlo con control escénico, pero debe tener cuidado en no parecer arrogante.
Se supone que un gobernador debe tener no solo la capacidad de dirigir, sino la profundidad para serlo. Si es un verdadero líder, logra que la gente lo siga con entusiasmo más allá del fanatismo ideológico o partidista, porque convence a los demás de que él es quien único cumplirá sus metas y objetivos. Hasta ahora, ninguno me convence a mí.
Esta fue mi columa semana en El Vocero, del 17 de octubre de 2012 - http://www.vocero.com/se-busca-un-lider-a-21-dias-de-las-elecciones/
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