Periodista independiente en Puerto Rico

Wednesday, February 21, 2018

El chota de RR


(NOTA:  Esta columna fue publicada en NotiCel el domingo, 18 de febrero de 2018 - http://www.noticel.com/opiniones/blogs/en-blanco-y-negro-con-sandra/el-chota-de-rr/702753915 ) 

Todo el mundo quiere saber quién fue el chota. Ese que le dijo al popular Aníbal José Torres que había un chat caliente en WhatsApp. La pregunta es: ¿qué hace que una persona traicione a su ideal y delate a los contrarios lo que pasó al interior de su partido?  ¿Por qué chotea? ¿Y qué es un chota?




Un chota es un delator, un soplón. Al que en inglés le llaman “whistleblower” y en varios países le dicen chivato. El que acusa en secreto a otros como confidente. Ahora mismo hay montones en el gobierno, que hacen que a todos en Puerto Rico nos pique la curiosidad. Por eso queremos saber quién es ese RR.



Se sabe que RR no es Rafael Ramos, porque el exjuez que destituyeron de la presidencia en la Comisión Estatal de Elecciones era parte del chat. ¿Será el gobernador Ricardo Rosselló? Eso es lo que presumen los populares, que se ven salivando, listos para ir al ataque. Quizás RR es el secretario de Asuntos Públicos, Ramón Rosario, pero eso sólo se sabrá si se investiga a fondo o sale un chota que lo divulgue. Hasta ahora, parece que quieren concentrarse en investigar a Torres. O sea, atacar al mensajero, y no al mensaje.



Y el mensaje está clarísimo. Hubo conspiración entre un juez y los políticos para cometer delitos y robar una elección. Por eso hay varios populares que se preguntan que si RR-Ricky Rosselló ganó con un 29% de los votos, ¿cuántos otros jueces como RR-Rafael Ramos había? ¿Se repitió ese esquema del tal RR en otros pueblos fuera de Moca? Y más que nada, ¿aparecerán otros chotas? ¿Se atreverán?

 

Ese que soltó el chat de WhatsApp es un chota cibernético. Es de los que usa las redes sociales o la web para ir diciendo rumores o verdades ocultas. Estos chotas no son nuevos. Recordemos casos antiguos como el de aquel personaje que sigue por ahí, visible en la política, y fue el que filtró las fotos comprometedoras del ex senador Roberto Arango.



Está el chota oportunista. Es el que aprovecha para atacar al contrario cuando hay un lío o situación grave en su bando. En esa categoría podría caer la exempleada de San Juan que había demandando varias veces al Municipio y ahora acudió al Tribunal Federal para decir que hay jauja en las subastas de contratistas bajo Carmen Yulín Torres. Cualquiera diría que es una especie de estrategia para neutralizar al chota de WhatsApp, porque a todas luces se ve como una guerra entre chotas políticos.



También está el chota universitario. Esos son los que saben todo el detalle del grupo de ex rectores de la Universidad de Puerto Rico que montaron un negocio bajo el sistema de Crece 21. Aunque quieran esconderlos, ya los hoteleros están choteando en la corte.



Está el chotorro, una mezcla de chota y cotorro, que todo lo dice, todo lo habla, como decía la letra de una canción. El chota guerrillero, que es el que se esconde en el clandestinaje y se tira sólo cuando puede perjudicar a su adversario político. Y está el chota Judas, que es el que vende al que sea, por monedas o hasta por un puesto político.



Hay que estar atentos al legislador que botaron, Ramón Rodríguez, que ya amenazó a sus compañeros de que chotearía lo que sabe de la gente en El Capitolio. Ese es el chota vengativo. El que dice “prepárate que sé lo tuyo” y se apresta a sacar los esqueletos del clóset.



El chota político utiliza un proceso de comunicación bien definido, con técnicas sigilosas, indirectas y discretas, para que no lo puedan tirar al medio. Casi siempre habla “off the record” y suele usar frases como: “esto no te lo dije yo”, “no se lo digas a nadie”, y “amigo, recuerda que esto es confidencial”. Cuando alguien sospecha de un chota, éste suele contestar sorprendido y ofendido: “Tú me conoces. Yo soy incapaz de hacer esas cosas”, “Yo no soy de esa clase de individuo”, “Eso a ti no te lo hago”, o contesta “¿Cómo va a ser? Soy de los tuyos”, y se defiende jurando lealtad al ideal que comparten.



En La Fortaleza abunda el chota lujurioso. Ese fue el que soltó el escándalo que provocó el despido del ex director de Turismo, José Izquierdo, y sacó del anonimato a Alfonso “Falfo” Orona. ¿Fue esa misma persona quien choteó al director de la escolta de RR-Ricky Rosselló? Eso está por verse.



No sé qué pasa, pero tal parece que en esta administración hay una cultura del chota. Quizás por eso el administrador de La Fortaleza quería que los empleados firmaran una mordaza disfrazada de acuerdo de confidencialidad, por aquello de evitar actos de choteo. Pero el Gobernador lo desautorizó porque iba en contra de la promesa de campaña de que el suyo sería un gobierno de transparencia.



La verdad es que no aprendieron del gobierno anterior. Con los populares bajo Alejandro García Padilla había muchos chotas. De hecho, inventaron eso del chota en cadena, donde uno delata a otro, ese al otro, y así siguen. Eso fue lo que pasó con Lutgardo que choteó al juez, y a Anaudi. Entonces Anaudi choteó a Sally López, y Sally choteó a Orta, y así sucesivamente, como en un blockchain de los chotas.



Tampoco aprenden de lo que pasa en Washington. Allá está el chota josco en la administración Trump, que hasta un chota porno fue quien reveló lo de Stormy Daniels.



La realidad es que impera esa cultura de que el que delata, es despreciado. Como pasa entre los criminales o en las cárceles. El problema con eso es que se hace bien difícil identificar al que de verdad sopló, y a veces pagan justos por pecadores.  O sea, al chota lo sacan de carrera y tiene que huir, como rata que es para aquellos a los que choteó. Y si no se chotea y se protegen a los delincuentes, poco se puede resolver para ir limpiando a este país.



Quienes están bajo amenaza del chota en La Fortaleza ahora mismo son gente que uno veía como los más serios en el gobierno: El secretario y la subsecretaria de la Gobernación, William Villafañe e Itza García. Esto nos dice que, a la hora de la verdad, los chotas no discriminan ni por raza, ni por puesto, ni por nada.



Mientras tanto, todo el mundo sigue en la intriga, buscando quién choteó, quién es el chota de RR.

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