En el Puerto Rico del 2014 se está dando el
efecto foca. Cada día con más fuerza, el pueblo aplaude al amo sin pensar. Se
ciega y cree en lo que impone, y aplaude lo que dicen a través de los medios de
comunicación, sin preguntar. El pueblo
aplaude sin cesar en ese espectáculo circense que crean las crisis, y así se
determina lo que es urgente, lo que es importante y lo que se tiene que pensar,
decir y aceptar como verdades irrefutables.
No es que todos seamos como esos simpáticos
mamíferos del mar porque siempre hay disidentes, libres pensadores y
escépticos, el problema es que se fomenta un ambiente en el que el análisis
crítico, el pensamiento independiente y la libertad de expresión caen mal. Lo
que es peor, al que se atreva decir algo opuesto a la norma, lo censuran, lo
descartan y lo invisibilizan. No lo ignoran, porque saben que existe, pero
optan por desaparecerlo de la opinión pública. No se aceptan las críticas
constructivas.
Para acallar las voces disidentes, el gobierno,
los políticos y los medios de comunicación hacen a las masas hablar de un solo asunto
a la vez, y el pueblo cae en la trampa monotemática. Sólo se habla de un asunto
como si nada más estuviera pasando.
Ocurrió con la legislación a favor de los
derechos de la comunidad LGBTT, sólo se hablaba de eso en los medios y de nada
más. Ocurrió cuando el tema era la criminalidad como si nada más pasara en el
país. Ocurre ahora cuando el único asunto parecería ser la crisis fiscal y la
quiebra en el gobierno.
El enfoque de los portavoces del gobierno ha
sido que los empleados unionados tienen demasiados beneficios, que éstos no
comparan con los del resto de la población y que por lo tanto, hay que cortar
esa grasa. En los medios noticiosos se repite ese mismo discurso, como focas en
un circo. Y las uniones no han sabido contestar bien porque fueron cómplices
silentes de todas las administraciones, agenciándose más beneficios y más
empleados para engordar sus matrículas, muchas veces sin importarles la salud
fiscal de las entidades en las que operan.
Pero en todo este escenario poco se habla de
los otros causantes de la crisis. ¿Qué otros gobiernos nos trajeron a esta
crisis? ¿Cuáles funcionarios, por nombre y apellidos, han sido señalados y enjuiciados por haber metido batatas
políticas a las agencias, por haber cogido préstamos innecesarios para llenarle
los ojos al gobernante de turno, o por haber malgastado los fondos en contratos
o entre sus amigos? Nadie. Muy pocos en la prensa exigen esta información. Como
los nombres no se dicen, son invisibles. Y si son invisibles, nadie habla de
eso. Pues así es el ciclo de las noticias.
El efecto foca se agrava porque la crisis
fiscal también toca a los medios y muy pocos se atreven a fiscalizar. Como la
publicidad ha bajado, dependen del dinero publicitario o de los incentivos que
el gobierno les pueda dar. Entonces, algunos medios se hacen cómplices y
aplauden como focas lo que diga el gobierno para que el país se concentre sólo
en lo que a ellos les interesa. Es que el poder político en Puerto Rico se come
al poder económico. Esto supone un reto mayor a los periodistas que quieren
hacer un trabajo libre. Por eso la prensa alternativa y las redes sociales
muchas veces sirven de balance. También es un mayor reto a los ciudadanos que
lean entrelíneas y sepan separar el grano de la paja.
Las focas humanas abundan en las sociedades en
las que la dignidad del ser humano es
erosionada por el instinto del enriquecimiento fácil o la preservación
del privilegio a cualquier precio. Pero no se puede olvidar que no todo el que nos aplaude es nuestro amigo,
ni todo el que discrepa es nuestro enemigo.
Esta columna fue publicada en El Vocero el 1-7-14 http://elvocero.com/el-efecto-foca/
Esta columna fue publicada en El Vocero el 1-7-14 http://elvocero.com/el-efecto-foca/
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